Si tu hijo ha perdido un ser querido, NO uses estas frases
No podemos evitar el dolor y el sufrimiento de nuestro hijos. La muerte forma parte de la vida misma, y de ello también deben aprender.
Fernanda Gonzalez Casafús
La muerte es uno de los misterios más profundos para la razón humana. Para los adultos nos resulta algo difícil sobrellevar la pérdida de alguien muy querido. Y cuando se trata de un familiar o allegado a quien nuestro hijo ha querido mucho, se nos parte el corazón al ver a nuestro pequeño tan triste.
Este año mis hijos sufrieron la pérdida de su bisabuela. En verdad no fue algo traumático, pues la anciana ya se encontraba muy enferma. Ellos fueron entendiendo que su cuerpo estaba cansado y que iría a reposar con Dios. Por ello, llegado el momento de su muerte sólo se apenaron, pero lo tomaron con naturalidad. Los niños son sabios y sus almas son elevadas.
Sin embargo, en casos donde el fallecimiento de una persona es repentina y afecta sensiblemente a los niños de la familia, siempre es conveniente manejarse con cautela en cuanto a las palabras que le dedicamos, a los gestos que utilizamos, y al tiempo que le dedicamos a atravesar el duelo.
Usando las palabras acertadas
El Centro Nacional de Crisis Escolar y Duelo de Estados Unidos propone utilizar preguntas abiertas, donde el niño que está sufriendo el duelo tenga la posibilidad de explayarse en sus sentimientos y sentirse libre de expresar lo que le está pasando.
Por ejemplo, preguntar “¿Cómo estás?”, aunque probablemente intuyamos la respuesta, ayudará al niño a afrontar lo que le pasa y a validar sus sentimientos. También es útil preguntarle acerca de sus miedos, o en que está pensando. Y, sobre todo, aprovechar el momento para brindarle calma acerca de lo que que representa la muerte misma.
Mientras tanto, la Organización Healthy Children, propone encauzar la ayuda desde diferentes puntos de vista, según quién haya sido la persona fallecida. Por ejemplo, para un niño no será lo mismo la muerte de su madre o su padre, que la muerte de su tío o de un amigo. Todas las pérdidas imprimirán un recuerdo imborrable en la experiencia del pequeño, pero cada una de ellas afectarán de manera diferente al niño.
Algunos niños pueden mostrarse irritables, enojados o furiosos. Otros pueden estar callados por un tiempo, para luego comenzar a hacer preguntas. Y muchos pueden pasar por varios estadios emocionales a través del tiempo. Lo importante es que como adultos podamos acompañarlos en ese tránsito para que el duelo se resuelva de la mejor manera posible.
Mientras tanto,hay algunas frases que podemos evitar decirle, no sólo para no agravar su dolor, sino también porque no siempre son demasiado útiles.
1.“No llores”
En verdad, si el niño tiene la necesidad de llorar, no hay nada peor que reprimirlo. Y eso aplica para los adultos también. Está bien que llore, y él debe saber que puede contar contigo para sentirse libre y sin timidez a la hora de mostrar sus sentimientos. El llanto ayuda a despojarnos de muchos sentimientos encerrados. Decirle a un niño que no llore es decirle que sus sentimientos no son válidos. Y en este momento, lo más probable es que necesite llorar en tus brazos.
¿Y si mejor dices?… “Ven, puedes llorar en mi hombro”
2.“Seguramente estés enojado”
Encauzar los sentimientos es una de las cosas que los expertos desaconsejan a la hora de acompañar a un niños en el duelo. Él mismo debe ser quien descubra qué es lo que le está pasando. Tal vez no necesariamente esté enojado, sino triste y abatido.
¿Y si mejor dices?… “Dime cómo te sientes”.
3.“Ya va a pasar”
Claro que va a pasar. El tiempo lo cura todo. Pero la mente de un niño es mucho más pragmática que la de los adultos, y lo cierto es que él está sintiendo aquí y ahora. Quizá minimices el dolor por un momento, pero lo cierto es que la frase no puede ser completamente aprovechada por la mente de un ser pequeño.
¿Y si mejor dices?…”Lo que sientes es completamente natural, y aquí estoy para apoyarte”
4.“Tienes que ser fuerte”
La muerte de alguien especial es un momento de suma vulnerabilidad. Pedirle a un niño que sea fuerte ante un dolor tan supremo es como enseñarle a que debe esconder lo que le pasa, dar vuelta la página, y seguir el camino. Si bien es cierto que debemos enseñarles a nuestros hijos a sobreponerse a los obstáculos, también es cierto que darles lugar a que hagan su duelo es mostrarles que pueden contar con nosotros y que el amor es un noble sentimiento que debe ser valorado. Cuando perdemos a alguien a quien amamos, es natural que nuestra fortaleza se sienta abatida, al menos por un tiempo.
¿Y si mejor dices?…”Puedo imaginar lo que sientes en este momento. Poco a poco superaremos juntos esta pérdida”
No podemos evitar el dolor y el sufrimiento de nuestro hijos. La muerte forma parte de la vida misma y deben aprender de ella.
El tiempo, la empatía y el apoyo incondicional hacia el pequeño que está atravesando el duelo será fundamental para comenzar a desplegar recursos emocionales que pueden ser de gran utilidad para toda la vida. Abraza a tu hijo si han sufrido una pérdida en la familia, no dejes de darle todo tu apoyo y contención. Toma su mano y oren juntos. En familia y unidos en el amor, podrán salir pronto adelante.