Una infidelidad no se perdona. Bueno, a veces, sí
Perdonar al que ha sido infiel trae consigo mucha responsabilidad y dolor. Sin embargo, en muchos casos se ha logrado. Aquí te muestro por qué y cómo vale la pena tratar de perdonar.
Denhi Chaney
Sabemos que perdonar es de suma importancia; en especial, en la relación de pareja. Sin embargo, muchos pensamos que el perdón no existe en pareja si se hacen algunas cosas (como la infidelidad), simple y sencillamente es imposible. Aun así, existen parejas que encuentran el perdón y la forma de salir adelante. Mas es importante entender que en estas situaciones tan difíciles el perdón no siempre es posible o anhelado; aun así, no es nuestro rol el juzgar a aquellos que deciden perdonar y recuperar lo que se ha perdido. Una infidelidad no se perdona. Bueno, a veces, sí.
Muchas veces, tras saber que a una persona estimada le han sido infiel, nuestra primera reacción es enojo y dar un sinfín de consejos, que se pueden resumir en una sola oración: “Ni se te ocurra perdonar”. Con todo, existen casos donde el perdón se ha encontrado. A continuación te presento algunas razones por las cuales esto ha sido posible:
1. El error se admitió
Desde un principio la acción se admite como un terrible error, y no se buscan excusas por el comportamiento, sino que el que ha fallado asume la responsabilidad de sus errores (lo cual incluye estar arrepentido de verdad) y lo hace sabiendo que esto en sí no soluciona las cosas, pero sí crea un buen principio para ello.
2. Se tomaron todas las medidas necesarias para reparar el daño
Desde el momento en que se admite, el que ha sido infiel intenta hacer todo cuanto esté a su alcance para mejorar la situación: cero contacto con la otra persona, entendimiento ante la paranoia de la pareja, comprensión en que la confianza se ha perdido y que es su trabajo el volver a ganarla, no forzar relaciones íntimas, buscar ayuda profesional, espiritual, etcétera.
3. Ante todo, la honestidad
Una parte esencial del porqué se ha conseguido el perdón se debe a que el infiel es honesto en todos sus hechos. Cuando se es honesto con frecuencia y la mentira no tiene cabida en la relación, la pareja poco a poco empieza a confiar en su par nuevamente, y juntos se dan a la tarea de restaurar esa pieza tan importante que es su relación. Parte de ser honesto es JAMÁS volver a repetir el error, ya que es casi imposible perdonar cuando este se repite una y otra vez -y si somos sinceros, cuando esto sucede indica que la pareja nunca se arrepintió de la primera ofensa-.
4. El deseo de permanecer en familia
Aunque este no sea el caso de todas las familias, muchas esposas deciden darle una oportunidad a la relación cuando existen hijos de por medio. Algo que me comentó una paciente resume bien este punto: “Cuando existe aunque sea la más mínima oportunidad de que mis hijos crezcan en una familia y tengan a su padre, y que al mismo tiempo este enmiende su vida y yo aprenda a perdonar… me trago mi orgullo y decido perdonar, ya que mis hijos se merecen por lo menos eso: la posibilidad de tener un hogar feliz”. He de mencionar que esta decisión se ha tomado cuando el esposo ha hecho o está en el proceso de hacer los puntos ya mencionados.
La decisión de perdonar al que ha engañado no es una decisión fácil y, ante todo, es de índole personal. Cualquiera que se vea en esta situación es importante que reflexione en sus opciones, y cualquiera que sea la decisión debe asumirla con convicción y certeza de que ha sido lo mejor para sí y su familia.