¿Sientes un vacío en tu vida? Esto lo llenará, y le dará sabor a tu existencia
En una sociedad cada vez más rápida y carente de sentido, todos necesitamos un lugar y un espacio de paz y recogimiento. Si quieres saber cómo alcanzarlo, sigue leyendo.
Oscar Pech
Déjame te cuento la historia de un señor que conocí hace algunos años. Él llegaba a su casa del trabajo, abría las ventanas, prendía la tele a todo volumen, y al mismo tiempo prendía su estéreo a todo volumen. Ajá: desde muy lejos sus vecinos tenían qué escuchar lo que él escuchaba. Yo me preguntaba para qué ponía ambos aparatos a un volumen tal que no se podía distinguir uno de otro; a un volumen en que lo que se oía era solo ruido. Ya cuando lo conocí mejor, creo que lo entendí: Había tal vacío en su vida, tenía tanto miedo a la soledad, que trataba de llenar ese vacío con ruido.
Cuando necesitas con desesperación la comunión con lo divino
La segunda historia es de algo que me pasó cuando yo era joven. Yo entendía muy bien el concepto: “Día de reposo” y me esforzaba por guardar los mandamientos. Pero en una de tantas perdí el empleo, y mi nuevo empleador me dijo que la única manera de descansar el día de reposo, era que cumpliéramos con determinada meta de producción. Por dos semanas me esforcé por trabajar muy duro y por animar al resto del equipo de trabajo para que alcanzáramos la meta, pero no lo logramos.
Al iniciar la tercera semana hice una oración muy sincera: “Padre, Tú sabes que yo siempre he guardado santo el día de reposo. Ayúdame para que esta semana podamos terminar a tiempo y yo pueda ir a la iglesia el próximo domingo”. Y toda la semana me esforcé por trabajar más que nunca, continuamente orando y animando a mis compañeros. Pero el sábado en la noche, al salir del trabajo, mi jefe me dijo: “Casi cumplimos la meta, pero no lo logramos, vamos a trabajar mañana”. Esa noche oré y casi reclamé en mi oración. ¿Por qué era que, si había trabajado tan duro, si yo había hecho mi parte, no había recibido ayuda de lo alto para guardar un mandamiento?
Al siguiente día en la mañana, ya listo para ir al trabajo, mi jefe llamó para decirme que no íbamos a trabajar. Fui corriendo a la iglesia; si me apuraba, llegaría a tiempo para los servicios dominicales. Llegué justo cuando la congregación cantaba el himno de apertura. Nunca olvidaré lo que me decía la letra: “Yo sé que vive mi Señor. Consuelo es poder saber que vive para bendecir y ante Dios por mí pedir …”
El descanso que viene de lo sagrado
Ahora déjame unir ambas historias: Todos necesitamos un lugar de refugio, un lugar de recogimiento, un lugar de paz. Quien no tiene un sentido de lo sagrado, llena ese hueco con ruido, que lo deja todavía más vacío. Quien sí, busca llenarlo con la presencia de lo sagrado.
No hace mucho leía a Charles R. Swindoll. Me impresionó encontrar en sus palabras la siguiente frase: “Dios nos presenta al día de reposo como un refugio al que podemos entrar”. Vivimos en un mundo demasiado acelerado. La vida es cada vez más rápida. Me atrevo a sugerir que la observancia del día de reposo nos invita a detenernos. Nos invita a descansar. Creo que gastarlo frente a una pantalla, es perder una maravillosa oportunidad de entrar en comunión con lo divino, de admirar la belleza y la abundancia de este mundo, de unirnos más a nuestra familia.
Un mandamiento que es una bendición
Siempre que pienso en ello, me asombra que incluso el Señor mismo, después de crear la tierra en seis días, descansó el séptimo día. El don de tener un día de reposo, un día para adorar a Dios, un día para disfrutar de la compañía de tu familia y unirte más a ellos, debe ser atesorado. Bendita es la persona que honra este día. Recién leía una serie de artículos titulados Los 10 mandamientos en la sociedad de hoy, y pensaba en esa estadística, que señala que solo una persona de cada diez, puede enumerar (ya no obedecer, sino siquiera recordar) de memoria los diez mandamientos.
Mi invitación para ti es muy sencilla: habla con tu jefe y busca descansar el domingo; valora este día como una oportunidad para unirte a tu familia a nuestro Padre; aléjate por un día de la tecnología lúdica; busca ser más que una mera estadística. Te aseguro que guardar el día de reposo es algo que le dará sabor a tu vida, y te llenará de energía espiritual para afrontar con entereza las dificultades de la semana.
Te invito a releer: Enciende el fuego de tu vida espiritual.
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