3 consejos para una Mamá Cuervo
¿Eres una "Mamá Cuervo"? Entonces te conviene leer este artículo.
Adriana Acosta Bujan
Cuando niña, mi abuela me contaba historias fantásticas, llenas de animalitos que hacían cosas, realizaban acciones y me maravillaban. Eran historias que despertaron mi ávida imaginación con historias muy bonitas todas ellas. Tal vez recuerdes también algunas de ellas.
Cuando crecí, en las clases de la escuela aprendí que esas hermosas historias se llaman fábulas, y que son un subgénero literario muy usado desde la antigüedad. En ellas los humanos se convierten en animales, y las acciones que ellos realizan siempre tienen consecuencias que llevan con ellas una moraleja o enseña de las cosas que debemos realizar adecuadamente.
De una de estas fábulas, atribuida al antiguo griego Esopo, es de la que te quiero platicar hoy, para que juntos aprendamos como padres y tengamos en conjunto una gran escuela para nuestros hijos.
“La Mamá cuervo” cuenta la historia de una madre sobreprotectora que permitió toda clase de excesos a su hijo, como llegar al nido con queso o con cosas brillantes y bonitas, sin preguntar nada o sin importarle las circunstancias en que las trajo a casa. Así las cosas continuaron hasta que el cuervo era un joven, y fue cuando el consejo de animales lo llevó a juicio por robo, una vez sentenciado, el joven cuervo atacó a su Mamá, quitándole los ojos, de ahí viene la moraleja “Cría cuervos y te sacarán los ojos”. Demasiado actual para ser tan antigua, ¿no lo crees?
¿Te ha pasado ver escenas en que hijos maltratan a sus padres? ¿O conoces hijos que han abandonado a sus padres en asilos? ¿Hijos que golpean a sus padres? ¿O simplemente hijos que les contestan sin ninguna cortesía a sus progenitores?
Esto es tan común, basta solo ver la cantidad de buenos ancianos que no tienen donde vivir, o de ancianos que viven hacinados en asilos, abandonados ahí por sus hijos y familias, que piden dinero en semáforos llevando a cuestas la pobreza, el abandono y la humillación.
¿Por qué un hijo abandona un padre? Lo creamos o no, la respuesta está en el seno familiar. Recordarás la máxima “Los niños aprenden lo que viven”, y los siguientes factores influyen en el desarrollo futuro de tus hijos como adultos. Si tus hijos tienen conductas que ofenden a los demás y no se dan cuenta, o son intolerantes a las incomodidades, o no sienten culpa o remordimiento por sus actos, ten mucho cuidado: probablemente estás descuidando gravemente la educación de tus hijos, con un exceso de mimos. Afortunadamente, si has cometido errores como madre, siempre estás a tiempo de corregir el rumbo. Solo tienes que seguir los siguientes puntos:
1. Disciplina
La buena disciplina de los hijos, así como de los padres, estriba en limitar las actitudes y conductas inapropiadas. Si como madre has observado a tus hijos con conductas que no corresponden y que sientes que no puedes controlar, entonces acude a un especialista que te podrá orientar y aconsejar.
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2. No mimos
Ningún mimo es bueno. Me refiero a los mimos como una “forma de tratar a alguien, en especial a los niños, permitiendo en exceso realizar lo que quieran sin corregirlos ni castigarlos”. (Diccionario manual de la lengua española Vox. 2007 Larousse editorial) Claro que debemos amar y dar cariños a nuestros hijos, pero nuestras muestras de amor no deben darse a cambio de una conducta irresponsable o fuera de lugar. Como padres debemos evitar estos mimos para educar mejor a nuestros hijos.
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3. No sobreprotección
Esta situación resulta negativa. En especial si tu hijo no es débil, pero tú crees que sí y eso es debido a nuestros propios traumas o problemas. A todo niño le gusta jugar y divertirse, y en ese proceso se podrá lastimar y lesionar, pero no por ello debemos sobreprotegerlos de esos daños o lesiones.
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Si cuidas de estos aspectos, tu hijo aprenderá a vivir y convivir con amor; sabrá resolver toda clase de situaciones por sí mismo, respetará su entorno, sabrá ser hijos con gratitud a sus padres y nunca tendremos que seguir viendo el abandono de ancianos, que una vez padres, no supieron poner fin a este tipo de conductas, malinterpretando el amor, por las conductas ya mencionadas.
Estimada lectora, pienso en ti, y siento que te quiero, así como a tus hijos y a tu familia. Por eso te pido que leas este y todos los demás escritos sobre el tema, compártelos con tus amigos, en tu vecindario, con tu comunidad, aportemos nuestro granito de arena para resolver los problemas futuros, el día de hoy.