Si crees que tu sueño es gigante, vas en la dirección correcta
Emprender el vuelo a la realización de un sueño es como una edificio en construcción, así me pasó a mí, así te invito a que lo realices tú.
Paola López Martínez
En noviembre pasado asistí a una conferencia de mujeres en donde tuve un reencuentro conmigo y con Dios. En ese lugar había más de 300 mujeres de diversos lugares de la República Mexicana, con diferentes formas de hablar y de ser, pero todas compartíamos algo en común: necesitábamos fortalecer nuestro espíritu. Y fue en una de las conferencias en donde recordé el sueño de mi juventud: Me visualizaba como expositora frente a un gran público.
Ignoro en qué momento me olvidé de él y deje de luchar por alcanzarlo, pero ese día Dios me recordó dicho sueño y algo dentro de mí tuvo temor. Me dije: “Eso sería fenomenal, pero aún no estoy preparada”. Al salir de ese encuentro, mientras manejaba a casa, me comprometí a esforzarme por alcanzar mi sueño, aunque tuve miedo: mi sueño se veía gigantesco y yo me sentía incapaz de poder hacerlo, al menos a corto plazo. Tal vez en unos cuantos años, cuando tuviera la suficiente experiencia y un doctorado, cuando mis ocupaciones no fueran tantas y mi hija fuera más grande… ¡Pero no ahora!
“Si tu sueño no te asusta…”
Mi vida iba tranquila hasta hace un par de domingos, cuando escuché a mi pastor decir: “Si tu sueño no te asusta, entonces es muy pequeño” y ese momento, todo cobró sentido. No permitiría que mi sueño más grande se quedara inconcluso, y gracias a Dios no tuve que esperar más tiempo: lo estoy viviendo ahora. Entendí que emprender el vuelo a la realización de un sueño es como construir un edificio. Así me pasó a mí, así te invito a que lo realices tú:
Cumple tus sueños
Para comenzar, necesitas un terreno libre. Ese espacio silvestre eres tú, no existe nada más, solo la visualización de lo que quieres, aún no hay nada, sólo tu imaginación y tu voluntad aún sin activar. Una vez proyectada la imagen en tu memoria, es necesario empezar a levantar las estructuras de tu edificio. Es hora de incluir todos tus conocimientos, tus experiencias y hacer que converjan junto con tus habilidades y tus valores, e incluir muchos kilos de voluntad, a los cuales te sugiero que unas con el cemento de la fe. Sin Dios, tu edificio corre el riesgo no permanecer en pie por mucho tiempo.
Después de esto, es necesario incluir mano de obra. Recuerda que somos seres sociales, necesitamos unos de otros, de la experiencia y conocimiento de los demás. Involucra a tus amigos y sobre todo a tu familia, y hazles saber que ellos son tu principal apoyo y motor. Rodéate de personas exitosas, emprendedoras, que algún día faciliten la búsqueda de oportunidades. Nunca dejes de esforzarte ni mires hacia atrás, vive el presente, observa y deléitate en tus logros. Con dedicación, tu edificio estará terminado, te sentirás orgulloso y feliz.
Esta es mi manera de vivir mi sueño; lo he construido poco a poco. Dios ha abierto puertas y me he mantenido en constate capacitación. Hace dos semanas di una conferencia ante más de 50 personas, para mí fue fenomenal, me sentí tan orgullosa y sé que mi familia también lo está. Tengo el privilegio de ver mi edificio terminado, pero voy a ser sincera: no quiero un solo edificio, yo quiero condominios por todo el mundo y no descansaré hasta lograrlo. ¡Tú también empieza a hacer lo mismo!