¿Tu hijo no ve bien de noche? Puede ser el primer síntoma de una enfermedad que debe ser atendida
Lee sobre una enfermedad cuyo primer síntoma suele ser la pérdida de visión nocturna e identifica si tu pequeño la padece.
Marilú Ochoa Méndez
Existen algunas enfermedades cuyos síntomas son muy claros y determinantes. Esto ayuda a su pronto diagnóstico. La enfermedad de la que te hablo el día de hoy, tiene la desventaja de que como va disminuyendo la visión poco a poco, en ocasiones se diagnostica hasta quince años después de la aparición de los primeros síntomas.
Te presento la Retinosis Pigmentaria, un conjunto de padecimientos crónico-degenerativos que afectan la retina; parte importantísima del ojo, pues es la que nos permite ver los colores, entre otras funciones.
¿Qué es la Retinosis Pigmentaria?
De acuerdo con la American Academy of Oftalmology (Academia Americana de Oftalmología), la retinosis pigmentaria o RP es un grupo de desórdenes genéticos que afectan la capacidad de la retina para responder a la luz. Esta es una enfermedad hereditaria que causa una pérdida lenta de la visión, comenzando por una visión nocturna disminuida y pérdida de la visión periférica (lateral). Desafortunadamente, al dejar de funcionar los conos y bastones de la retina, no hay vuelta atrás, ya que no existe cura para este padecimiento. ¿Qué síntomas presenta la RP?
En la página de la Asociación de Afectados de Retinosis Pigmentaria en Euskadi, leemos que entre los primeros síntomas se encuentra la lenta capacidad para adaptarse a la obscuridad y la pérdida progresiva del campo visual, también llamada visión de túnel. Para entender esto último, imagina que miras el mundo desde un tubo que impide mirar de reojo y muestra solamente lo que enfocas cuando diriges tus ojos a un lugar específico.
Poca claridad de visión en una sala de cine, tener complicaciones para ver en sitios con poca luz, tropezarse con objetos, pueden ser algunos inicios de síntomas ante los que hay que estar al pendiente.
De acuerdo a esta asociación, esta enfermedad se diagnostica frecuentemente de manera tardía, pues es muy difícil registrar si cuando comienzan los tropiezos o torpeza en la obscuridad es por descuido o por disminución de la visión. Desafortunadamente, pocas personas consideran esto lo suficientemente grave como para acudir con el oftalmólogo.
¿Cómo se transmite esta enfermedad?
La RP es frecuentemente hereditaria. Hay muchos estudios al respecto, pero una conclusión común es que las madres que encuentran en su historia genética casos donde se haya padecido, pueden transmitirla a sus hijos varones en un porcentaje mucho mayor que a sus hijas. Sin embargo, la mayoría de los genetistas afirman que padecerla y transmitirla puede ser una moneda al aire, porque también existen casos en los que sin tener parientes que la hayan padecido, la enfermedad surge.
¿Qué hago si sospecho que mi hijo o hija la padece?
Es importante acudir con un oftalmólogo para que realice algunas pruebas entre las que se pueden encontrar un examen ocular completo, una prueba de campo visual o un electrorretinograma.
En los casos en los que el diagnóstico confirma la enfermedad, muchas personas se desmoronan, pues se considera hasta el momento una enfermedad incurable y progresiva. Sin embargo, la enfermedad no evoluciona de la misma manera en todos los pacientes, si bien es cierto que varios de ellos tienen una completa pérdida de la visión, existen muchos casos en que con una alimentación adecuada y siguiendo las indicaciones del médico, el paciente lleva casi una vida normal que va ajustándose conforme la enfermedad evoluciona, y que es fácil de manejar con estrategias de rehabilitación visual.
Un diagnóstico que implique para nosotros o algún ser querido alguna discapacidad siempre duele hasta el alma. Aquí lo que marcará la diferencia en tu vida y la de los tuyos será la actitud con la que lo asumas. Hay personas que la padecen y se deprimen y esconden, y otras que la asumen con valentía y la desafían a diario. Como ejemplo te cuento que mi papá la padece desde hace más de cuarenta años, y nunca ha sido para él un impedimento. Ha sacado adelante una familia de siete hijos con el fruto de su trabajo diario; ha corrido varios maratones, entre ellos el de Nueva York y nos ha dado ejemplo de fortaleza todos los días que hemos compartido con él. Aún hoy, a pocos años de cumplir 70, continúa trabajando y esforzándose a diario por superarse.
Así que ¡ánimo! Si esta enfermedad llega a tu familia:
1. Acógela, siempre hay muchas bendiciones en las pruebas.
2. Conócela, entérate de qué consiste y cómo debes manejarla.
3. Comparte con los tuyos para que sepan lo que sucede y cómo pueden ayudar.
4. Ora y ¡acométela!
Apóyate en Dios y lánzate a la aventura de superar este obstáculo y sobrellevarlo con valentía.
La vida no termina, solo va agarrando sabor.