Un día de la mujer que reconozca todos los días de una mujer
No es fácil que todos los días de tu vida sean como el Día de la mujer, pero estos consejos pueden ayudar a que lo logres.
Mariana Robles
Es día internacional de la mujer y las redes sociales y aparadores se tiñen de rosa. Sin embrago, piensa en esto: todos estos detalles ¿hablan de tu realidad como mujer, o callan sobre las cosas que tú y miles de mujeres enfrentan a diario?
Reconocimiento a las mujeres vs. ocultamiento de la violencia en su contra
A finales de 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, publicó que seis de cada diez mujeres mexicanas mayores de 15 años, al menos una vez en su vida han sido víctimas de algún tipo de violencia, por parte de su pareja sentimental o de algún agresor desconocido. Estas experiencias con la violencia pueden ser físicas, económicas, sexuales, psicológicas, patrimoniales, comunitarias, laborales, en fin: un inmenso abanico de posibilidades.
Lo sé, es cierto que también los hombres sufren esos tipos de violencia, pero el problema no es solo que en las mujeres se da en mayor proporción. Cuando hablamos de violencia de género, nos referimos a que una persona es violentada en y por su condición de género. Es decir, no es lo mismo que te asalten porque hay un alto índice de delincuencia en tu ciudad, a que sumado a ello, te asalten y agredan de manera particular porque eres mujer.
La violencia que se hace invisible
Uno de los problemas para valorar el impacto social de la violencia de género es que, como vemos, no se reduce a las formas más visibles y explícitas, que tienen que ver con golpear o forzar a una persona, físicamente. Gran parte de la violencia contra las mujeres es tan cotidiana, que llega a ser invisible, por así decirlo. Va desde expresiones verbales, hasta miradas insistentes y ofensivas sobre los cuerpos femeninos. Estas formas de violencia de género, aunque son comúnmente vistas en los hombres, muchas veces son adoptadas y reproducidas también por las mujeres. Ya sea para justificar la violencia en contra de otras mujeres o, incluso para sumarnos a ella, estas formas sutiles de violencia llenan la vida cotidiana con frases como: “Se lo buscó, por ponerse ese vestido” o “¿Para qué estudias tanto? ¿No te piensas casar?”.
Son tantas y tan diversas las formas que toma la violencia de género, que sería muy difícil hacer una lista de consejos sobre cómo actuar frente a ésta. Sin embargo, al enfrentarla es bueno que consideres lo siguiente:
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1. No lo mereces, ni lo buscaste
Con frecuencia se cree que la mujer “provoca” las reacciones masculinas agresivas por su forma de vestir, por su carácter o, incluso, por el simple hecho de estar soltera o vivir sola. Debes tener claro que nada que tú hagas justifica la violencia en tu contra: ni tu condición biológica de mujer, ni las formas en que socialmente asumes tu feminidad. A veces llegamos incluso a escuchar cosas como: “¡Cómo no te van a mirar así, si estás tan guapa!” Y, lo que es peor, muchas veces como mujeres justificamos la violencia contra otras mujeres, argumentando lo mismo: “Hicieron algo para merecerlo”. Nunca justifiques la violencia aceptando estas ideas y no permitas que otros lo hagan.
2. No aceptes ser tratada como un objeto
Cualquier forma de violencia hacia una persona implica que quien violenta, en su mente ha reducido a su víctima a la condición de un objeto: no puede actuar, decidir, hacer algo más que recibir la acción de otro. En el caso de la violencia de género es lo mismo: las mujeres son consideradas objetos que hay que poseer, controlar, manipular, someter, física y emocionalmente. Por ello, es bueno que desde la casa, el trabajo, la escuela, el barrio, busques ocupar posiciones de actividad y reconocimiento, con la mayor independencia posible. Al hacerlo, no solo cambiarás tu vida y tus relaciones, sino también ayudarás a que las mujeres en general seamos reconocidas como sujetos.
3. Empieza a eliminar la violencia, cambiando tu lenguaje
No permitas que se dirijan a ti con palabras como “Cosita”, “Muñeca”, “Bombón”. Si te fijas, todas ellas designan objetos que pueden manipularse a placer. Por otra parte, evita bromas y expresiones que solo refuerzan los estereotipos de género. Decir que una mujer “ya se puede casar” porque cocina bien, o que “piensa como hombre” porque es exitosa en su profesión, es violento y es además una falacia. Procura que se vuelva un hábito cuestionar esas frases hechas y no menosprecies el poder de las palabras: es con palabras que pensamos el mundo y construimos su sentido.
4. No hay una esencia femenina
No, aunque sea un best seller,las mujeres no somos de Venus y los hombres no provienen de Marte. Todos somos hijos de este planeta y en él nos identificamos socialmente como hombres y como mujeres. Como bien lo plantea Simone de Beauvoir, reconocida filósofa francesa: “No se nace mujer: llega una a serlo”, pues no hay una esencia biológica y/o natural que alcance para justificar todo aquello que como sociedad hemos decidido que significa ser mujer. Por ello, jamás asumas que es tu deber natural ser frágil, débil, comprensiva, hermosa, receptiva, tierna, paciente, sensible y maternal. Todo esto no es naturaleza, sino cultura: una creación social de nuestro tiempo. Por tanto, tú puedes cambiarlo. Sé la mujer que quieres ser y encuentra la felicidad en ello.
Ser mujer no es una esencia, ni una virtud en sí misma. Y aunque es cierto que las condiciones sociales actuales presentan situaciones muy adversas para nosotras, también es verdad que tenemos el poder para cambiar muchas cosas. Construyamos junto a los hombres una sociedad nueva, donde llegue el día en que, como dijo Simone de Beauvoir “una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse; ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
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