Sé el gran agricultor de tu vida
"Cosecharás lo que siembras", tal vez habrás escuchado esa frase en innumerables ocasiones. Pero, ¿alguna vez reflexionaste sobre las implicaciones que puede tener en tu vida?
Laura Abbott
Uno cosecha lo que siembra. Es seguro que habrás escuchado esa frase hasta el cansancio. Yo también, pero con el paso de los años he descubierto que es mucho más profunda de lo que llegué a pensar. Y es que en las situaciones en las que nos fijamos únicamente en lo negativo nos damos cuenta, en forma clara, de lo que estamos sembrando; pero en algunas situaciones que escapan a nuestra atención no sé si seremos tan conscientes de ello.
Miles de veces me he puesto a pensar en las semillas que siembro en mi vida. En muchas ocasiones me encontré renegando de una situación sin darme realmente cuenta de que mucho de lo que encontraba había sido sembrado por mí, aunque en el momento me resultará injusto. Y es que la naturaleza de la vida es así: si siembras peras no puedes esperar que la cosecha sea de manzanas. Si siembras críticas, discordias, preocupaciones y mal humor cosecharás más de lo mismo. Aunque lo bueno de esto es que si siembras sonrisas, amabilidad y empatía también cosecharás eso.
Convivo a diario con personas que se quejan de su realidad. Se quejan porque no pueden lograr sus sueños, porque no están conformes con sus vidas o porque la comunidad en la que viven no es de su entera satisfacción. Con pena veo que sus vidas se hunden en la impotencia de no poder modificarlas para hacerlas más placenteras. Los veo buscando culpables fuera de ellos mismos, sin hacerse cargo de la parte que les toca: algunos, porque es la forma en que aprendieron a conducirse y no saben que ellos mismos pueden hacerse cargo de sus vidas; otros, debido a que les resulta más cómodo buscar los culpables en el exterior antes que pensar estrategias para modificar lo que les está molestando; y algunos más, porque no se creen capaces de revertirlo, se sienten impotentes o frustrados y no saben cómo salir de ese sentimiento. Son los que giran sobre sí mismos hasta el punto de convertir el lugar en que viven en un gran agujero. No lo digo con desprecio, a mí también me tocó habitar ese espacio hasta que aprendí a abandonarlo.
Por eso, si no estás contento con tu siembra y necesitas hacer grandes cambios en tu vida te comparto, con toda humildad, unos cuantos consejos, que me ayudaron en su momento a cambiar mi rumbo y a hacer de mi existencia un lugar más feliz.
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Evita pensar en lo que te falta en la vida. Piensa en lo que quieres lograr y tener en ella.
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Concéntrate en lo que te gustaría disfrutar. No pienses en lo que no te gusta o en lo que hace que te quejes, porque esa actitud hace que atraigas más de eso a tu vida.
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Reflexiona sobre qué está en tus manos poder cambiar ahora. Evita recordar el pasado o pensar que tu vida seguirá siempre igual. Hazlo poco a poco y con convicción. Cualquier cambio, aunque lo consideres pequeño, será el primer paso para las grandes transformaciones que buscas.
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Evita autocompadecerte. No pienses en lo que los demás quieren o esperan de ti y procura, en cambio, hacerte impermeable a las críticas; cuando los demás se den cuenta de que son inútiles, dejarán de hacerlo y podrás usar tu energía centrándote en pensar cómo quieres vivir tu vida.
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Empieza tu día agradeciendo por todas las cosas maravillosas que tienes y que hacen de ti una mejor persona. Con el tiempo irás descubriendo que hay más cosas por las que sentirse agradecido.
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Sé hoy el gran agricultor de tu vida. Todas las buenas semillas que siembres ahora serán los grandes frutos que levantarás mañana. No esperes a que alguien venga a ofrecértelas o que alguien más las riegue. Cuida tu jardín como el lugar más maravilloso que quieres habitar.
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Laura Abbott
Laura Abbott tiene muchas pasiones:sus hijos, su esposo, escribir, la danza y el yoga, el contacto con la naturaleza, compartir con sus amistades, los libros, la música...Para contactar: lauabbott@hotmail.com
