Sigue confiando en el Creador, aun en tiempos de prueba
Los tiempos de prueba nos muestran cuan vulnerable somos. Sin la fortaleza que Dios imprime a nuestras vidas, es casi imposible atravesar el desierto. ¿Cómo lograrlo?
Diana Cantor Martinez
Como granos de arena tiene el mar, puede llegar a ser la cantidad de historias de milagros y buenas nuevas que el Padre Celestial ha concedido a quienes confían en Él y le aman. Pero detrás de esos milagros, casi siempre se esconden interminables horas de espera y, especialmente, una fe inquebrantable ante las grandes pruebas de la vida.
En ocasiones, en tiempos de prueba es difícil mantener la fe, y en su lugar aparecen la desesperanza y el temor. Nos sentimos realmente solos. Nuestras oraciones no parecen ser escuchadas. Pero justamente esta es la prueba más grande de amor que podemos dar al Creador: permanecer confiados en Él, a pesar del más difícil de los desiertos por el cual estemos atravesando. Confiados en que la respuesta a nuestra suplica llegará.
Hombres de fe en las Sagradas Escrituras
En la Biblia podemos encontrar incontables historias de hombres cuya fe en Dios fue probada. Con valentía, se mantuvieron confiados en Dios a pesar de las dificultades y el Padre Celestial jamás les falló, recompensando con grandes bendiciones su espera en Él.
El capítulo 11 del libro de Hebreos es un capítulo de fe. Cita la historia de hombres como Noé, quien atendiendo el llamado del Creador, construyó un arca y por su fe y obediencia a Dios, él y su familia fueron salvados del diluvio universal (Hebreos 11:7).
Abraham es otro de los grandes hombres cuya confianza en Dios jamás tuvo límites. Abandonó su tierra sin saber si quiera a dónde iba, tan solo siguiendo el llamado del Creador. Dios supo recompensar la fe de su siervo amado, y siendo muy anciano él y su esposa, Sara (quién además era estéril), se les concedió la gracia de ser padres. Y aún después de esto, la fe de Abraham volvió a ser probada, cuando Dios le pidió que sacrificara a su único hijo, Isaac. Pero fue tanto el amor y la confianza inagotable de Abraham en el Padre Celestial, que estuvo dispuesto a hacerlo. Confiaba en que Dios le devolvería a su hijo. (Hebreos 11:11-19).
Sin fe, Daniel no habría podido salir con vida de la fosa de los leones. Lo mejor de todo es que el testimonio de Daniel sirvió para que todo un reino se convirtiera al amor de Dios. La historia completa de Daniel la encontramos en el Antiguo Testamento, en el libro de Daniel (Daniel 6:1-28). Así como ocurrió con estos hombres de fe en la antiguadad, Dios recompensa tu fe y tu espera en Él, con grandes promesas para ti, que cumplirá.
La fe en Dios, a pesar de la prueba
Los tiempos de prueba nos muestran cuan vulnerables somos; sin la fortaleza que Dios imprime a nuestras vidas, es casi imposible atravesar el desierto. ¿Cómo lograrlo?
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Dejar fluir. Quizá siempre esperas que los problemas se resuelvan de cierta manera. Lo mejor sería abandonarte confiadamente a la voluntad de Dios ante los infortunios y las dificultades. Haciendo lo que te corresponde y orando por lo sobrenatural, pero siempre permitiendo que fluya lo que el Creador tiene planificado. Esa es la fe: confiar en que lo que Dios tiene para ti, es mejor de lo que tú mismo hayas podido imaginar. Dice la palabra de Dios: “Clama a mí y te responderé, y te enseñaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces” (Jeremías 33:3).
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Confiar en la bondad del Creador. La vida puede enfrentarte a situaciones agobiantes y desesperanzadoras. Sin embargo, a pesar del desierto, del dolor, de la incertidumbre, confía en la bondad del Todopoderoso. Él está trabajando en ti y en la situación. Espera sin dudar siempre lo mejor.
Al respecto, encontramos en el Nuevo Testamento lo siguiente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿Y si le pide un pez, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden?” (Mateo 7:7-11). No lo dudes, Dios siempre tiene maravillos dones para ti.
No te desanimes, el sufrimiento viene y va, es parte de la vida. Pero un corazón fortalecido en la gracia de Dios, nunca halla desesperanza, nunca pierde la fe. Me despido con este Salmo, un mensaje del Creador para ti: “Me invocará y yo le responderé. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmos 91:15-16).