4 derechos de tus hijos
El mundo adulto está obligado a otorgarles al menos cuatro cosas a los niños: cuatro derechos de los niños que solemos pasar por alto.
Rafael Vázquez
En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño, y sugirió a los gobiernos que celebraran dicho día en la fecha en que cada uno de ellos eligiera. El 20 de noviembre de 1959, los 78 estados que conformaban entonces la Organización de las Naciones Unidas emitieron, de manera unánime, su aprobación para la Declaración de los Derechos de los Niños.
El 30 de abril
En México se instauró el 30 de abril como Día del Niño, dedicado a refrendar el compromiso del mundo adulto con la niñez. Los adultos suelen entregar algún presente a los niños, como golosinas o juguetes, y aunque no es día de asueto, las escuelas y otras entidades como iglesias y organizaciones civiles organizan diversas actividades para conmemorar el día, como festivales o excursiones a lugares de esparcimiento: parques temáticos, balnearios, etcétera.
Los Derechos de los Niños
El festejo no debe impedirnos recordar su motivación principal. La mayor parte del tiempo oímos sobre Derechos de los Niños en términos de legislación, políticas públicas y procuración de justicia. Y así debe ser, por ejemplo, cuando se habla de los derechos que tienen los niños a “a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia”, a “ser criados con un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal” y a “la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política…”. Sin la acción eficaz del Estado y los organismos encargados, no es posible que los niños ejerzan estos derechos.
En casa
Hay algunos de esos derechos, sin embargo, cuya garantía es responsabilidad directa del núcleo familiar. Hoy te quiero recordar esos derechos que tú –como padre, madre, abuelo, tío, hermano adulto y tutor– estás directamente obligado a garantizar para los niños de tu entorno familiar, antes que cualquier otra persona o institución:
1. El derecho a una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física
Por desgracia, es alarmante el número de casos en los cuales un niño padece algún tipo de condicionamiento, trastorno o enfermedad de índole mental, emocional o físico, y los padres o tutores, con tal de no ser objeto del ridículo o el señalamiento por parte de la sociedad, hacen caso omiso de los consejos profesionales y desoyen las recomendaciones de asesores y especialistas, menoscabando –con esta acción negligente– la calidad de vida del niño.
Dado que el documento emitido por la ONU consagra también el “derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada” para los pequeños, debes estar atento y ser lo suficientemente sensible y amoroso con él en caso de que sea detectada una condición anómala.
2. El derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad
Podemos dar por hecho que todos amamos a nuestros hijos, y que los comprendemos en sus vivencias y desarrollo. Pero también debemos comprender y amar a los demás niños, aun los que no son de nuestro núcleo familiar, porque somos parte de la sociedad a la que ellos pertenecen. Aún si no eres padre, esfuérzate por comprender y amar a todos los infantes.
3. El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita
Es lamentable que existan niños que tienen restringido el juego de tal forma que cuando llegan a jugar se sienten culpables. No condiciones esas actividades a su buen comportamiento ni a tu disponibilidad de tiempo. Deben jugar. Punto. Y tampoco los hagas trabajar o pagar por la educación formal que reciben ni por ninguno de los cuidados que se les prodiga.
4. El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación
Sé que nunca abandonarías a tu hijo, que jamás lo lastimarías a sabiendas, y que mucho menos lo obligarías a trabajar. Solo ten en cuenta que no existe una única forma de abandono: lo hay emocional, psicológico, e incluso médico. Y considera que él puede sufrir por cosas que para ti no representan sufrimiento: si sabes que algo lo hace sufrir y no lo liberas de esa situación, estás siendo cruel. Eso lo puede lastimar más de lo que te imaginas.
En este artículo valoramos cuán cruel podría ser para un niño una decisión importante para tu vida.
Cuidemos a los niños
Ya he explicado, en otro artículo, por qué los niños son el sector más vulnerable de toda población.
A los niños la naturaleza los hizo nacer incompletos, sin instintos y con muchas debilidades. El mundo adulto debe cuidarlos durante toda su niñez. Los derechos de los niños son los cuidados mínimos que deben recibir. Asegurarnos de que así sea hará un mundo enlazado por el amor y menos marcado por las diferencias y el dolor.