Aprende a reconocer tu valor
Si sientes preocupación por las miradas y valoraciones ajenas, es hora que empieces a mirar con nuevos ojos.
Marta Martínez Aguirre
Cuando Joan recibió la invitación para asistir a la reunión de ex alumnos, pensó que iba a ser una gran oportunidad para reencontrarse con viejos compañeros de clases y un momento para homenajear a las maestras tan queridas. Luego de las palabras de bienvenida y de revivir atesorados momentos de la adolescencia en las imágenes prolijamente escaneadas, hubo un espacio para que cada uno expresara sus sentimientos.
Aquella figura envidiada de Claudia seguía intacta, mientras que la mayoría de las ex compañeras estaban ojerosas, con algunas arrugas y unos cuantos kilos de más. Sin embargo, ella persistía gloriosa como en aquellos tiempos y él, estaba visiblemente más viejo, más desilusionado que en aquel entonces cuando todo era posible. Él era un simple docente de literatura, al lado de una modelo de renombre.
Parecería que ella ni lo notaría, no obstante, Claudia supo que era él apenas cruzó el umbral y le regaló una sonrisa. Él tenía miedo de que ella se le acercara, ¿de qué le iba a hablar? ¿De sus dificultades para llegar a fin de mes o de las peleas cotidianas consigo mismo por no haber elegido otra carrera? Hubiera preferido inventar que tenía asma y no haber asistido, sobre todo ahora que Claudia venía en línea recta hacia él.
Luego de un cariñoso abrazo, ella lo felicitó por sus clases de literatura. Joan quedó boquiabierta, ¿cómo podía ella saber algo de sus clases? Seguramente sus hijos iban a un colegio privado y él era docente en uno público.
“El hijo de mi prima va al liceo”, le dijo. “Me comentó que la tuya es su materia favorita y que el profesor es más que un ‘profe’, porque les dedica tiempo y se sienta a escucharlos cuando le dicen que no pudieron estudiar. Me cuenta que a veces, les comparte el almuerzo y les regala útiles a los que no tienen. Cuando me dijo su nombre, supe que realmente tenía un profesor inigualable, desde adolescente fuiste un referente”.
No lo podía creer, ella siempre había sido una chica popular y él un pusilánime con buenas notas, sin embargo, había vivido equivocado: ella había podido ver más allá de las apariencias. Joan llegó a su casa dichoso, corrió a besar a su esposa y a sus hijos, sintiéndose un poquito héroe.
Aprende a valorar quién eres
Quizás tú no estés en una situación similar a la de Joan, pero tal vez sientas preocupación por las miradas y las valoraciones ajenas. Un gran porcentaje de gente pasa por lo mismo, cuando su proyección como personas exitosas depende más de elementos que expresen una posición socioeconómica privilegiada, que de elementos vinculados a la autoestima, la madurez, el crecimiento espiritual o simplemente ser felices con lo que han logrado.
Si acaso tú sueles sentirte así, probablemente las siguientes reflexiones puedan ayudarte a valorar quién eres y lo que has logrado en tu vida.
Una sana autoestima te ayudará a que te amen mejor
1. No sigas la corriente
El discurso social anuncia una serie de cualidades que parecen asegurar el éxito, sin embargo, dentro de ti y mirando en la reserva de valores que guardas, bien sabes que eso es pura mentira. Enseña a tu corazón que la singularidad es lo que te hace especial y no ser parte del rebaño.
2. Marca una diferencia positiva
Aunque creas que nadie te mira, muchos te están observando y, como Joan, puedes estar siendo un referente para quienes te rodean. Permite que otros se enriquezcan con tus virtudes; si lo tuyo es tener el don de la gentileza, no dejes de demostrarlo. Nunca sabes el alcance que puede tener un simple gesto tuyo.
3. Apunta a los logros duraderos
Ten en cuenta que no es tan importante llegar a la meta sino cómo la has podido alcanzar y hacia donde te conduce. La esperanza, la tenacidad, el esfuerzo y la felicidad se engarzan en la misma cadena, mientras que lo externo, lo superficial y lo temporal se desvanecen al igual que las pompas de jabón.
Escribir la vida para entenderla y aprender de ella
4. Suelta el pasado para gestar el futuro
El pasado no se puede modificar, pero sí puedes generar el futuro que añoras para ti y tus hijos. Tu pasado no te define, sino lo que haces con lo que has vivido.
No necesitas estar en los titulares para valorarte, necesitas reconocerte.