Paquete de ayuda para las adicciones
No hay adicción que no encierre un dolor sin curar y la logoterapia de FrankI sigue siendo una de los mejores instrumentos para trascender ese dolor. Según Elizabeth Lukas la logoterapia brinda tres «paquetes de ayuda».
Marta Martínez Aguirre
Braulio siente en su hígado un dolor que es más fuerte que una puñalada. Mientras cae al suelo puede ver a su hija Lucía mirando por la ventana. Miles de escenas pasan por su mente en milésimas de segundos. Para no perder el conocimiento se aferra a una sola: aquella donde Lucía corre a mostrarle su cuaderno con sus primeras letras en cursiva y una frase que no olvidará jamás: “Mi papi es el mejor”.
Después del dolor vienen los cables conectados a todo su cuerpo, el ruido de la sirena a todo volumen y la cara del cirujano preguntándole su nombre. A los veinte días es dado de alta de la unidad de cuidados intensivos, y lo que sigue es el abrazo cálido de su hija y el tono tierno al acariciarle el pelo. Entonces se dice a sí mismo: “Debo hacer algo con mi vida”. Braulio comenzó a tomar alcohol el día en que un cáncer de seno se llevó a su amada Adela; desde ese día las botellas se acumularon en su casa y fueron la sombra de su sufrimiento. Lucía tenía apenas tres años y él se sentía solo y lleno de miedos.
El tiempo transformó a Lucía en una adolescente con un sinfín de ilusiones pintadas en su mirada. A él, la pérdida lo transformó en el mejor mecánico alcohólico de la zona. Lucía me contó –en uno de los encuentros– que una de sus mayores ilusiones era bailar el vals de los quince años con su padre. Sin embargo, para evitarse la vergüenza de verlo darse tumbos contra las mesas inventó la excusa de no querer que su padre se embarcara en gastos excesivos. Luego del internamiento de Braulio, conversé con Lucía sobre que abriera su corazón: sabía que su confesión iba a ser un aliado en la adicción de su padre.
Finalmente llegó la noche de sus quince, Braulio tenía catorce meses sin probar una sola gota de alcohol y mientras los primeros compases del vals sonaron, se ajustó la corbata y se acercó a la mesa para humedecer sus labios en un vaso de agua mineral. Lucía estaba radiante cuando su padre tomó su mano, ella se le acercó para susurrarle al oído: “Papi, eres el mejor”. Hasta la fecha Braulio sigue sobrio, haciendo uso de las herramientas logoterapéuticas. No hay adicción que no encierre un dolor sin curar y la logoterapia de Frankl sigue siendo una de los mejores instrumentos para trascender ese dolor. Según Elizabeth Lukas, la logoterapia brinda tres “paquetes de ayuda”:
1. Ayuda para encontrar un sentido en la vida
Generalmente, las adicciones desdibujan el sentido de tu vida, por eso es importante que encuentres por ti misma tu sentido existencial. El sentido no se te puede dar, pero puedes reinterpretar tu sufrimiento para no utilizar el alcohol o las drogas como maniobras evasivas de la realidad. Recuerda que tu vida en todo momento, en cualquier situación y aún bajo las peores y más aterradoras circunstancias tiene sentido. Braulio encontró sentido en sostener a su hija y no dejarla desamparada.
2. Ayuda para tomar decisiones llenas de sentido
En las adicciones la libertad de dejarse arrastrar parece restringirte bajo el imperio del deseo que quiere ser satisfecho con alcohol, drogas, relaciones sexuales, juego… sin embargo, la libertad para tomar decisiones llenas de sentido sigue firme e inmutable dentro de ti. Haz uso de ella tal como Braulio lo hizo: él tomó la decisión de estar sobrio para celebrar con su hija la vida, una noche en especial y el resto que les quedara de existencia.
3. Ayuda para mantener las decisiones llenas de sentido
En la práctica esto significa que mantengas esa decisión tomada no como un precio que tienes que pagar, sino como un valor que demuestra tu autodeterminación y tu dignidad al escoger una vida sana.
Lo que deseas como ser humano no es “la felicidad” en sí, sino un fundamento para ser feliz. Una vez que encuentres este fundamento la felicidad surgirá espontáneamente, y no dejes que la adicción te prive de alcanzarlo.