Amor filial, amor incondicional

Un amor que no se puede medir, que traspasa barreras, es el amor de los padres a sus hijos. La vida que deja de ser nuestra para ser suya.

Diana Brante Morales

“El único amor perfecto en este mundo es aquel del padre por su hijo” Enzo Ferrari

Fue casi instantáneo comenzar a describir cómo sería su cara, su personalidad y su sistema inmunológico. Mi esposo no se enfermaba nunca, así que rogábamos porque heredara esas cualidades. Y es que llevábamos poco tiempo viviendo juntos, por fin nos acostumbrábamos a la rutina del otro cuando nos enteramos: un nuevo integrante de la familia estaba en camino.

De un momento a otro todo cambió, nuestra vida había dejado de ser nuestra para ser suya, pues todo giraba en torno a él: a sus necesidades, a su salud, a sus movimientos fetales. A veces le daba hipo y era un verdadero acontecimiento, llegaban hasta los abuelos para sentirlo, y consentirlo. Aún no entendíamos cómo era posible que en mi interior hubiese una vida creciendo, y ni imaginar el “ser madre”. Ser madre, con todo lo que quería decir eso.

Hasta los 14 años viví con mi mamá y mis abuelos, pero fue mi “Nona” la encargada de cumplir el rol de madre, de poner límites, de dar consejos y de dictar castigos. No me sentía preparada. Se lo comenté a mi papá, quien estuvo a mi lado de forma permanente desde mi adolescencia; con él tuve, y aún tengo, una relación hermosa basada en el amor, la confianza y la comunicación. Su apoyo fue inmediato.

Para mí fue claro: mi papá siempre iba a ser mi papá. No importaba si ya había cumplido la mayoría de edad, si estaba casada y vivía fuera de su casa, los sentimientos no cambiaban. Gracias a él, sus consejos, su apoyo y su amor incondicional he logrado salir adelante en situaciones desagradables. Tú también puedes mantener una buena relación padre/madre-hijo/a si recuerdas fortalecer estos pilares día a día:

  • También acciones. Manifiesta tu amor a través de palabras, gestos y acciones. Los abrazos, caricias y besos nunca están de más, por el contrario, son de vital importancia.

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  • Deja las puertas abiertas. Demuéstrale que puede confiar en ti, tanto para lo bueno como para lo malo. Aunque nos cueste trabajo no enojarnos cuando nos confiesen alguna travesura debemos ser capaces de mantenernos serenos.

  • Nada de “teléfono descompuesto”. Pregúntale sobre lo que ha hecho durante el día y comenten al respecto, que no haya temas prohibidos en su relación.

  • Hazle al Sherlock Holmes. Todos nos equivocamos y nuestros hijos no serán la excepción. Escucha con atención lo que te diga para que entiendas la raíz del problema.

  • A paso lento, pero constante. No esperes que los cambios sean inmediatos, en especial si tu hijo es adolescente. Dale tiempo para que se pueda dar cuenta de tus intenciones.

  • En sus zapatos. Analiza la situación desde su punto de vista antes de tomar una decisión.

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Hay ocasiones en que las relaciones se ven trizadas por diferentes circunstancias, incluidas la distancia y la separación de los padres, pero si sigues estos consejos es muy posible que la recuperes. Los hijos son el reflejo de lo que hemos construido en la vida, nos muestran nuestros defectos, nuestros errores y nos dan el placer de disfrutar sus virtudes, sus alegrías, sus triunfos.

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Diana Brante Morales

Me gusta comenzar cada día como un nuevo día, darme la oportunidad de ser feliz y sonreír por las cosas básicas. Dar sin esperar nada a cambio. Siempre sorprenderme.