San Valentín, una fiesta llena de vida
Cuando escuchas las palabras: “Te amo”, se abre una puerta a la magia, dentro de ti late con fuerza una fuerza vital que te conecta con el interior y te despierta a la acción.
Marta Martínez Aguirre
Desde hace días, las frases románticas, los detalles para la pareja y los corazones de chocolates son los anfitriones de todas las vidrieras comerciales. Se nos viene San Valentín, el deleite de los corazones empalagados de amor romántico y la comercialización de los sentimientos.
Esta es una de las festividades que, con la globalización, también se ha metido entre nosotros. Se ha extendido a todos los rincones latinos y es una celebración popular entres las nuevas generaciones.
Quizás sea tiempo de reflexionar un poco sobre el amor y el motivo para celebrarlo.
El amor libera la magia
Cuando escuchas las palabras “te amo”, se abre una puerta a la magia. Dentro de ti late con fuerza una fuerza vital que te conecta con el interior y te despierta a la acción. ¿Acaso tienes ganas de levantar la voz y reclamar algo cuando las escuchas cerca de tus oídos?, ¿te atreves a recordar una y otra vez ese “pecado” que ya has perdonado?, ¿dejas que la ira le gane al milagro del amor?
Desde el nacimiento esas dos palabras se conectan con las fibras de nuestro corazón, pero en especial quedan registradas en nuestra mente y se constituyen en un bálsamo curativo para todas las dolencias.
Piensa por un momento en esta escena, tu hijo pequeño cae de su bicicleta, tú corres hacia él, lo tomas en tus brazos y al mismo tiempo que enjuagas sus lágrimas, le dices: “Te amo” y lo llamas por su nombre. Sabes de memoria la escena siguiente. Él pasa sus brazos por tu cuello y se acurruca fuerte contra ti. Atrás ha quedado el raspón de las rodillas y el miedo.
Lo mismo sucede cuando tú las pronuncias o cuando tú las escuchas, de la persona que amas: se abren las compuertas de los viejos recuerdos vividos. El saberse amado hace que la fuerza más poderosa para transformar cualquier crisis, se alce sobre las tinieblas. Eso es liberar la magia del amor, es dejar que el ego se rinda y reconozca que no puede seguir latiendo solo en un pedacito de la casa, que para crecer necesita empezar a conjugar el “nosotros”, dejando atrás las peleas y los malos entendidos.
“Nosotros” vs. “Yo”
Cuando tu líder espiritual te leyó aquella frase “el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24), no fue para que sonara bonito antes de bendecir los anillos, fue para recordarte que tú y la persona que amas para descubrir el amor todos y cada uno de los días de su existencia, no tienen otra salida que convertirse en uno solo.
No se trata solamente de las relaciones maritales, sino una unión en todos los sentidos, sin perder la individualidad. Esta es una experiencia única cotidiana y maravillosa, cuando como pareja son capaces de luchar por determinadas metas, propósitos y objetivos. Eso sucede porque el amor auténtico comienza a dejar de lado su egoísmo y se toma tiempo para tener presentes los deseos del otro. Eso es el amor experimentar juntos un mismo sentir, apelando a los puentes y derribando los muros de separación.
¿Te atreves a empezar a pensar en metas comunes, dejando de lado las guerras individuales?
El antídoto del temor
Cuando el amor fluye en una pareja, no hay lugar para los temores. Cuando amas, no piensas: “¿Por qué se demora?”, o: “¿Habrá dejado de quererme ahora que comenzó a tener sus propios ingresos y amistades?”
El amor tiene el poder de erradicar el temor, puesto que te provee de la suficiente confianza para promover diálogos, enfrentar pruebas, superar obstáculos. Viktor Frankl decía que nuestra misión en la vida no es preguntar, sino responder ante las cosas que nos suceden. La vida no te pregunta con palabras sino con vivencias.
Cada minuto que vives es una oportunidad para enfrentar los miedos y hacer una elección a favor del amor. Cuando esas interrogantes te taladran la cabeza, no grites, no juzgues antes de tiempo, simplemente deja que el amor actúe. Esta fiesta de San Valentín, nos interpela y nos recuerda que cuando el amor grita: “¡Presente!” en nuestras vidas, los milagros más dulces ocurren con cada vez más frecuencia.
Te invito a releer: ¿Recuerdas tu primer amor?
O tal vez prefieras leer: ¿Funcionan las segundas oportunidades en el amor?