3 maneras de enseñarles a tus hijos que las cosas cuestan y se ganan
Desde que nacieron tus bebés, fueron provistos de lo necesario y más, y por costumbre tus niños se fueron dando cuenta de que solo basta con pedir las cosas para que ellos las obtengan.
Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas
Una prioridad en tu vida como padre de familia es que tus hijos no carezcan de nada. Te esfuerzas día tras día para proveer lo indispensable, a fin de que sean felices y que su vida y crecimiento no se vean interrumpidos por alguna preocupación debido a cuestiones materiales y económicas. Desde su nacimiento, les ha proveído de lo necesario a tus bebés, y por costumbre ellos mismos se fueron dando cuenta de que sólo bastaba con pedir las cosas para obtenerlas.
Pero, ¿te has preocupado por mostrarle el otro lado de la moneda en esta situación? Sí, estás cumpliendo con tu obligación primera, de eso no queda duda, porque junto con tu marido han sido unos proveedores preocupados; pero, por otro lado, durante su crecimiento es necesario mostrarles a los pequeños que tienen la posibilidad de comprar, de viajar y de darse uno que otro gusto porque trabajan y administran el dinero fruto de ese trabajo; que, además, hay que pagar los gastos de la familia, hay que cumplir con los servicios y compromisos del hogar. Hay que hacerles entender también que se trabajan muchos días para recibir sólo en dos de ellos el pago, y que hay que aprovechar al máximo los recursos económicos que llegan a casa.
Y para que no se conviertan en niños exigentes y caprichosos, en su educación te sugiero poner en práctica los siguientes tres puntos:
1. No siempre obtendrán lo que quieren
En este punto es importante que les hagas notar la diferencia que existe entre querer y necesitar. Es decir, podrá querer infinidad de cosas sólo por el hecho de tenerlas, pero, ¿en realidad las necesita? Cuando logres que entiendan esta diferencia sus gastos estarán enfocados en aquello que cubra sus necesidades, y dejarán de lado las compras infructuosas, sólo por capricho. Al final, a la economía del hogar no se le hará un agujero que cada día crezca a tal punto que se vuelva imposible tapar.
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2. Realizar una tarea implica una recompensa
Parte de la formación y la educación de los niños recae en la responsabilidad de que tiene que hacer ciertas tareas. En este apartado, hago énfasis en que estudiar e ir a la escuela no cubren en su totalidad su cuota de obligaciones. En casa le podrás asignar tareas de acuerdo con su edad, y así como vaya creciendo dichas acciones podrán irse incrementando y cambiando; esto será benéfico por dos cosas: primero, les enseñarás a tus hijos que limpiar y mantener la casa en orden es responsabilidad de todos los que en ella habitan y segundo, que el trabajo ofrece recompensas; y si la recompensa es monetaria, de paso podrás aprovechar el punto para fomentar en ellos el hábito del ahorro.
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3. Reconocer prioridades
Debes explicarles, de manera clara, lo que es una prioridad, y puedes hacerlo citando ejemplos y dando opciones; les puedes decir: ¿qué es más importante, comprar un juguete con el que se divertirán a ratos y luego olvidarán entre otros tantos que ya tienen, o utilizar ese dinero en adquirir lo que necesitan para la escuela? También dejarles en claro, a cada uno en particular, que si ya no gasta en cosas pequeñas y ahorra, con el tiempo se podrá comprar esa bicicleta que tanto quiere, el balón de futbol o aquellos patines que vieron en la tienda.
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Inculcarles a nuestros hijos, desde pequeños, la idea de que las cosas tienen un valor económico y que conseguirlas conlleva un trabajo físico, a la larga te permitirá tener niños que cuiden lo que tienen, que pidan únicamente lo necesario y que aprovechen cuando exista la posibilidad de tener más.