Soy madre y me arrepiento de esto
La maternidad es un arduo pero bello camino, donde también puedes arrepentirte de algunas cosas.
Fernanda Gonzalez Casafús
La maternidad aflora en nosotras sentimientos antes impensados. Suena trillado ¿verdad? Pero coincidirás conmigo en que desde que te convertiste en madre ya no eres la mujer que eras antes. Ahora, tu corazón late fuera de tu cuerpo.
Dicen que uno no debe arrepentirse de las cosas que ha hecho en la vida. Sin embargo, yo sí me he arrepentido de muchas, pero también he aprendido de ellas. Y como madre, me arrepiento todos los días de algo, pero jamás me arrepentiré de una: haber deseado tanto ser madre.
Me arrepiento…
De haber gritado a mi hijo por una tontería
De no abrazarlo cuando él lo necesitaba, cuando el rencor me invadía
De no acostarme al lado de mi pequeña cuando me dijo anoche “mami, ven a mi lado”, y al volver ya se había dormido
De apagar la luz sin contar ese cuento porque yo estaba muy cansada
De estar ocupada en mi pantalla y no ver el momento en el que mis hijos hacían un show para mí
Y de todas aquellas veces que me equivoco, porque el tiempo no volverá.
Pero puedo revertirlo, y entonces….
Enmiendo mi error y les pido disculpas
Los abrazo todas las veces que puedo y les digo cuánto los amo
Despierto a mi hija con un beso y le digo que esta noche me dormiré a su lado
Cuento muchos cuentos hasta verlos cerrar sus ojitos
Dejo mi celular a un lado para unirme a sus hazañas y aplaudir sus morisquetas
Y me perdono, para volver a resurgir como mamá, con mis aciertos y mis errores
Construirnos día a día
De eso se trata la maternidad. De aceptar nuestras fallas, pero concentrándonos en la enmienda. En saber aprovechar al máximo cada experiencia vivida. Las buenas, las malas, y todas.
Porque a veces necesitamos enojarnos. Necesitamos apagar la luz temprano. Y necesitamos que nuestros hijos sientan que hay límites. Pero nunca podemos dejar de hacer que ellos sientan que mamá es humana y que aprende junto a ellos.
Si te arrepientes, actúa en consecuencia
Si sientes no pasar demasiado tiempo con tus hijos, o si recuerdas con pesar su cara de desilusión al obtener una negativa de tu parte a su pedido de salir a juntar lombrices juntos, puedes revertirlo. Puedes encontrar el equilibrio perfecto entre esa madre que sueñas y esa madre que intentas ser todos los días.
La maternidad es un camino de experiencias sensoriales y espirituales difícil de explicar. Y nuestros hijos son nuestros grandes maestros de la vida. Te deseo de corazón que vivas una maternidad cargada de sentimientos que te llenen el alma, y bellos aprendizajes que superen tus expectativas.
Todos lo demás, con el amor de nuestros hijos por medio, viene solo.