Vídeo: Keanu Reeves sale de “Matrix” para darnos lecciones de humildad
¿Qué es lo que hace que sea viral un video de Keanu Reeves en las redes? Que ganando diez millones de dólares por película ¿se le vea en un subte?, ¿que le ceda el asiento a una mujer? Sale de Matrix para darnos l
Marta Martínez Aguirre
¿Qué es lo que hace que sea viral un video de Keanu Reeves en las redes sociales? Que ganando diez millones de dólares por película ¿se le vea en un subte (metro subterráneo)?, ¿que le ceda el asiento a una mujer? Creo que lo que lo vuelve viral es algo que se está perdiendo y que este hombre –cotizado actor del cine hollywoodense– vive en cada uno de sus actos cotidianos: el ser humilde.
La humildad es una palabra que huele mal en estos tiempos, que incluso apesta. No vende, no reditúa, no es galardonada ni en Hollywood ni en cualquiera otra platea del cine. La humildad se nos ha ido bajo la puerta cuando dejamos que el discurso social de la vanagloria entrara en casa y se acomodara, despatarrado, frente a la estufa de leña.
La muy insistente nos fue arrebatando la gentileza de los gestos cotidianos como dar el asiento, correr la silla, alcanzar el salero, secar una lágrima o partir a la mitad un bizcocho y convidar. Mira a tu alrededor, ¿has contado los enchufes?, ¿te has detenido a pensar cuál es tu mayor logro?, ¿el PhD?, ¿el 0 kilómetros?, ¿tu amante?
Hemos dejado que la confusión de términos nos robe el sano juicio, así permitimos que nos convencieran de que ser felices y ser exitosos es hacer cosas, muchas cosas para tener otras cosas que no necesitamos tener.
Cuando esto sucede es hora de que alguien como Keanu Reeves aparezca en escena. La humildad es eso que él lleva bien metido y lo vive, y para lo cual no necesita viajar en un automóvil maravilloso, ni pavonear su cuenta bancaria. Paga el boleto del subte como cualquier persona y cede el asiento como pocos.
Nos ha convenido creer que humildad es sinónimo de tener un remiendo en el pantalón, contar las monedas para subir al ómnibus o tener la panza chiflando. Nos ha convenido mucho, porque trabajar adentro del alma, desmontar todos los ladrillos narcisistas y destornillar la jactancia es doloroso.
La humildad es ese valor que más duele desarrollar, porque tras ella queda siempre una estela de pérdidas y heridas que hay que sanar. Pero no significa que no sea imposible, enseña a tus hijos a ser humilde. Mira cómo:
Escucha
La humildad viene tras el aprender a escuchar a esas personas que saben algo más que tú y se gozan de regalarte su saber, y es que la actitud de saberlo todo cierra puertas a la sabiduría.
Deja que otros a tu lado crezcan
No devalúes la labor ajena, permite que quienes te rodean también alcancen sus logros y si por su condición no lo logran, anímalos a no darse por vencidos. No dejes que la envidia o el temor a ser superado te convierta en un obstáculo para otros. Haz como dijo Juan el Bautista, mengua para que crezcan otros, diciéndole a tu yo que esté en paz consigo mismo.
Cede el asiento
Realiza pequeños gestos que muestren tu verdadera grandeza. Asume tu lado oscuro y reconoce que necesitas aprender a ser alguien nuevo: la humildad surge cuando aceptas tus defectos, anemias emocionales y limitaciones. ¿Por qué debo darle el asiento si el cansancio también me vence? Quizás porque está embarazada, porque es anciana, pequeña, no vidente o porque simplemente deseas ser amable. Sea cual sea tu motivo para dudar de hacer algo bueno, deja de dudar y llévalo a cabo, entonces tu ego quedará sorprendido.
Dicen que las personas sabias pasan casi siempre desapercibidas, esta vez Neo (como lo hace en Matrix) nos volvió a abrir los ojos.
Haz de este ejemplo algo cotidiano en tu vida y en la de tus hijos.