¿Tu relación es como la de Frida y Diego? Lucha, o amputa ese amor
Muchas personas admiran el amor que se tenían Frida Kahlo y Diego Rivera: un amor atormentado, lleno de conflictos. ¿Tu relación es como la de Frida y Diego? Lucha, o amputa ese amor.
Myrna del Carmen Flores
Muchas personas admiran el amor que se tenían Frida Kahlo y Diego Rivera: un amor atormentado, lleno de conflictos, y difícil de integrar a mi concepto del amor. Porque considero que el amor es calma, seguridad, confianza, y sobre todo, respeto.
A pesar de lo anterior, no puedo dejar de admirar la forma tan profunda y apasionada con la cual Frida amaba a Diego. Observando sus obras como pintora, pero sobre todo leyendo sus palabras de mujer enamorada, no me queda nada más que admirar su arte: con las imágenes, con las palabras.
El ímpetu que expresa en cada una de sus cartas describe a una mujer apasionada, que amaba a ese hombre al punto de sentir que separarse de él sería equivalente a una amputación. Pero lo que le era necesario, por paradójico que suene, era amputarlo de su alma, y cortar para siempre toda la estela de dolor y frustración que una relación tan conflictiva como la que ellos tenían le había dejado.
Él era un hombre que decía amarla; sin embargo, le era infiel cada vez que tenía oportunidad. Por ello, en una de sus cartas, ella le dice: “Nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di?”.
Muchas veces me he preguntado por qué una mujer tan valiosa como ella continuaba en una relación que la dañaba. Tal vez el hecho de sentirse, según sus palabras, una “mujer incompleta”, tal vez el estar acostumbrada al dolor físico, tanto, que aceptaba el dolor espiritual con sumisión.
Si ella fuera mi amiga y se acercara a mí descansando sus penas, le diría:
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Debes valorarte como mujer. Toda mujer merece un hombre que la ame solo a ella. Ninguna persona tiene derecho a hacerte sentir que no vales lo suficiente para quedarse solo contigo.
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Si ese hombre te ama de verdad hará lo posible por no lastimarte. Intentará cambiar sus acciones. Recuerda que una relación es de dos. No se puede sostener con base en lo que haces tú sola, él debe poner de su parte.
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Lucha, lucha con todas tus fuerzas por recuperar tu matrimonio. Pero si él no lucha también, entonces, déjalo ir.
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No te rebajes: pagar con la misma moneda no te hará sentir mejor; por el contrario, te dejará un dolor aún más profundo.
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Por último, le diría: el tiempo vale mucho, cada segundo debes vivirlo plenamente, sin ataduras ni lastres que nos impiden superarnos como seres humanos.
En este diálogo imaginario, ¿podría entrar tu historia también? Si tu respuesta es afirmativa, entonces, como amiga, solo te puedo desear que salgas victoriosa en esa lucha tan intensa por salvar una relación. Sólo tú puedes saber si vale la pena seguir perdonando, o es necesario amputarlo de tu vida y de tu alma para recuperar tu estabilidad emocional. Porque, como la misma Frida lo expresó: “Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es solo saberla vivir”.