¿Sabes qué es un un parto respetado y cuál es su importancia?
No todos los partos naturales son partos respetados. Algunos procedimientos son demasiado invasivos para la madre y el bebé. En este artículo te podrás informar rápidamente a fin de tener un parto feliz.
Fernanda Gonzalez Casafús
Hace unos días atrás hablaba con una mamá acerca del parto y la lactancia. Quedé un poco atónita de la falta de información que tienen algunas mujeres acerca de algo que deberíamos saber con celo de detalles. Insisto en la necesidad que tenemos como mujeres de leer e informarnos acerca del proceso del parto natural, la lactancia, el embarazo y sus cambios y todas aquellas particularidades que nos proporcionen más data para tomar las riendas de nuestro propio parto. Preguntar investigar, consultar una y otra vez no está mal; tenemos derecho a saber qué es lo que algunas instituciones llaman “rutina” en un parto o una cesárea y cuándo podemos decir “quiero esto” o “no quiero aquello”. Enumero tres puntos que toda mujer debe saber:
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Demasiadas cesáreas son innecesarias. Hay muchas mujeres como esta mamá que me contaba que si quedase embarazada, volvería a tener otra cesárea. No la culpo, pasó por una experiencia traumática en su primer embarazo y el haber llegado a manos inexpertas le costó el pánico que sufre al pensarse en volver a repetir esa situación. Nadie dice que una cesárea sea algo terrible, pero convengamos que cuando hay una oportunidad de parto natural no hay por qué practicarla. Hay médicos que ni lo intentan; “mami, me parece que vamos a cesárea, tienes caderas estrechas“, eso es un gran mito, cuando nuestra capacidad de parir no tiene que ver absolutamente con esto.
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El exceso de medicación. Se trata de “humanizar” el parto, de hacerlo más natural y con la menor cantidad de intervenciones posibles, y de “volver a las raíces”. Prácticas como la episiotomía, el goteo de oxitocina y el rasurado, entre otras, son cuestionadas por la falta de evidencias sobre sus beneficios. La medicalización en los partos es moneda corriente. ¿Por qué es rutinario colocar suero y oxitocina en algunas parturientas apenas entran a la sala de partos? una de las posibles respuestas es la palabra clave “paciencia”. Muchos médicos no quieren esperar a que el trabajo de parto de desarrolle a su tiempo, y cuando una mujer comienza con trabajo de parto, en vez de “esperarla” inducen a su cuerpo a que haga el trabajo en la mitad del tiempo debido; y esto sólo se logra a través del uso de fármacos.
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No es imprescindible la epidural. Michel Odent es un prestigioso ginecólogo francés, pionero en la promoción del parto fisiológico y precursor hace tres décadas de las bañeras de dilatación; él dice “la epidural es un medicamento que sustituye a las endorfinas, lo mismo que la oxitocina sintética sustituye a la natural. Todos estos medicamentos hacen el papel de las hormonas que las mujeres no pueden segregar porque no se encuentran en un entorno adecuado. El problema es que estos sustitutos no producen efectos sobre el comportamiento y alteran el curso natural del nacimiento, un momento crítico en el proceso del desarrollo de la capacidad de amar”. Más clarito, imposible.
Es necesario desterrar mitos, consultar al médico con confianza y convicción de que el parto es nuestro, y de nuestro bebé, y tener fe y confianza en nuestro propio cuerpo de mujeres que desde hace milenios vienen trayendo hijos al mundo. Es tu momento, y el de tu hijo, merecen vivirlo lo más naturalmente posible y bajo el apoyo y la protección de personas que abogan por una llegada diferente al mundo.