Tener hermanos te hace una persona mas empática, según un estudio
Esos pleitos que te vuelven loca terminarán, y nunca opacarán la hermosa huella de empatía que aporta la convivencia entre hermanos.
Marilú Ochoa Méndez
Mi hijo de 13 años y mi hijo de 10 adoran jugar fútbol, pero es tanta su pasión cuando juegan en el jardín, que inevitablemente terminan peleando. Y entonces, tenemos que sentar a estos dos sudorosos hermanos para resolver las diferencias, con la esperanza de que el siguiente partido sea mas civilizado.
Me encanta que jueguen juntos, pero no puedo evitar el agobio que me da ver que se dirigen al jardín, porque sé que el episodio se repetirá inevitablemente, un día por una falta, otro día por el tiro de esquina, y otro porque su hermanito de dos años impidió una barrida maravillosa, justo antes de ganar la partida.
Sin embargo, estos momentos tan frecuentes entre ellos y mis demás hijos (de 13, 12, 10, 7, 5 y 2 años), aunque agotan la paciencia de mi esposo y mía, se nos olvidan cuando notamos algún acto noble entre ellos.
Cuando mi hija de 12 años enseña las tablas a mi hijo de 7, y lo anima a leer (aunque el tema elegido sean “cuentos terroríficos”); cuando mi hijo mayor hace reír a mi nena de 5, (aunque esto ocurra mientras la arrastra por el piso sujetándola de las piernas y trapeando todos los cuartos del piso de arriba), o cuando mi hijo de 10 me va a buscar al patio para decirme que me siente y descanse un rato, porque él va a terminar de tender la ropa que recién lavé, mi corazón se llena de amor, y de agradecimiento.
Seguro tú en casa tienes mil momentos así para contar. Y ahora, gracias a un estudio científico, se ponen sobre la mesa muchas más ventajas que se generan en casa a través de la convivencia entre los hermanos.
Lo más relevante es que estas ventajas son bidireccionales, y en esto consiste para mí la maravilla: muestran el inmenso flujo de riquezas que intercambian los hermanos grandes a los chicos y los chicos a los grandes.
¿Qué indica el estudio?
Este estudio, realizado en la Universidad de Calgary, Université Laval, Tel Aviv University, junto con University of Toronto aparece en la revista Child Development y fue realizado a más de 450 familias canadienses a través de la observación directa de las interacciones entre los hermanos, y entrevistas con sus madres.
Los hermanos menores en cada familia, iban entre los 18 y los 48 meses, y la metodología permitió conocer el resultado esperado en los niveles de empatía y crecimiento a lo largo de los 18 meses posteriores con sus hermanos mayores.
Una de las conclusiones del estudio fue que “más allá de la influencia de los padres, los hermanos mayores y los más jóvenes influyen positivamente entre sí para fomentar el desarrollo de la empatía y la conexión“.
Sheri Madigan, investigadora de la Universidad de Calgary y coautora del estudio, afirma que “los resultados enfatizan la importancia de considerar la forma en que todos los miembros de la familia, no solo los padres y hermanos mayores, contribuyen al desarrollo de los niños“.
La familia, fuente de riquezas
El amor crece al compartirse
Es normal que se resienta la dinámica familiar con la llegada de un nuevo hermano, pues es preciso ajustar los roles. A unos tocan más responsabilidades, a otros toca esperar a que los padres se desocupen de la atención de los más pequeños, pero en poco tiempo, los ruiditos y ternura del recién nacido o sus gracias, conquistan a chicos y a grandes, demostrando esa bella realidad: el amor se multiplica, y deja espacio para amar con el mismo amor a cada nueva persona que acogemos.
Si en casa han recibido recientemente un nuevo bebé, procura hablar mucho del tema, y tener siempre listos arrumacos y caricias para los mayores (incluyendo al marido). Estáte lista también para pedirlos y recibirlos, ya que seguramente estarás agotada.
Seguro ya experimentas esa bella ola de amor que provoca no solo el aroma, sino la sola presencia del nuevo bebé, llenando tu vida de una magia nueva.