Si tu hijo tiene “mamitis”, ámalo más que nunca
Pronto crecerá, y ese tiempo donde quería estar junto a ti todo el tiempo, no volverá.
Fernanda Gonzalez Casafús
En el silencio de la madrugada se escuchan sus pasos. Arrastra un perro de peluche y sus miedos nocturnos. Se escurre en nuestra cama sigilosamente y su cuerpito fresco poco a poco se entibia con el mío. Mi hijo, una vez más viene a mi lado y me dice “mami, quiero estar contigo”.
Nacemos indefensos, y nuestra madre siempre es nuestro primer refugio. ¿Por qué nos empecinamos en querer que los niños se despeguen de sus progenitores cuando aún no están listos para hacerlo? La autonomía e independencia de un niño es un proceso paulatino, y de esto quiero hablarte hoy, de mamá a mamá.
Mi hijo tiene mamitis
Apenas ha comenzado el jardín de infantes. Es mi bebé, aunque cada día que pasa se me escurre en las manos y veo cómo crece sin pedir permiso. En algunas ocasiones lo veo osado y atrevido, y en otras es un pollito mojado que viene a guarecerse bajo mi ala. Y aquí estoy, para ayudarlo a crecer, sin presiones, con confianza y con respeto.
Sí, mi hijo a veces tiene “mamitis”. Y eso está bien. Los niños quieren estar junto a su madre porque es un llamado de la naturaleza, es el instinto de supervivencia hablando en simples actos; es el curso de la vida. Nuestros hijos buscan refugio y contención, pero también esa seguridad que les da volver a su base cuando se han despegado un poquito de mamá.
No es capricho, es desarrollo emocional
Tu hijo no pide caprichosamente por ti para manipularte, ni para que se haga su voluntad porque sí. Tu hijo pide por ti porque te necesita, y esta seguridad que le brindas forma parte de su sano desarrollo emocional.
El contacto físico de una madre con su hijo garantiza la supervivencia de éste, y pone en marcha una serie de procesos cognitivos y emocionales que benefician y favorecen al vínculo, así como al crecimiento neuronal del niño.
Un bebé de 7 ú 8 meses, que está en plena etapa de angustia de separación, llorará por su madre inclusive si ésta se mete en el baño por pocos minutos. Aún recuerdo que mis hijos me seguían por toda la casa y no podían perderme de vista ni un segundo, literalmente. Es necesario que las mamás nos informemos y sepamos que ello forma parte del desarrollo emocional del bebé, para así poder brindarles todo nuestro apoyo y seguridad.
La mamitis según la edad
Un niño de un año aproximadamente puede sentirse inseguro y temeroso cuando su madre se aleja de su campo visual. Es lógico, pues se encuentra en plena etapa de la llamada ansiedad de separación, etapa que puede durar desde la primera infancia hasta los primeros años de la escuela primaria, según el temperamento del niño y sus padres.
Luego, cuando el niño va creciendo, los llantos, rabietas y berrinches para que mamá se quede a su lado, son menos frecuentes, sin embargo, también es algo a lo que debemos prestarle atención. Ellos nos necesitan, pero debemos saber brindarles seguridad de manera firme y cariñosa. Si en cada situación donde tu hijo llora te muestras nerviosa y afligida, él volverá a usar esa táctica para que no te alejes, una y otra vez.
Los niños necesitan desprenderse poco a poco de sus padres para lograr autonomía e independencia, pero somos nosotros quienes debemos tener primero la seguridad para poder hacerlo.
Se me estrujaba el corazón cuando faltaban pocos minutos para que mi hija se subiera por primera vez al bus escolar, para ir a un paseo con sus compañeros de escuela. Tenía apenas 4 años mi chiquita, y yo estaba más emocionada que ella. Pero cuando volteó a mirarme le dije “¡Adelante hija, lo vas a pasar hermoso!”, aunque por dentro moría de ganas de llorar un poco, (y eso hubiera sido terrible para su sensación de seguridad, que tanto necesitaba en ese momento).
¿Qué puedo hacer yo como mamá?
Todas nos deshacemos en pedazos cuando tenemos que salir a trabajar y nuestro bebé se queda llorando mares, o cuando nuestro hijo nos dice con lágrimas en los ojos “¿Volverás pronto, mamá?”. Sin embargo, esa culpa que sentimos y esa angustia que nos invade cuando nuestro niños nos reclaman, debemos superarla, por el bien nuestro y el de ellos.
Claro que también puede suceder que te vayas al extremo y te sientas tan agotada y frustrada que los pedidos y reclamos de tu hijo comiencen a enfurecerte. Tranquila, eres mamá, y es completamente normal que te sientas así. Pero lo importante es saber qué hacer desde nuestro lugar para ayudar a nuestro hijo a llevar adelante sanamente su proceso de separación e independencia, sin llenarnos nosotras de culpa y estrés en el intento.
Mantén la calma
Suena trillado, pero si fuésemos conscientes de que esto es el puntapié de todo en la maternidad, haríamos el intento más seguido. Cuando tu hijo llore y pida por ti desesperadamente, o cuando simplemente quiera ir contigo a todas partes, no te enojes. No te enfades con él ni le grites, mantén la calma. Piensa que él te ama, y no hay amor más grande que el que te dan tus hijos cuando son pequeños.
Practica
Si comienzas pronto a trabajar y no sabes cómo harás para irte de casa sin dejar a tu hijo llorando y angustiado, comienza a introducir a tu niño a las personas que lo cuidarán. Asimismo, asiste a reuniones, cumpleaños, o parques, para que tu hijo socialice y se acostumbre a estar con otras personas.
Escucha sus señales
Muchas veces cuando un niño pequeño está cansado, o tiene sueño o hambre, es cuando más buscará a su mamá. Intenta no separarte de él en estos momentos. Bríndale todo lo que necesita y hazle entender con gestos y palabras que mamá está allí y no hay nada de qué preocuparse. Transmitirle seguridad al niño hará que poco a poco vaya desarrollando su autonomía.
Si tu hijo tiene “mamitis” ámalo más que nunca
Recuerda que un niño que tiene “mamitis” es completamente normal. El apego que proporcionan nuestras caricias, besos y abrazos favorecen al desarrollo cognitivo y emocional y brindan el espacio correcto para que la autonomía e independencia se desarrollen paulatinamente.
Ama y protege a tus hijos, tus brazos son su mejor refugio, y tu mirada es todo lo que necesita para sentirse seguro. Piensa que pronto crecerán y ese tiempo donde querían estar junto a ti todo el tiempo, no volverá. ¡Aprovecha al máximo este amor desinteresado!