Superar la dislexia de tu hijo requiere saber observarlo y querer hacerlo; aquí las herramientas que necesitas para saber si la padece y la solución
¿Tu hijo presenta serias dificultades para aprender a leer, a escribir, o sufre en el proceso? Pon atención, podría tener dislexia.
Aida Rendón Morales
La dislexia es un trastorno definido como la incapacidad o dificultad en el desarrollo del lenguaje; actualmente, el término remite sobre todo a lo que concierne a las habilidades de lectoescritura, pero puede vincularse también con alguna dificultad en el manejo del lenguaje verbal (o dislalias). La inteligencia de un niño con dislexia es perfectamente normal y por lo común no afecta a ninguna otra área en el desarrollo y la maduración.
Gran parte de los conocimientos que adquirimos -y transmitimos- tienen a la lectura y la escritura como vías; de ahí la importancia de reconocer y atender la dislexia, pues afecta directamente el desarrollo intelectual de nuestros niños retasando su formación escolar, entre otras cosas. Por esta razón, es importante que, una vez detectado el problema, pongas manos a la obra y apliques los métodos pertinentes para ayudar al niño a superar este obstáculo.
¿Cómo obtener un diagnóstico confiable?
Lo primero que debes hacer es observar el desempeño escolar de tu hijo: pon atención a los reportes que las maestras elaboran sobre su progreso de aprendizaje, las habilidades que notas en la realización de las labores escolares y qué tan bien se desarrollan sus potencialidades para leer y escribir. Es importante que no te precipites y le pegues una etiqueta de disléxico, pues está comprobado que muchos niños experimentan retrasos, dificultades y ritmos diferenciados a lo largo de su desarrollo y vida escolar.
A continuación comparto contigo algunos signos que pueden indicar que hay un problema que debes atender.
Tu hijo:
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Empieza a hablar más tarde que el resto de los niños de su edad, o bien, cuando lo hace, tiene mucha dificultad para recordar el sonido de las letras, el nombre de los números, los colores, etcétera.
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Le cuesta mucho trabajo leer y adquirir un buen ritmo y fluidez al hablar y leer.
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No puede pronunciar bien palabras largas o altera el orden de las sílabas presentes en las palabras que lee.
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Llora o muestra sufrimiento y nerviosismo exacerbado cuando se le pide que lea.
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Confunde letras y palabras similares, ya sea en la forma escrita o por su sonido.
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Tiene disminuida la capacidad de concentración, por lo cual le cuesta trabajo aprender por “métodos tradicionales” de estudio; en cambio, es observador y aprende mejor a través de actividades manuales.
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Escribe de forma continua los números o letras “en espejo” (como se verían reflejadas en un espejo).
Tiene en su familia antecedentes de dislexia.Advertisement -
Si notas que tu hijo presenta de manera reiterada alguna o varias de estas dificultades y que interfieren en su desarrollo académico de manera constante y prolongada, puede tratarse de dislexia. Observa si estos problemas se traducen en desventajas con sus compañeros de clase y retraso en sus actividades escolares; si es así, es importante que acudas a un especialista para que te ayude a identificar y tratar el problema.
En muchas ocasiones, maestros y psicólogos presentes en las escuelas están capacitados para identificar la dislexia, o bien para orientarte sobre los pasos a seguir para que personas expertas puedan hacer un diagnóstico preciso del problema que presenta tu hijo. Entre los especialistas idóneos para diagnosticar y tratar este tipo de trastorno figuran educadores certificados, psicólogos educativos, terapeutas de lenguaje e incluso pediatras y neurólogos pediátricos.
Tratamiento y pronóstico
Las dificultades de tu hijo en la lectura y escritura se tratan profesionalmente mediante técnicas educativas especiales, que tienen que aplicarse en cuanto es diagnosticado el trastorno por un especialista. La participación de padres y maestros es fundamental, por lo que debes informar a sus maestros del problema y el tratamiento que se ha indicado para tu hijo. Por tu parte, como madre debes estudiar e investigar cuanto sea necesario para comprender el carácter de este trastorno, su evolución y allegarle a tu hijo los medios para conseguir el éxito en su tratamiento.
El pronóstico es muy favorable si el tratamiento se lleva a cabo de manera adecuada, siempre con la guía de los expertos en la materia; es particularmente eficaz cuando se inicia a edades tempranas, de preferencia antes del primer año de educación primaria.
Es vital que si tienes motivos para suponer que tu hijo es disléxico, acudas a la gente indicada para poder determinarlo y que conserves la calma. Recuerda: la dislexia es un trastorno común y hoy existen métodos que con gran eficacia ayudan a los niños a resolver este problema.
No descalifiques a tu hijo ni le presentes el problema como una tragedia, una enfermedad o una discapacidad; ten presente que es sólo un aspecto en el que le caería bien recibir ayuda de modo que pueda superarlo y deje de causarle preocupación o sufrimiento. No te paralices ni te angusties de más: tu hijo debe estar seguro -por encima de todas las cosas- de que lo amas, estás tranquila y confías plenamente en que juntos podrán superar este obstáculo.