Su bebé estuvo a punto de morir de hambre porque algo en sus pechos había cambiado y ella no se daba cuenta; esta madre no puede perdonarse a sí mosma
Su bebé no paraba de bajar de peso y ahora ella alerta a otras madres para que no le suceda lo mismo que a ella
Fernanda Gonzalez Casafús
Amamantar a un bebé es una de las cosas más maravillosas que tiene la maternidad. En los últimos años ha renacido la concientización acerca de la importancia de la leche materna. Sin embargo, no todas las madres tienen una grata experiencia con la lactancia.
Andrea y Jorge estaban feliz porque estaban a punto de ver nacer a su primogénito, quien también se llamaría Jorge, según reporta Mirror. Cuando el pequeño nació todo fue alegría, y de a poco se fueron acostumbrando a las noches de insomnio. El bebé, a quien cariñosamente llamaban Jogie, se despertaba cada pocas horas a amamantar. Pero a los 4 meses, todo cambió.
Como cualquier bebé, Jogie se despertaba por las noches, ya sea para comer, o por algún cólico estomacal, muy frecuente en los recién nacidos. pçPero cuando Andrea notó que el bebé se despertaba muy seguido comenzó a buscar información acerca de los entrenamientos para dormir a los bebés. Ella quería que su hijo “aprendiera” a dormir así todos dormirían más plácidamente. Así fue como, luego de unos meses el bebé comenzó a despertarse con menos frecuencia durante la noche, pero también así ello dio lugar a una ingrata consecuencia.
Al comienzo, cuando su hijo nació, Andrea había recibido asesoramiento de las enfermeras del Hospital para enseñarle a amamantar. Las profesionales le habían enseñado cómo el niño debía prenderse, sin embargo Andrea recuerda que amamantar le era demasiado doloroso, y que el personal médico le había dicho que eso no debía ser así. Sin embargo, fueron con el niño a casa y se las arregló para amamantarlo soportando el dolor. “Fue tan doloroso que al principio quería dejar de amamantar, pero luego de una semana mi cuerpo se acostumbró”, dijo Andrea a Mirror.
A los 4 meses el cambio fue rotundo
Jogie había nacido con 7 libras, un buen peso para un recién nacido. En los primeros meses aumentaba de peso, y a los 4 meses pesaba ya 14 libras. Su médico decía que estaba bien su peso así que ella no se preocupaba, pero empezó a notar que el bebé tomaba cada vez menos leche.
Cuando a los 4 meses de edad el niño comenzó a dormir muy mal durante la noche y a despertar demasiadas veces, Andrea googleó cuáles podrían ser las posibles causas, y encontró que era algo normal el trastorno del sueño en esa edad. Entonces decidió que era una buena idea implementar algún entrenamiento para bebés para que aprendan a dormir.
El entrenamiento parecía funcionar
Con el entrenamiento, Jogie despertaba sólo una o dos veces por la noche, pero mientras antes despertaba feliz y sonriendo, ahora despertaba llorando y angustiado. Andrea no entendía qué era lo que estaba pasando.
Aunque muchos entrenamientos prometen milagrosamente que el bebé dormirá plácidamente toda la noche, la verdad es que la naturaleza es sabia, y los bebés muy pequeños despiertan en las noches porque necesitan no sólo alimentarse, sino sentir el contacto físico con su madre.
Ella no sabía que su bebé estaba sufriendo hambre
Cuando Andrea notó que sus pechos estaban más blandos, se informó al respecto y pensó que eso era normal. De hecho, luego del tecer mes es cuando la cantidad de leche se regula y el cuerpo sólo produce lo que necesita comer el bebé. Es por ello que muchas madres en este período sienten que ya no tienen más leche, pero lo que sucede es que ya no se llenan como antes, sino que sólo producen lo necesario.
Pero en el caso de Andrea, su bebé estaba pasando hambre. Sin embargo, ella se enteró mucho más tarde. El pequeño comenzó a rechazar cada vez más el pecho de su madre, hasta que finalmente, y luego de ver que estaba muy bajo de peso y muy molesto todo el tiempo, decidió darle un biberón con leche de fórmula. Instantáneamente el pequeñó la bebió por completo, dejando en evidencia cuán hambriento estaba. En ese momento Andrea explotó en lágrimas, y no se perdonó haber tomado tanto tiempo en ver que su hijo pasaba hambre.
Ya no tenía leche
Andrea se había quedado prácticamente sin leche, y es por ello que el bebé mamaba y no obtenía demasiado alimento, por lo que su peso cada semana bajaba. Sus llantos por la noche eran de hambre, pero su madre sólo lo atribuía a la dentición o a un mal hábito de sueño.
Hoy, el pequeño Jogie se alimenta sólo a leche de fórmula, y Andrea alerta a otras madres acerca de su historia, para que no le sucedan lo mismo que a ella. Si bien puso todo su empeño y su sueño era amamantar a su hijo, el deseo de velo crecer sano y fuerte primó sobre todo lo demás y la leche de fórmula terminó salvando la vida del pequeño.
No eres mala madre porque no puedas amamantar
Para muchas madres, el hecho de no poder amamantar las hace sentir malas madres. Sin embargo, es menester ponerse en la piel de cada una y estudiar los factores que hacen que no puedas dar el pecho de manera correcta. En el caso de esta mujer, pudo haber sucedido no sólo que el bebé no tuviera un buen agarre del pecho, por lo que la leche no salía correctamente (y al salir menos la producción baja); sino que el entrnamiento del sueño que hizo para que su bebé “aprendiera a dormir” pudo haber tenido la mala consecuencia de que, como el bebé tenía menos despertares por las noches, se prendía menos veces al pecho y eso hizo que la producción de leche materna bajara.
Infórmate siempre
No te quedes con lo que dice internet. Aún así tampoco te quedes sólo con lo que dice tu pediatra, ya que son muchos los que no están formados en lactancia materna. Una asesora en lactancia está especializada para orientar e informar todo lo concerniente a la lactancia, y es la persona indicada que debes buscar en estos casos.
¿Puede una madre quedarse sin leche así nomas?
En realidad, cuando una madre dice que “ya no tiene leche”, no significa que tu cuerpo haya querido dejar de producir leche caprichosamente. Sino que hubo una serie de factores que influyeron para que tú hayas dejado de producirla. Por ejemplo, un mal agare del pecho hace que la leche no fluya, y si no fluye el bebé no toma, y si no toma demasiado tú le das biberón. Entonces, cuando le das biberón a tu hijo le quitas la posibilidad a tu cuerpo de producir más leche. Es un círculo vicioso.
Otro de los mitos es pensar que porque tienes los pechos blandos es porque ya no produces más leche. Sin embargo, la realidad es que los senos son como una “canilla” y no como una “heladera”, es decir, mientras pongas a tu bebé al pecho, más producirás. Si no lo pones, tu cuerpo no producirá lo suficiente.
Claves para una lactancia materna exitosa
El sitio Bebés y más detalla una lista de consejos para lograr una lactancia materna exitosa:
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Amamantar en las primeras horas de vida del bebé
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Alimentar a demanda (sin relojes, ni “cambios cada 5 minutos”). A demanda es cuando tu bebé lo pida
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No usar chupete las primeras semanas
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Adoptar una postura cómoda y relajada para amamantar
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Respetar el ritmo de toma del bebé (Al principio se tomará mucho tiempo, y sentirás que pasas horas con el bebé al pecho. Luego eso cambia, créeme)
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Que el ambiente sea favorable. Tanto tú como tu bebé deben disfrutar de la lactancia en un ambiente tranquilo
Nadie dice que la lactancia materna sea fácil. Pero con paciencia y constancia puedes lograrlo. No te arrepentirás del esfuerzo realizado, pues es el mejor regalo que puedes hacerle a tu hijo, y a tí misma.