Si tu esposo perdió el interés en la intimidad, entra al rescate y mantén a flote tu matrimonio
Sin importar cuántos años de casados llevan, mantener vivo el amor en la intimidad es -lo creas o no- un pilar fuerte en el matrimonio. Entérate cómo encender el fuego ¡una vez más!
Emma E. Sánchez
Muchas parejas jóvenes creen que el amor y la pasión matrimonial son una fuente inagotable, pero quienes ya llevamos algunos años de casados sabemos que esto no es así, que mantener vivo el amor requiere de la conjunción de numerosos factores, de mucho de trabajo todos los días, de esfuerzos sinceros y de total sinceridad.
Tomar conciencia y hacer algo al respecto cuando sucede un requiebro es importante, porque de esa manera la relación matrimonial y de pareja se conserva y se fortalece, evita distanciamientos, desconfianzas e infidelidades.
Si en la actualidad notas que la intimidad ha disminuido o de plano desaparecido en tu vida de pareja, las siguientes cinco recomendaciones pueden serte de mucha utilidad:
1. Platiquen de lo que está sucediendo
Como muchos problemas serios, la negación de su sola existencia es el primer escalón, y se avanza cuando la pareja es capaz de reconocer que algo ha cambiado o que han perdido el interés en la pareja.
Si tienes la impresión de que algo no anda bien entre ustedes o que tu pareja ya no quiere estar contigo, busca dialogar el tema. Sin reproches, más bien con el ánimo de mejorar las cosas. Si vas a abrir la puerta de este tema, respira profundo, sonríe y comienza a hablar con calma y con amor. Esto significa que quieren mejorar una de las partes en la relación que proporciona felicidad a la pareja, ¡por eso vale mucho la pena!
2. Descubran si hay problemas de fondo
Hablar del asunto es suficiente para retomar la alegría perdida, pero otras veces no y cuando eso sucede, normalmente se debe a que hay algo más de fondo que está inhibiendo la relación, que no se ha procesado y que puede dañar a fondo el matrimonio.
El hombre puede llegar a disminuir su interés en la intimidad cuando enfrenta serias presiones laborales o económicas. Háblenlo, él se sentirá muy aliviado y apoyado cuando tú te muestres comprensiva. A veces puede ser enojo y resentimiento por algo que sucedió y que no se ha arreglado. Hay que resolverlo y este es el momento. Si tienes algo contra tu esposo, también es la oportunidad de decirlo y llegar a un acuerdo.
3. Romance y amor, siempre, constantes
Otras veces, la intimidad de la pareja se ve afectada porque ambos se han vuelto flojos. Sí, así como lo lees. Puede ser que la pareja tenga mucho trabajo, estén cansados y por flojera ya no quieran hacer nada más. Entonces se cae en la rutina, al abandono y la magia se pierde, y para cuando se den cuenta la pasión habrá desaparecido.
Por esa razón hay que esforzarse y buscar hacer actividades románticas, enviar mensajes cariñosos, dar caricias, abrazos, besos y, en general, volver a aquello que los enamoró. ¡Ánimo, que no les gane la partida la flojera!
4. La visión se acorta
Sin volver las cosas obligadas, propónganse salir en pareja a cenar, a bailar, a pasear y dedicar un tiempo necesario a estar solos y tranquilos.
Cuando se tienen niños pequeños, muchas mujeres pierden la visión total de la dinámica familiar y dejan a su esposo fuera de la jugada, de modo que inclúyelo en el cuidado de los hijos y dale tareas para fortalecer el matrimonio y la pareja. Al mismo tiempo, asignen un tiempo -un día a la semana, por ejemplo-, para cenar todos juntos y ayudar en la limpieza de los platos o en otra actividad mientras tú duermes a los niños y, luego, poder pasar tiempo a solas.
¡Sean creativos!
5. Busquen ayuda profesional
Algunos hombres se alejan de su esposa y de la intimidad con ella por dos razones un poco más complejas que la flojera:
La primera: por algún tipo de disfunción; se apenan, guardan el secreto y evitan quedar mal en un plano importante de su masculinidad. Si al platicar, sospechas, descubres o te confiesa esta situación, sé que reaccionarás de la mejor manera. No hay nada que reclamar, nada que echar en cara o discutir, se trata de ser comprensiva y solidaria. Ponte en su lugar, piensa cómo te gustaría que te trataran o te ayudaran de estar en una situación similar. Esto tiene remedio, no es el fin del mundo, es el inicio de nueva etapa de mayor confianza y cercanía.
La segunda: otra persona está en la relación. Aquí se requiere, sobre todo, mucho diálogo, sinceridad, perdón y humildad. Por mucho que duela enterarse y vivirlo, voy a repetir las palabras del párrafo anterior: no es el fin del mundo, es el inicio de una nueva etapa que te traerá otros aprendizajes, madurez y fortaleza. Todo se puede reconstruir, sólo hace falta voluntad.
¡Te deseo lo mejor!