Un teléfono mató a esta niña de 8 meses por un error que los adultos cometemos más de lo necesario
Esta inocente bebita pagó las consecuencias del error de su madre.
Mariel Reimann
Como madre de dos hijas este tipo de noticias me asustan no porque le hayan pasado a otros, sino porque este es un mal al que debemos aprender a balancear. Usamos el teléfono para todo y la vida social que antes tomaba lugar en la vida real, hoy sucede en las redes sociales con un teléfono.
Según lo publicado por el Daily Mail, las autoridades de Texas, reportaron que Cheyenne Stuckey, la madre de la pequeña de 8 meses está detenida en una cárcel tras la lamentable muerte de su hija de 8 meses.
Cheyenne, es la madre de cuatro hijos, y según los investigadores de Parker County Sheriff, ella habría dejado a Zayla Hernández, su hija de 8 meses, sola en la bañera con el agua corriendo y sin supervisión mientras ella chateaba utilizando la aplicación de Facebook.
“Sólo la dejé sola por un par de minutos”
De acuerdo a CDF DFW, ella la habría dejado sola por “un par de minutos” y cuando regresó la encontró flotando boca abajo en la bañera.
Sin embargo, y según lo reportado por la misma fuente, la mujer habría estado chateando con dos personas al mismo tiempo por al menos 18 minutos. La madre dice que cuando se “acordó” de que había dejado sola a su hija, ella corrió a ver cómo estaba, y que trató de resucitara “pero no sabía cómo hacerlo”.
Cuando el personal médico llegó para auxiliarla, hicieron todo lo posible pero la niña fue pronunciada muerta en el Azle Hospital, luego de arribar. Según el médico reporte preliminar Zayla murió ahogada.
Una adicción que puede ser fatal
Usar los medios sociales y el teléfono constantemente es adictivo, por eso es que a los creadores de las redes sociales les fue y va tan bien; si nosotros no consumiríamos este producto de la manera en la que lo hacemos, estos no existirían.
Pero lamentablemente, como toda cosa que no se hace con moderación, las consecuencias pueden terminar en fatalidades.
Según reportado por el Concilio de Seguridad Nacional, las estadísticas de las fatalidades ligadas al uso obsesivo de los teléfonos celulares son más que alarmantes. Aproximadamente 330.000 personas resultan mal heridas anualmente sólo en Estados Unidos, tras manejar y enviar mensajes de textos al mismo tiempo. Y para ponerlo en perspectiva, 1 de cada 4 accidentes en los Estados Unidos, es causado por el uso del teléfono al mismo tiempo en que se está manejando.
Enviar mensajes de textos o estar sumergido en el teléfono mientras se maneja es 6 VECES más peligroso que manejar alcoholizado.
A pesar de que este caso no se dio mientras la madre manejaba, y de que no hay estadísticas disponibles de los accidentes en el hogar relacionados con el uso del teléfono y las distracciones que eso causa, la comparación es obvia, ya que no podemos atender todo a la misma vez con la misma concentración y así ponemos en peligro a otras personas (incluso nuestros hijos).
A todos nos puede pasar
Yo no me excluyo de la adicción a usar el teléfono. Un día cuando me bajé del ascensor en el edificio en el que vivo, caminé hasta donde pensé que era el condominio en el que vivo con mi familia, abrí la puerta, encendí la luz y estaba todo vacío, sin ninguna de mis pertenencias y recién me di cuenta de que había entrado a un condominio desocupado que obviamente no era el mío por estar en el teléfono, comprendí que tenía un problema y que a mí también se aplicaba la regla de que tal vez no puedo hacer todo a la vez.
Esa noche borré Facebook de mi celular y todas las aplicaciones sociales que tenía en el teléfono. Si había sido capaz de cometer ese error, en el que nadie resultó herido, por estar usando el teléfono, podía cometer muchos y tal vez mucho más graves.
La mejor manera de evitar un problema más grande es admitiendo que puede ser un problema
Sabemos que algo está mal cuando no podemos imaginar nuestra vida si ello. Si imaginarte tu vida sin tu teléfono es imposible, entonces puedes estar frente a un problema.
Todo en la vida necesita un balance, hasta las cosas buenas. Si vas al gimnasio con regularidad es bueno para tu salud, pero si lo haces compulsivamente, lo bueno se convierte en malo. Así es con todo en la vida.
Tu vida, la del prójimo, la de tu familia, son los tesoros más grandes de los que gozas; no los arriesgues por un texto, una publicación en las redes sociales o un selfie donde sientes que te ves sexy. Nada de eso vale la pena.