¿Trabajas de manera autónoma? Si es así, ten cuidado con tu salud
"Tiene que ser algo que te apasione, porque de lo contrario, no tendrás la perseverancia de llevarlo a cabo”. Steve Jobs
Erika Patricia Otero
En la medida que pasa el tiempo, la sociedad ha visto cambios en todos los aspectos de la vida; incluso, la manera en la que nos ganamos el sustento.
Por mucho tiempo, las personas se prepararon para tener empleos tradicionales que les proporcionaran cierto tipo de estabilidad; sin embargo, las cosas han cambiado mucho.
En Colombia, por ejemplo, hace muchos años es muy complicado aspirar a un empleo con contrato a término indefinido; para que una persona logre esto, necesita tener buenos contactos y mucha suerte. Mi país no es el único lugar del mundo en donde sucede esto.
Debido a lo anterior, la manera de trabajar también ha cambiado. La falta de empleos “tradicionales” cambió diametralmente la manera de trabajar. Sí, siempre han existido las personas que prefieren ser sus propios jefes; nada hay de extraño en esto. Sin embargo, con la llegada de la tecnología, también llegaron los empleos freelance (autónomos).
Cuando eres autónomo, no importa dónde vivas, puedes trabajar para un tercero en cualquier lugar del mundo. Esta nueva manera de trabajar permite una libertad antes inimaginable. Tú eliges la hora, la manera de vestir, el tiempo que dedicas a tus labores. Pese a todo esto tan maravilloso, también hay contras que afectan de manera importante la vida de la persona.
Inconvenientes de la vida de un autónomo
Aunque hay muchos aspectos agradables de trabajar por cuanta propia; la verdad tras esto es un poco más oscura de lo que nos gustaría.
Ser autónomo implica ganar dinero solo por lo que hagas. Es decir, no tienes vacaciones remuneradas, no hay seguros de salud, pensión y otros beneficios. Además, lo que más genera incertidumbre es la posibilidad casi permanece de quedarte vacante.
Cuando trabajas bajo la supervisión de alguien, estás supeditado a que manejen tu labor al gusto de esa persona. ¿Qué ocurre con esto? que pese a no estar de acuerdo con su accionar, temes quejarte por miedo a perder la poca estabilidad de la que gozas. Esto significa que no puedes -aunque tengas derecho- pedir un trato justo. Es algo así como reprimirte para evitar malos ratos y tensiones con tus compañeros de trabajo.
Básicamente, vives en constante incertidumbre; con mucho que decir, con muchas necesidades, y sin nadie a quien recurrir.
Qué le pasa a un trabajador autónomo
Algunos conocedores del tema explican que la supuesta libertad de un trabajador autónomo viene acompañada de muchos inconvenientes. ¿Cuáles inconvenientes? Entre estos están:
1 Mala administración del tiempo
2 Inestabilidad e incertidumbre
3 Sedentarismo y poca vida social
4 Ansiedad
5 Procrastinación
6 Y en muchas ocasiones, insatisfacción constante.
Lo creas o no, esto hace una mella profunda en la estabilidad mental y emocional de un trabajador autónomo.
No es agradable pasar de mes a mes al “borde de la montaña”. Vives sin saber qué va a pasar; además, experimentas cambios que llegan sin avisar y que muchas veces cortan la libertad de la que crees gozar.
La inestabilidad es quizás el mayor problema al que se enfrenta un trabajador autónomo. Lógicamente, no todos los meses se va a experimentar una crisis de ansiedad. Pese a eso, -casi siempre- debes tragarte cosas que no te agradan, solo para tener paz. De todas maneras, esto ocurre en todos los empleos ¿No es así?
La mejor manera de lidiar con los “problemas” de un trabajador autónomo
Hay diversas maneras para enfrentarlos inconvenientes de este tipo de trabajo. Tras casi 10 años de trabajar de esta manera, te contaré cómo hago para aligerar la situación y no morir de estrés durante el mes.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy
Hay meses de meses y a veces, es complicado hallar motivación para realizar tu trabajo. Soy enemiga de dejar mi trabajo para el final, pero a veces pasan cosas que te desmotivan. Por eso mi recomendación, es que el día que tengas más energía y motivación, te dediques de lleno a tu trabajo.
También puedes optar con marcarte ciertos días de la semana para trabajar y otros para “descansar” o dedicarte a otras cosas también de tu interés. Esto equilibra la balanza y evita el agotamiento mental.
Vive “el aquí y el ahora”
Mentiría si dijera que no me preocupo por el futuro. ¡Claro que lo hago!, pero me doy chance de sufrir por esto un solo día al mes.
A diferencia de muchas personas, no puedo permitirme el lujo de preocuparme todos los días por lo que será de mí el próximo mes. Padezco ansiedad y los ataques no son agradables. Así que aprendí a vivir un día a la vez y es lo que te recomiendo.
Lo que sí te recomiendo, es que proyectes cómo podría ser tu mes; es decir, qué tan ocupada puedes permitirte estar con tu trabajo. Esto te ayudará a establecer un límite entre lo que puedes y debes hacer.
Un mundo te espera afuera
Básicamente, lo que esto dice es que no todo es trabajo y encierro. Todos sabemos que el sedentarismo es dañino para la salud física y mental.
Date la oportunidad de turnar tu deber con el ocio. Es cuestión de aprender a balancear. Por ejemplo, si dedicas la tarde para trabajar, la mañana puedes dedicarla para ejercitarte, hacer las compras o llamar a tus familiares.
También, si tu economía te lo permite, puedes salir a hacer algún curso o taller creativo. El punto es que no te quedes encerrado en casa porque corres el riesgo de volverte un ermitaño.
Aunque este tipo de empleo sea un poco riesgoso e inestable, no es muy distinto a otro tipo de empleos.
El punto relevante es que sepas sacar lo mejor de las circunstancias que te tocaron vivir. Recuerda que en lugar de enfocarte en lo que no puedes cambiar, céntrarte en lo que sí depende de ti y hazte la vida más amable.