Ser estricta con mis hijos, un camino difícil pero seguro
Es necesario si quiero formar personas de bien.
Fernanda Gonzalez Casafús
Mi hijo ha comenzado a desafiarme. Tiene apenas 4 años recién cumplidos y ya conoce las artimañas del combate. Sus berrinches ya son sofisticados, y en vez de las pataletas, juega con mis emociones. “No mamá, no lo voy a hacer” dice con total calma. Y ahí entra en juego mi cordura.
“Tienes que ser más estricta” me dijo alguien el otro día. Los demás siempre tienen una receta para la paternidad. Pero tú bien sabes que, aunque aceptes consejos, siempre deberás probar lo que es mejor para tu hijo, y lo que dice tu corazón.
Necesito ser estricta
“No puedes salir a jugar porque te has portado mal” le dije a mi hijo, quien no recordaba exactamente qué había hecho. Yo sí. No sólo no había juntado lo que le pedí, sino que me había desafiado tirando en mi cara más cosas aún con una cara de pícaro tremenda.
Me cuesta. Pero necesito hacerlo. Debo ser estricta con mis hijos por el bien de ellos, para marcarles el camino, para que sepan acerca de los valores y de las buenas acciones. Lo difícil es establecer el límite entre ser estricta y ser una bruja. Y a veces, me paso un poco.
La importancia de los límites
Cuando un niño es educado con límites, sus padres le están dando una gran herramienta para la vida, pues le están enseñando acerca de las reglas y la autodisciplina, habilidades sumamente importantes para su futuro.
Entonces, ser estrictos implica cumplir las reglas, pues si no no tienen valor. De nada sirve que un día le digas que no pueden ver videos a la hora de la cena y luego al día siguiente si, y al otro día no. Los niños nunca sabrán cuándo se puede y cuándo no, generando confusión e inseguridad.
¿Qué implica ser estrictos con los hijos?
La palabra nos remite a convertirse en un soldado. Pero lejos de ello, ser estricto implica simplemente mantenerse firme ante una postura, para alcanzar un objetivo. Si esperas que tu hijo ordene y no hace caso, no vayas detrás a ordenarle tú sus cosas, pues entonces sabrá que si se niega un poco, mamá luego lo hará.
Particularmente creo que la lucha contra los juguetes tirados es una batalla perdida. Pero al menos, intento que recojan lo más que puedan. Soy estricta cuando les digo que si no juntan no pasaremos a la siguiente actividad, como ir al patio a jugar, o salir a andar en bicicleta. Así, entienden que para conseguir algo deben esforzarse.
¿Cómo hacerlo?
Los expertos dicen que los castigos o penitencias no sirven. En cierta parte estoy de acuerdo con ello. Nunca puse a mis hijos en el rincón o en la “silla de pensar”, pues considero que no hay nada mejor que hablar del problema y no evitarlo con el silencio.
Pero a veces es necesario frenar, y darles a entender que no es todo como ellos quieren. Llegan de la escuela y dejan su calzado tirado, o dejan su taza sucia en la mesa, o comienzan a jugar y sacan algo de aquí, otra cosa de ella. Le pides que ordenen. No lo hacen. Y luego, cuando tu casa se transformó en un terremoto, se sientan a mirar videos. Ahí te transformas en sargento y les dices “hasta que no ordenen todo no hay videos”.
No estás castigando, ni estás poniendo en penitencia. Estás mostrando las consecuencias de sus actos. Y si ello sirve para que entiendan acerca de esfuerzo para conseguir algo, bienvenido sea.
Usa palabras positivas y de aliento
En vez de decir “dejas siempre todo tirado” prueba con “Sé que puedes dejar todo ordenado, lo haces muy bien”.
Sé firme
Mantén tu promesa. Si la rompes, abrirás la puerta a la desobediencia.
Refuerza las reglas
Recuerda siempre a tu hijo acerca de las normas que debe cumplir y las reglas de la casa. Pero recuerda también alentarlo de forma positiva cuando esté haciendo las cosas bien.
Escucha tu corazón de mamá
Sabes que lo que haces, lo haces con amor, y con el corazón dispuesto a brindar todo para que crezca feliz y sea un adulto de bien. Los límites, cuando son puestos con amor, educan en un camino seguro. Cuando eres estricta, eres una buena madre. ¡Adelante, lo estás haciendo muy bien!