Guía a tu hijo al éxito: enséñalo a lidiar con la frustración
¿Intolerancia a perder? ¿Llantos desesperados? ¿Explosión de cólera? Sí, tu hijo o hija no está manejando bien la frustración. Si quieres saber cómo ayudarle, te invito a leer este artí
Diana Brante Morales
Cuando los niños emprenden el camino en búsqueda de la independencia y autonomía es inevitable que se encuentren de frente a paredes que se lo impiden, lo que los lleva a un desgaste de tiempo y energía innecesarios con el fin de conseguir su objetivo sin importar los mecanismos que deban utilizar.
La importancia de desarrollar resiliencia en nuestros hijos
Por desgracia, a veces estos intentos no dan los frutos esperados y nuestros hijos son víctimas fatales de la frustración, es decir, la imposibilidad de satisfacer sus necesidades o deseos. En la actualidad, los índices de intolerancia a este sentimiento se encuentran en su punto más alto, por lo que nos vemos en la obligación de duplicar nuestros esfuerzos para que estos futuros adultos puedan cambiar los indicadores.
Elimina el “ahora ya”
Una buena práctica para reeducar a nuestros hijos y aumentar la tolerancia a la frustración es eliminar de nuestras acciones el “ahora ya”, es decir, priorizar. Por ejemplo, cuando no consiguen lo que quieren de forma inmediata suelen enojarse e incluso gritar para demostrar que no están conformes. Enseñarles que no siempre sus necesidades son primordiales ayuda a que de manera paulatina comiencen a reestructurar sus peticiones a sabiendas que no siempre podrán conseguirlo.
Mientras más largo el camino, mejor es el resultado
Desde pequeños buscan acelerar los procesos para conseguir sus metas a la velocidad de la luz, por lo que suelen olvidar algunos pasos o se desilusionan cuando no logran lo esperado. Para que esto no ocurra tan seguido recuérdale que mientras más se esfuerza en una actividad, más grande será la recompensa. Dale la misión de plantar una semilla o de observar mientras una oruga se transforma en mariposa, en ambos casos se dará cuenta que vale la pena esperar por lo que se desea de verdad.
Elimina la burbuja de la sobreprotección
Deja de sobreprotegerlo. Aunque cueste dejarlo crecer es fundamental que lo hagas para que pueda experimentar lo bueno y lo malo (sí, también lo malo), ya que con esto le brindas la autonomía e independencia que necesita para aprender a controlar sus impulsos. Refuerza sus buenas actitudes con “premios” (algo simbólico) y corrige las malas con amor y dedicación. Regálale de tu tiempo y sé el ejemplo que necesita para saber cómo actuar frente a las distintas pruebas que le pone la vida.
Procura dar más énfasis a lo positivo que a lo negativo. Por ejemplo, cuando tu hijo se equivoque, en vez de criticar lo malo que ha hecho, enfócate en lo que hizo bien y coméntale su error, así cuando vuelva a enfrentar una situación similar será capaz de autocorregirse. Se tolerante con sus errores e incluso con sus desahogos emocionales, pues con esto le dejas la puerta abierta para cuando tenga un problema o necesite un consejo seas siempre su primera opción. Y recuerda: eres su ejemplo a seguir, cuando algo no te resulte bien, actúa con calma, reconoce tu error y coméntale que la próxima vez lo harás mejor.