¡Ya soy mamá! ¿Y ahora qué hago?
Cuando la cigüeña toca nuestra puerta la alegría es inmensa; sin embargo la noticia de ser madres puede ocasionar sentimientos encontrados ¿Estás preparada para cumplir este nuevo papel?
Becky Cordova
Siempre hay mucha emoción y algarabía en una familia con la noticia de la llegada de un bebé. Y cuando se trata del primer hijo, con mayor razón. Entonces nos preocupamos por tener todos los controles médicos, realizar actividades de estimulación prenatal, comprar la ropita, elegir la decoración del dormitorio, conseguir la cunita y un sinfín de artículos que garanticen el mejor de los recibimientos. Sin embargo, muchas madres primerizas se olvidan de otros aspectos de igual o mayor relevancia cómo prepararnos psicológica, emocional, física, mental e incluso económicamente para recibir a nuestro angelito en casa. Para ello, te comparto los siguientes consejos:
Estar conscientes de lo que se aproxima
Muchas veces las futuras madres estamos tan ensimismadas en los cambios físicos que se producen en nuestro cuerpo y en el desarrollo mes a mes de nuestro retoño, que dejamos de lado esos otros factores. Ello no es malo, sólo hay que tener cuidado de que dejemos de prestar atención a nuestra preparación en esos otros aspectos; hay otros temas que complementarán nuestros deseos de ser buenas madres, porque nadie nació sabiendo, pero en el camino vamos aprendiendo y es mejor hacerlo antes de que el bebé llegue a nuestro hogar.
Buscar información
En este sentido, se hace necesario informarnos mejor sobre los cuidados de un recién nacido, como ¿Qué hacer si sufre de cólicos de gases? ¿Qué alimentos puedo comer durante la lactancia? ¿Cómo producir más leche materna? ¿Cómo limpiar el cordón umbilical? ¿Qué medicamentos básicos debe tener nuestro botiquín? ¿Qué hacer si sufre de escaldaduras o estreñimiento? y otras cuestiones que nos ayudarán a sobrellevar mejor esta etapa.
Escuchar a quienes saben
Las respuestas a estas interrogantes la podemos encontrar en diversas fuentes, consultando con una profesional (pediatra), escuchando la experiencia de otras madres, pidiendo consejos a nuestra progenitora y abuelas; así como informarnos en libros y en páginas especializadas en Internet sobre todo lo concerniente al cuidado de un recién nacido.
Recordar que el estrés nos ciega
Ello nos ayudará a disminuir el estrés cuando el bebé ya esté en casa, a interpretar mejor sus necesidades y a tener una mejor relación madre-hijo y esposo-esposa, porque el hecho de no estar preparados puede ocasionar estrés, conflictos y peleas en la pareja; además de frustración y depresión en la madre por no poder satisfacer las exigencias del nuevo integrante de la familia.
Prepararnos
Ser madre es un gran honor, una bendición, un privilegio y si es nuestra primera vez será la experiencia más maravillosa e inolvidable de nuestras vidas, pero si no estamos preparadas para asumirlo de forma responsable, podría tornarse, llegado el momento, en una completa odisea y un caos; pues también es sinónimo de servicio constante que puede llegar a ser agotador y desalentador para una primeriza.
Finalmente, estar bien informadas sobre las necesidades básicas de un recién nacido nos va a permitir llevar esta etapa con más tranquilidad y serenidad, y compartir nuestra función de madres con el trabajo y otras tareas de la casa, sin descuidar nuestra relación de pareja, pues ser padres no significa anularnos como personas ni como amantes y compañeros. Más bien todo lo contrario debe ser una ocasión más para compartir e intercambiar roles en el cuidado del bebé e incrementar la comunicación, el amor y la afinidad con nuestro esposo.