¿Te amo o te amaba? La duda constante cuando se cree que el amor se ha extinguido
Las sensaciones que genera el enamoramiento pueden ser estimulantes; sin embargo, el verdadero amor merece el riesgo y el esfuerzo.
Erika Patricia Otero
Las personas tienen la falsa creencia de que el amor es un estado continuo de euforia; nada más falso que eso.
Cuando una relación amorosa da inicio, es normal que se viva en una especie de nube de felicidad. Hay atracción y novedad, deseos continuos de sentirse vivo al lado de esa persona especial; sin embargo, al pasar el tiempo, ese estado constante de excitación emocional va en descenso. Esa es la justa razón por la cual muchos noviazgos e incluso algunos matrimonios se acaban.
El amor es como una especie de droga. Al inicio, cuando todo comienza, ese sensación de exaltación es adictiva. Es como si se quisiera más y más de eso que te hace sentir que la vida vale el esfuerzo.
Lo que nadie calcula es que el amor, al igual que el consumo de psicoactivos, pide más. Esa es justa la razón por la cual las personas adictas enferman a un punto crítico. El cuerpo pide más y más de eso; justo como tú quieres más y más de esa sensación agradable que otorga el amor.
El problema de ambas situaciones es que siempre va a querer más. Más droga o más amor; no hay mucha diferencia. El adicto aumenta su consumo de estupefacientes; tú quieres más pasión, júbilo y felicidad.
El resultado: el adicto muere o queda en la indigencia; tú abandonas la persona porque “ya no la amas”. Buscas a alguien más que renueve tu sensación de felicidad.
El amor que vale se transforma, no se acaba
Esta es la lección esencial que todos debemos aprender acerca del amor: que este se transforma, no se muere. Esa transformación no viene con fuegos de artificio; además, suele ser dolorosa y lenta. Las ocasiones donde hayan sensaciones vibrantes llenas de dopamina, estarán ligadas a los momentos íntimos.
En ese transcurso de tiempo es donde muchas personas van en busca de alguien más que les haga sentirse “vivos”. Sin más deseos de perseverar en una relación que “ya no les hace sentir vivos” la abandonan, no les interesa.
El estado de enamoramiento en una pareja dura poco tiempo; tal vez unos 10 meses. Luego de eso, ¿qué queda? Depende de la pareja. Pueden seguir luchando, dándole la cara a las tormentas, o dejarse y cada uno seguir caminos divididos. Eso depende de las personas, de ambos en realidad.
Síntomas del desenamoramiento
Descubrir que el “encanto” inicial se está perdiendo no es tan complicado. Hay una serie de situaciones que comienzan a sucederse una tras otra. A continuación tendrás una pequeña lista de “síntomas de desenamoramiento”.
Ya no se siente lo mismo
Ver a esa persona especial ya no se siente igual; sabes que sientes “algo”, pero no tan vibrante como antes.
No es una sensación decepcionante, solo que ya no hay la misma “química” del principio.
Discusiones por nimiedades
Cualquier pequeño detalle genera una discusión sin sentido ni orden. Esto llega a un punto tal que se hartan de tanta disputa y entonces surge la excusa perfecta para separarse.
Distanciamiento
Mueren de a poco los detalles, las salidas y hasta los encuentros íntimos. Ya no hay caricias ni palabras amables y esto termina por matar lo que ya estaba extinguiéndose.
El enamoramiento muere y da paso al amor verdadero
Esta es la parte que a los menos perseverantes no termina de “llegarles”.
El enamoramiento precede al amor. Amar es todo un proceso que inicia con la atracción inicial; luego da paso al enamoramiento y termina en el amor. Sin embargo, la mayoría de las relaciones no llegan hasta el último punto.
Las dos primeras fases son más fáciles de identificar; la razón es que hay efectos hormonales que se traducen en sensaciones agradables. En cambio, el amor es más sosegado y estable, menos hormonal, más racional y sabio.
Cuando se comienza a amar a una persona, las discusiones por nimiedades se reducen a charlas de conciliación. La otra persona no solo nos gusta por su atractivo físico y esa reverberación hormonal correspondida. Nos atrae por sus cualidades y lo que admiramos en ella: sus talentos y virtudes.
Además, los defectos dejan de pesar. Esto porque ambas partes hacen todo lo posible por corregirse y mejorar para evitar conflictos. Ya no hay guerra de orgullos. Cuando una pareja conoce el amor, aprende a vivir con las diferencias del otro. Aprende a amar de ella todo esfuerzo por hacerle feliz y corresponde a ese esfuerzo.
Amar requiere madurez mental y emocional
Así como lo lees. Esto nada tiene que ver con la edad; más bien implica experiencias, respeto, amor propio y el que se es capaz de dar.
No puedes pedirle amor a alguien que no está dispuesto a perseverar. Tampoco a alguien que miente y antepone a los demás. Si no haces parte de sus prioridades, huye de ahí.
Para saber si alguien está dispuesto a amarte, debes haber aprendido a amarte y darte tu lugar. Esto te ayudará a saber qué tanto la persona que amas está dispuesta a dar por ti. Si descubres, además, que es bueno con su familia y amigos, tendrás en tus manos un verdadero tesoro.
Créeme, las sensaciones que genera el enamoramiento pueden ser estimulantes; sin embargo, el verdadero amor merece el riesgo y el esfuerzo añadido.