¿Tienes “dioses ajenos” en tu matrimonio?
Uno de los Diez Mandamientos que el Señor le dio a Moisés fue “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” ¿Has pensado qué significa este mandamiento? ¿Afecta tu matrimonio?
Amiel Cocco
Me crié en una familia cristiana, por lo que conocí los diez mandamientos desde mi infancia. Pero en mi mente de niño no los comprendía en su totalidad. En cuanto al segundo de los Diez Mandamientos, el de no tener dioses ajenos[1], nunca había supuesto que podría quebrarlo, porque ni siquiera podía imaginarme inclinándome ante algún otro dios que no fuera el mío, pero hace poco escuché a Dallin H. Oaks, que además de ser un erudito en leyes, es un líder religioso y un gran defensor de la familia como institución. El habló en un sentido más extenso sobre este mandamiento, indicando que el poner ciertas prioridades antes que a Dios, es una forma de romper esta ley. Estos son ejemplos que él puso:
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Tradiciones culturales y familiares
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Aspiraciones profesionales
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Posesiones materiales
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Actividades recreativas
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Además de lo interesante del tema y análisis interno que me produjo, me hizo pensar en las prioridades en mi vida y cuáles merecen que se les dedique más tiempo y esfuerzo. Concluí que para tener una vida feliz y plena, ésta debe centrarse en el matrimonio y que el mismo debe ser de calidad. Seguí reflexionando, y llegué a la conclusión de que los mismos aspectos que Oaks nos indica cuidar para no ofender a Dios, también se pueden aplicar para fortalecer la relación en pareja. Los analizo a continuación:
Tradiciones culturales y familiares
La familia y la cultura influyen en nuestros actos. Todos tenemos ciertas costumbres que hemos aprendido tanto en el hogar como en la sociedad. Sin embargo, no todo lo que hay a nuestro alrededor es lo mejor para nuestra nueva familia. Ten presente que tu pareja también trae consigo un código de conducta basado en lo que haya visto y aprendido en su vida. Pueden existir tradiciones que a tu pareja le parezcan impropias aún cuando sientas que sean naturales y aceptables para ti. Aprendan a comunicarse con sinceridad, a explicar razones, sin ofender y establecer cuáles serán las costumbres que desean adoptar en su nueva familia. Por seguro habrá cosas buenas de ambos lados y terminarán por enriquecer y mejorar el ámbito familiar para la nueva generación.
Aspiraciones profesionales
Siempre es bueno establecer nuestras prioridades y el propósito de lo que estamos haciendo. El obtener un título académico superior es algo deseable y te podrá ayudar a obtener un mejor empleo y así mejorar el estilo de vida de tu familia. Si ese es tu propósito, no lo pierdas de vista. Un cambio en la perspectiva, por pequeño que sea, puede hacer que termines sacrificando a tu familia con tal de concluir los estudios. Tengo un amigo que en su afán de obtener una maestría descuidó a su familia, y ésta lo resintió de tal manera que les llevó al divorcio. Lo mismo sucede con el trabajo: no seas más devoto a tu jefe que a tu esposa. Él no te lo agradecerá, al menos no de la misma manera que lo puede hacer una esposa feliz.
Posesiones materiales
Cuantas más cosas tengas, más tiempo y esfuerzo te requerirá cuidarlas y mantenerlas. Verás que se puede alcanzar la felicidad plena viviendo con sencillez y frugalidad. El mundo de hoy nos instiga a una carrera para comprar y comprar más, y esto no tiene fin. Siempre habrá algo nuevo, más rápido o más grande que queramos comprar. Los bienes materiales no te van a satisfacer nunca y no pueden reemplazar a un momento de quietud entre tú y tu pareja leyendo juntos un libro, o charlando de cosas de la vida, o simplemente abrazándose en silencio.
Actividades recreativas
Demasiadas actividades recreativas, especialmente si son sin tu pareja, te quitarán tiempo preciado en el hogar. Asegúrate de que tus actividades recreativas sean aptas para toda la familia y que siempre puedas invitar a tu cónyuge a ir contigo. Pueden planear salir con otras parejas a cenar,o ir a algún concierto, museo, o juntarse en la casa de alguien para charlar y jugar. Un tiempo de recreación fuera de las paredes de tu propio hogar, y sin el estrés que éste puede ocasionar, revitalizará tu relación y mantendrá fuertes los lazos de amistad entre ustedes. También les ayudará a conservar armonía, buena comunicación y respeto cuando veas a tu cónyuge vestirse para salir e interactuar en sociedad. Si tus relaciones íntimas no están donde quisieras, aprovecha este tipo de actividades para volver a enamorar a tu cónyuge.
Tu pareja puede ser semejante a un “dios celoso” que requiere tu atención y devoción y creo que se la merece y que vale la pena. Si la relación conyugal anda bien, verás que todos los demás aspectos de la vida toman un matiz más alegre y ningún desafío parece insuperable. Es cuestión de prioridades. Dedícate a amar a tu pareja con todo tu corazón, alma, mente y fuerza; ella hará lo mismo por tí.
[1] Éxodo 20:3