Si haces estas 5 cosas, lamentablemente, eres una mala madre
Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta. Sigue siendo una buena madre evadiendo estos errores.
Mariel Reimann
Todas tratamos de hacer lo mejor de nuestra parte al educar y cuidar a nuestros hijos, sin embargo, ninguna está exenta de cometer estos 6 errores que nos convierten en una mala madre, y en la mayoría de los casos, ni siquiera nos hemos dado cuenta.
Los niños no vienen con un manual de uso, y lamentablemente, nosotras tampoco lo traíamos cuando convertimos en madres a las mujeres que nos dieron la vida. Acarreamos lo bueno y malo de nuestra crianza y hacemos lo que podemos, sin embargo, el “hacer lo mejor que podamos”, no nos exime de la responsabilidad que tenemos de ser mejores para nuestros pequeños.
1. Tus hijos no son tu prioridad
Este tema ha sido el punto de discusión de muchos. ¿Quién debe ir primero, tus hijos o tu esposo? Muchos lo disfrazan de diferentes colores y justifican por qué el esposo debe estar en primer lugar, pero la verdad es que tus hijos siempre deben venir primero.
¿Por qué?
Aquí estamos hablando de esas decisiones que pueden poner el peligro la felicidad de tus hijos, y no de las cosas triviales de la vida. Si preferir a tu esposo significa negar a tus hijos, a sus derechos y su felicidad, entonces estás eligiendo mal.
La cruda verdad es que una madre nunca debería tener que elegir entre la felicidad o bienestar de su esposo y la de sus hijos, por que estas nunca deberían competir. Un buen padre y esposo jamás pondría a su mujer y madre de sus hijos en tremenda disyuntiva, y si estás con alguien que te hace elegir, probablemente estás con la persona equivocada.
2. Sabes que no eres perfecta como madre y es tu razón para no tratar de mejorar
Hay mujeres que se atormentan con la realidad de que no pueden ser la madre perfecta (y eso también está mal), mientras hay otras que saben que no son perfectas y que nunca lo serán (nadie puede alcanzar la perfección mientras sigamos siendo humanos) y han decidido que todo les da igual y que no tienen por qué tratar de superarse o se mejores.
Estas madres hacen cosas que saben que están mal, pero han decidido que como la perfección no es algo que puedan alcanzar, no tienen por qué tratar de mejorarse y se convierten en la madres más mediocres que hay.
Lo opuesto, son las madres que aún cuando saben que nunca serán perfectas, también saben que hay miles de cosas que pueden mejorar.
3. Te preocupas más por lo que los demás piensan que por lo que tus hijos en realidad necesitan de ti
Yo crecí como una de las niñas más tímidas que he conocido; mi madre lo sabía, y no le importó hacer lo que sea para ayudarme.
Mientras los demás niños iban solos a la escuela, yo desde pequeña tenía pánico a hacerlo, ir a la escuela cada día, para mí era un gran desafío. Afortunadamente, mi mamá podía verlo y nunca me hizo sentir diferente o incómoda por mi forma de ser. Desde que tenía 5 años y hasta los 16, ella me acompañó cada día a la escuela.
Yo escuchaba a mis tíos criticándola y diciéndole que tenía que dejarme hacerlo sola; le decían cómo los demás la criticaban, pero a ella nunca le importó. Ella sabía que yo lo necesitaba y eso era suficiente. Han pasado más de 20 años de esa época, no recuerdo lo que es ser tímida; he estado en programas de televisión, bailo tango profesionalmente en frente de cientos de personas, he estudiado abogacía, y no pasa un día sin que yo le agradezca a mi madre por haber tenido la capacidad de ver lo que yo necesitaba, por haber puesto lo que los demás decían de lado y por haberme ayudado a ser quien soy.
Sigue tus instintos de madre y deja lo que los demás tienen para decir, totalmente de lado.
4. Cuando castigas físicamente a tus hijos por que es más fácil que tomarte el tiempo para hablar con ellos
Los niños son tan seres humanos como los adultos y tienen la capacidad de entender las palabras que salen de nuestra boca.
James Kimmel, psicólogo especializado en pediatría y escritor, comenta que él nunca castigó a sus hijos, ni física ni emocionalmente, y que así como hay millones de personas en el mundo que pueden decir que fueron golpeados por sus padres y, sin embargo, son buenas personas y son felices; sus hijos y nietos pueden hoy decir que nunca fueron castigados y que son personas de éxito y también felices.
Él explica una importante y gran diferencia que todo padre debería saber: “Castigar a alguien por la pérdida temporal del control de nuestras emociones, no es un castigo, es una forma de violencia. Un castigo es un acto controlado, consciente y deliberadamente planeado”.
Los castigos fueron “inventados” por los seres humanos para generar control a través del miedo, pero hemos evolucionado lo suficiente como para no hacerle esto a nuestros hijos. Las palabras dichas con amor, llegan mucho más lejos que las cicatrices en sus cuerpos.
5. Las madres rebeldes sin causa
Son aquellas que saben que lo que están haciendo está mal, por que lo han leído, se los han dicho, por que nadie haría algo así, sin embargo, deciden hacerlo sólo por ir en contra de la corriente.
Eres buena madre cuando:
Tus hijos vienen primero (por que nadie que diga amarte te pediría lo contrario), cuando continuamente tratas de mejorar sin excusarte en tu propia crianza o en lo que tus padres hicieron mal, cuando lo que más te importa es la felicidad y necesidades de tus hijos sin que lo que los demás digan tenga peso, cuando hablas en lugar de golpear, y cuando usas el buen ejemplo de otras madre como fuente de inspiración.