Quédate con quien puedas hablar del universo, de las personas puede hablar cualquiera
Llega un momento en la vida que solo quieres rodearte de personas que alimenten tu ser.
Fernanda Gonzalez Casafús
Conforme vamos madurando, vamos seleccionando más conscientemente aquellas relaciones para nuestra vida. Sea amor, amistad, familia; de a poco -y como si fuera un tamiz natural- nos vamos apartando muy sutilmente de quienes nos hacen sentir mal o de quienes nos lastiman.
A medida que vamos tomando conciencia de la importancia de tener personas a nuestro alrededor que nutran nuestro espíritu es que vamos alimentando aquellas relaciones que nos ennoblecen, que nos invitan a ser mejores seres humanos.
Entonces, dejamos atrás una amistad falsa, una relación amorosa interesada, y ese sentimiento de aprecio que teníamos por esa persona comienza a desdibujarse. Empezamos a entender que la persona que nos hace bien es la que motiva, alienta y nos llena de optimismo.
En el camino encontrarás muchas personas…
La vida nos trae un sinfín de experiencias que nos exhortan a comprender el por qué de ciertas cosas vividas. A veces nos preguntamos por qué tuvimos que atravesar esa relación que nos hizo pedazos, o por qué debemos lidiar con ese familiar que nos hace tanto daño.
Y sin embargo, luego del regaño con la vida, de las interminables preguntas y sinsabores, te das cuenta que todo fue aprendizaje. Y aquí estás hoy, de pie, ante la vida, más fuerte que nunca y dispuesto a nunca más dejarte abatir. La experiencia fue mala, pero el aprendizaje fue enorme.
Te han lastimado, te han engañado y te has decepcionado muchas veces. Pero solo ahora, después de todo ese sufrimiento, estás listo para valorar a aquellas personas que llegan a tu vida con un propósito de enmienda enorme. Sabes que el abrazo de ellas -y sus palabras- juntarán todas tus partes rotas.
Quédate con quien puedas hablar del Universo
Ciertas personas sacan lo más genuino y puro de nuestro interior. Lo sientes, te sientes cómodo con ellas, sientes que puedes ser tú; que puedes hablar de la vida, las estrellas, tus creencias, tus miedos y tus anhelos. Esa persona no te juzga, pero además, no hablará de ti a tus espaldas.
Cuando tienes que forzar tu postura, limar tus pensamientos, medir tus palabras, ahí no es. El temor a que nos juzguen y etiqueten es tan grande a veces que olvidamos cómo ser nosotros mismos. Por ello, cuando encuentras una persona con la que te sientes a gusto, tu ser se aquieta y tu corazón se dispone a dar lo mejor de sí.
Ser auténticos con uno mismo y con los demás tiene un gran valor. Poder conversar con las personas libremente, soltar los miedos, confesar nuestros secretos, -todo ello sin temor a un juzgamiento- es simplemente maravilloso.
Por ello, quédate con las personas con las que puedas hablar de la vida, las alegrías, los miedos, los sueños, los proyectos de vida. Alimenta esas relaciones con las que te sientes a gusto, pero sobre todo aquellas que rescatan lo mejor de uno como ser humano.
De las personas puede hablar cualquiera
Personas que critican, que hablan mal de otros, que solo juzgan sin comprender, sin ponerse en los zapatos de su prójimo; personas así son las que nos marcan el camino que no es, el que debemos desestimar.
“Escucha lo que ellos dicen de otros y sabrás lo que dicen de ti”, dice un proverbio. Tan cierto que hasta puede llegar a quitarte una venda de los ojos. Muchas veces simplemente no queremos ver; sin embargo, cuando evidenciamos ciertas actitudes de quienes solo critican a los demás es que podemos tomar la decisión de no formar parte de ello.
No entres en el juego de hablar mal de los demás. No sabes por las cosas que puede estar pasando esa persona ni te has puesto en su lugar. Tampoco aceptes que tus amigos vengan con chismes y rumores. Si vas a hablar de alguien, que sea para decir cosas buenas.
Los chismes envenenan
¿Te has preguntado qué gana una persona con hablar mal de los demás? Puede parecer divertido, osado, curioso y sumamente intrigante. Pero enfrascarse en habladurías no suma, sino resta.
Hablar de las personas entretejiendo historias sin saber si son ciertas puede hacer mucho daño. Los chismes generan conflictos, rupturas, separaciones, peleas y divisiones. Hacer eco de los rumores solo puede traer oscuridad a tu corazón, pues nada tiene de constructivo gastar el tiempo en hablar mal de una persona.
Si lo que vas a contar no es algo bueno, no es cierto (o no lo sabes) ni tampoco es de ninguna utilidad para quien lo escucha, entonces elige no decirlo. Centra tus conversaciones en palabras edificantes pues son las que traerán luz a tu vida.
Quédate en conversaciones que te eleven
Quédate con aquellas personas que hablan bien de otros, que eligen ayudar, construir, motivar y alentar. Quédate en conversaciones que traigan luz, que te inviten a sonreir, que te motiven a ser mejor. Y cuando alguien te lleve a las tinieblas de las murmuraciones y los chismes, elige desviar la conversación hacia cosas positivas.
Puedes ser un gran ejemplo para las personas con tu accionar. Aprender a elegir las relaciones que nos edifican no es tarea sencilla, pero puedes tener el firme propósito de hacerlo y verás cómo ello puede cambiar tu vida.
Quédate con quien puedas reir y con quien puedes contar en las buenas y en las malas. Acércate a quienes regalan una sonrisa y a quienes nunca escuchas hablar mal de los demás. Quédate con quien puedas hablar del universo y de lo fabulosa que es la vida… De las personas, puede hablar cualquiera.