Trastornos por ansiedad, tu hijo puede estar sufriéndolos y no te has dado cuenta

Los especialistas reciben cada vez más consultas acerca de niños con trastornos de ansiedad. ¿Cómo reconocer este trastorno en nuestros hijos?

Emma E. Sánchez

Hablar de ansiedad en los niños ya no es una novedad; desafortunadamente, cada vez son más los pequeños que visitan algún especialista por algún trastorno relacionado con la ansiedad.

Si bien la ansiedad es parte normal de la vida de todos nosotros, cuando el miedo, la tensión o la preocupación se vuelven crónicos o irracionales, estamos ante una problemática seria.

Ahora imagina esto en un niño o adolescente, todo se vuelve mucho más delicado y de extremo cuidado.

¿Por qué debe preocuparnos tanto la ansiedad en los niños?

Muy sencillo: ¡Porque puede alterar su vida para siempre!

Y puede dejar  terribles secuelas en su espíritu y emociones si no se atiende oportunamente.

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Los trastornos de ansiedad tienen diferentes patrones y síntomas, por ejemplo:

Trastorno de ansiedad generalizada

Se caracteriza por una tensión constante que no se puede controlar. Son niños que están continuamente preocupados, inclusive cuando no hay una razón aparente. Los síntomas incluyen:

Fatiga y problemas de concentración

Dolores de cabeza y tensión muscular

Temblores y sudoración

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Mareos, falta de aire

Dormir mucho o no dormir bien.

Trastorno obsesivo compulsivo

Son niños o jóvenes  con ideas o pensamientos persistentes, obsesiones; y tienen la imperiosa necesidad de repetir ciertos comportamientos o rituales, que son las compulsiones. Por más que tratan de evitarlos o reprimirlos, no pueden, inclusive pueden ocultarlos porque les avergüenza lo que les hace sentir también culpa muchas veces.

Trastorno de pánico

Si una razón aparente, la persona comienza a sentir, palpitaciones, dolor en el pecho, sudoración, dificultad para respirar, mareos y temen tener un ataque cardíaco. Esto les hace evitar salir, estar con amigos, viven con mucho miedo de que esto les vuelva a ocurrir.

Trastorno de ansiedad social

Imagina tener un miedo recurrente a estar rodeado de gente, por temor a que te miren, te juzguen o simplemente porque piensas que en cualquier momento tú puedes cometer un error y sentir muchísima pena. Cuando alguien padece este trastorno, evita el contacto humano, no quiere salir de casa y obviamente le es muy difícil relacionarse, hacer y mantener amistades. Tener una videollamada o atender una videoconferencia puede ser una misión imposible si no cierra su cámara.

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¿Puedes imaginar un adolescente así?

Se dice que la ansiedad también está relacionada con el consumo de drogas, la depresión y hasta trastornos alimenticios. ¿Ahora ves por qué es tan importante reconocerla oportunamente en nuestros hijos?

Vamos a describir cómo se pueden manifestar los síntomas en los niños y adolescentes para que puedas identificarlos con mayor facilidad.

1 Sueños inquietos, hasta pesadillas

Tu hijo habla dormido, no descansa, no quiere ir a la cama, sueña feo, quiere dormir contigo todas las noches.

2 No quiere comer, come mucho

O cualquier otro trastorno alimenticio, inclusive comenzar la temida “pica”, esto es, comer cosas no comestibles como gises, plástico, cabello, las uñas, tierra etc.

3 Dolores en diversas partes del cuerpo

Especialmente en cabeza y estómago, luego en brazos y rodillas sin una razón aparente, no se ha caído ni ha jugado en demasía.

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4 Miedos

A quedarse solo, a los desconocidos, a ir a la escuela,  un animal, cualquier cosa que repentinamente les causa miedo o hasta terror. Observa en especial si manifiesta miedo ante una persona o situación en especial, esa puede ser una pista muy importante.

5 Regresión a conductas ya superadas

Mojar la cama, hacer berrinches, buscar la mamila, cambiar la forma de hablar, cosas que hacía de pequeño y que ya había dejado atrás.

6 Estados de ánimos variados

Llora, se enoja, está triste, tiene mucho sueño, ese tipo de cambios tan constantes que pueden ir desde la alegría extrema hasta llorar y no poder contenerse. El llanto en un niño es su manera de decir lo que no puede explicar con palabras, siempre hay que atenderlo hasta dar con lo que le está lastimando.

¿Qué podemos hacer a modo de prevención?

Hacer del hogar un lugar tranquilo

Cero gritos, ni música estridente, ni demasiado movimiento, tampoco muchas luces o demasiada gente, y más privacidad.

No ocultar los problemas

Hay que ser honestos:  si estás pasando por un problema, hay que reconocerlo, hablarlo al nivel de los hijos, trabajar en soluciones y no perder el ánimo ni la fe. Los niños deben aprender que los problemas se asumen, se enfrentan y se conquistan con esfuerzo y sacrificios, de ser necesario.

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Hablar y hablar

“Los huecos de información se llenan con rumores” y los rumores solo generan miedo.  No lo olvides. Habla con tus hijos de todo lo posible, de la vida y de las cosas que te gustan, de tu infancia y de los problemas, de las cosas alegres y de la última noticia ¡de lo que quieras! Pero nunca por favor, les dejes de hablar por muy enojada que estés, el silencio es una forma de violencia y abandono.

No le grites ni lo castigues

Eso solo hace más grande el problema.

Mucho afecto y atención

Cuanto más grande el problema, más necesidad de abrazos que fortalezcan, más necesidad  de  muestras de amor y de palabras tiernas y de comprensión.

Alimentación y ejercicio

El ocio también puede ser un generador de estrés y ansiedad  en niños muy activos o que no pueden relajarse y descansar con facilidad. Cambiar  o mejorar su dieta y aumentar la actividad física les puede ayudar a procesar  la energía negativa  acumulada.

 No tener miedo a ir con el especialista

Los psicólogos y terapeutas estás ahí cerca para ayudarte a enfrentar este tipo de situaciones. Hay cosas que como familias podemos corregir solos pero en otras, necesitamos del consejo y guía de alguien  con conocimientos específicos en el tema.

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Tras la pandemia del COVID-19, muchas personas y niños desarrollaron problemas de ansiedad. El confinamiento, las malas noticias, las complicaciones económicas, el desempleo y la enfermedad, alteran nuestra mente, las preocupaciones aumentan y pueden rebasarnos y ¿sabes? A los niños les pasa igual.

Puedes buscar inclusive atención en línea, inclusive gratuita, para comenzar a hacer algo. Los trastornos por ansiedad son curables, solo basta con atenderlos la gran mayoría de las veces.

¡Ten buen ánimo! Descansa y cuida mucho de ti y los que amas.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.