Vive el verdadero espíritu de la Navidad
Si crees que la navidad es solo una época más para regalar cosas y "gastar dinero", cambia esa situación y haz de esta temporada algo que implique extender tu generosidad a quienes así lo necesitan.
Erika Otero Romero
Conforme el tiempo va pasando, me parece que los días con sus segundos, minutos y horas, transcurren más rápido cada año. Lo cual hace que recuerde con cierta añoranza el tiempo de mi niñez y sobre todo la Navidad, con todo lo que trae. La vida de niños siempre es más simple y hermosa.
Viví por un tiempo fuera de mi país y, como toda persona que viaja al exterior, esperaba que la Navidad no “golpeara tan duro en el corazón”. Yo fui afortunada: viví con una familia muy agradable en un país maravilloso, sin embargo, darme cuenta que allá la Navidad no tenía tanta presencia en el aspecto de decoración de la ciudad, para mí fue un alivio, pues esto ayudó a que no me sintiera tan abatida por no estar cerca de mi familia.
Hoy estoy de regreso en mi hogar y aunque los tiempos han cambiado y en casa solo hay un niño, seguimos decorando nuestro hogar con luces de colores y renos de felpa que mi mamá hace. Ponemos el árbol navideño y centenares de adornos más que hacen que la casa familiar sea para mí el sitio más acogedor del mundo.
Es cierto, también como centenares de familias, compramos cosas y nos damos regalos, pero en los últimos años nos hemos enfocado en darle a la Navidad un sentido más espiritual. Hemos aprovechado la magnífica energía de esa temporada para hacer el bien a quien lo necesita y a quienes nos rodean, y para que estar en familia sea eso: estar en familia. Para lograr esto, permíteme compartirte algunos consejos:
1. La bondad y el amor empiezan por casa
No vas a negar que la temporada decembrina otorga al ambiente una especie de magia especial, que te colma de ganas de hacer cosas buenas. Y, entonces ¿por qué no optamos por aprovechar ese “arranque de generosidad” y haces algo que jamás has hecho, o que has dejado de hacer?
Algunos ejemplos de las cosas buenas que puedes hacer por los demás y así extender el espíritu navideño a tu alrededor son:
2. Invierte en ayudar a otros
Muchas personas viven en terribles condiciones de indigencia o pobreza, y de esto ni siquiera se salvan los países más desarrollados. Podrías tomar algo de dinero y comprar algunos enseres básicos que venden en los supermercados y donarlos a algunas familias que tú sepas que necesitan esa ayuda.
3. Recoleta ropa y dónala
Siempre hay en el armario prendas y zapatos que no usas porque ya no te gustan o ya no te quedan bien. Puedes lavarlas y donarlas a algún necesitado o en algún lugar de paso para necesitados. En temporadas de invierno un saco o abrigo jamás le cae mal a alguien sin hogar.
4. Alimenta a quien tiene hambre
Recuerdo a alguien que solía preparar una olla gigante de frijoles y arroz, compraba a la vez platos y cubiertos desechables. Cuando ya tenía todo preparado, paraba un taxi y junto con dos amigos, partía rumbo a los lugares de la ciudad que frecuentaban los desamparados y repartía esos alimentos a las personas. Eso lo llevaba a cabo una vez por semana. Quizá tú y un grupo de amigos podrían hacer lo mismo, aunque fuera una vez al mes o incluso una vez al año.
5. Ora por el bienestar de tu prójimo
Si eres una persona religiosa, jamás está de más hacer una oración por las personas que necesitan ayuda en salud, problemas económicos, familiares o personales. Entre más personas oren de buena fe por quienes lo necesitan, más bendiciones caerán desde el cielo, tanto para los necesitados, como para los tuyos.
Podría plantear otros pequeños detalles que puedes llevar a cabo, pero lo importante es que no necesitas ser millonario para ejecutar alguna de las acciones que expuse arriba. Solo se requiere voluntad para hacerlo con amor. Esos pequeños actos logran un cambio en el corazón de los seres humanos, y por lo menos cambian un día de alguien que solo necesita afecto y algo para cubrir su cuerpo o calmar su hambre. Vive el verdadero espíritu de la Navidad: muestra tu caridad y amor por el prójimo. No cambiaras al mundo, pero sí modificarás el mundo para una o dos personas.