Un hombre de hace cien años y su burro siguen conmoviendo al mundo. ¿Los recuerdas?

Platero es un burro, pero Juan Ramón encuentra en él una amistad profunda y tierna. En esta maravillosa obra literaria los niños pueden aprender sobre la bondad, el servicio, la amistad, la soledad y el rechazo. Es un libro ideal para la familia.

Marta Martínez Aguirre

La literatura es una herramienta de enseñanza, de aprendizaje. Así comienza, por ejemplo, Platero y yo:“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros, cual dos escarabajos de cristal negros”. Es un bello libro cuyo autor es el poeta español Juan Ramón Jiménez, y del que en este año se celebran 100 años de su publicación.

Jiménez nace el 23 de diciembre de 1881, en Huelva, en un pueblo llamado Moguer. A los 19 años se traslada a Madrid, donde conoce al poeta Rubén Darío y a Ramón del Valle-Inclán, entre otros autores. El fallecimiento de su padre, la crisis económica de su familia, su nostalgia por el pueblo natal y su delicado estado de salud, lo obligan a retornar a Moguer. Para su sorpresa se encuentra con un pueblo deteriorado, y se desilusiona. Presa del desencanto, el poeta se aísla y halla refugio en Platero, quien se convierte en el destinatario de sus reflexiones. En él exterioriza toda la ternura y la belleza que lleva dentro. Platero no es un burro real, es un personaje creado por el poeta para volcar toda su riqueza interior y su espiritualidad.

En 1956 fallece su esposa Zenobia Camprubí y recibe, a la par, el Premio Nobel de Literatura. La vida del poeta oscila de ese modo entre la tristeza y la alegría. Muere dos años después. Platero y yo es un libro recomendable que los niños deben leer por varias razones. Veamos:

El argumento es sencillo y está lleno de riqueza literaria. Las metáforas impregnan las páginas y un mundo de ternura y encanto se adhiere a las palabras. El poeta cuenta la historia de su relación con un burro llamado Platero; se vuelven inseparables. El autor le abre su corazón y le confiesa sus sentimientos más profundos y secretos. El vínculo entre ambos es tan fuerte que va más allá de la muerte. Los habitantes del pueblo piensan que el poeta está loco, porque lo ven dialogar con el burro. La mayoría de las escenas literarias se dan en pleno campo, donde pasean y charlan. Tratan de escapar del ruido y de la gente; prefieren el silencio que guarda la naturaleza y aquieta el alma. En tiempo de vacaciones visitan sus sobrinos al poeta y salen al campo. Cuando el otoño llega, los niños se marchan, la casa queda vacía pero llena de nostalgias. Así atrapan el pasado en los recuerdos compartidos. Una mañana Juan Ramón acude al establo, angustiado porque su amigo no lo llama, y descubre que yace rendido en su cama de paja. Llama al médico Darbón, quien dice que el burro ha comido algo que le ha hecho daño y al poco rato, muere. Otra vez la soledad invade al poeta, pero la esperanza resucita porque la muerte no triunfa, ya que Juan Ramón atesora en su alma los momentos compartidos.

Las temáticas giran en torno a:

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  • La compasión. Tanto Juan Ramón como Platero son seres bondadosos, hasta podríamos hablar de la misericordia que tienen hacia los necesitados. A través de estos tiernos relatos tus niños pueden aprender del servicio, de la bondad y sobre la oportunidad de ayudar a quien lo necesite.
  • La amistad. No conozco otro texto que muestre una amistad tan íntima y cautivadora. Juan Ramón y Platero comparten largas jornadas y van juntos a todas partes. La vida se despliega ante ellos y en medio de las cosas sencillas descubren el encanto de la vida.
  • El gozo y la tristeza. A lo largo de la obra ambos sentimientos aparecen con el rostro al descubierto; es necesario que tus niños aprendan que ambas son indisolubles y están hermanadas, de su síntesis vendrá el crecimiento y la madurez.
  • La soledad. A lo largo de la obra esta abre sus ojos y se deja ver de maneras distintas:
  • El aislamiento de Juan Ramón frente al desencanto
  • Cuando los sobrinos retornan a sus actividades
  • Frente al vacío tras la muerte de Platero

Es importante que los niños descubran que la soledad no siempre es “mal compañera de viaje [i]”, sino que le puede permitir conocerse mejor, hacer la vida más significativa, que es necesaria para encontrarse con el dolor y hacer el duelo por lo que se ha perdido.

  • El compañerismo cómplice entre Juan Ramón y Platero es un aspecto esencial de su relación. Son tan unidos que se conocen sin necesidad de mediar palabras, les basta con mirarse y entenderse. Este tipo de compañerismo puede ser un buen modelo para su vida a futuro y la llegada de su etapa adolescente, en la que tú, como madre, puedes convertirte en compañera de ruta que lo acompañe y lo guíe.
  • El rechazo que sobrelleva Juan Ramón en su pueblo cuando vuelve de Madrid. Se siente extraño, extranjero en su propia tierra; sin embargo, no se da por vencido y se sobrepone. Este sentimiento bien puede constituirse en un acicate para aprender a amar a pesar del rechazo, y abrir el corazón.
  • La esperanza. Es un buen relato para trabajar las pérdidas con los más pequeños. Si bien Platero muere, Juan Ramón atesora los momentos vividos a plenitud; de ese modo Platero se hace presente y sigue vivo en el recuerdo inscrito en el alma.

Platero y yo es una obra que ha enriquecido nuestro bello idioma, de una prosa poética llena de metáforas y simbolismos. Es un libro excelente para leer con tus niños, donde se conjuga la vida y la calidez del poeta español. Vale la pena tenerlo en el estante de la biblioteca del hogar y leerlo en familia. Te dejo un link para descargarlo en pdf; pero si puedes, cómpralo.

¡Feliz cumpleaños, Platero!

[i] Frase de la canción Arma de doble filo de La Trampa, grupo de rock uruguayo.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: