Aprende a ver posibilidades, en medio de la adversidad

¿Vives en estado de constante queja? cambia la actitud y prueba que eres capaz de salir adelante tomando fuerzas de la adversidad

Erika Otero Romero

Es asombroso cómo para cada persona una misma situación —ya sea problemática o no— tiene un valor particular, un significado e incluso una forma particular de ser afrontada. Para mí eso es lo que hace que cada ser humano sea siempre una maravilla por descubrir.

Debo decir que admiro mucho a las personas que son capaces de levantarse de sus propias cenizas. Es decir, aquellas quienes, a pesar de las circunstancias, luchan y salen adelante sin permitirse jamás sentir lástima de ellos mismos. Esto me recuerda un poema maravilloso de D. H. Lawrence que recibe el nombre de “Autocompasión” (Self pity), el cual cito a continuación:

“Nunca vi un animal salvaje

Tener lástima de sí mismo.

Un ave caerá muerta,

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Congelada, desde la copa de un árbol,

Sin nunca haber sentido lástima

Por sí misma.”

Haber leído ese poema hace años atrás hizo que cambiará mi perspectiva de la vida y me planteará como ejemplo a las personas discapacitadas. Bien sea que hayan nacido con problemas de salud o limitaciones físicas, o que hayan sufrido un accidente, son muy pocas las que se quedan lamentándose de sus desgracias y contrario a eso, ven mil posibilidades de superarse a sí mismas cada día: ellas son su propio reto.

Ese poema, más esos ejemplos de vida, hicieron que me trazara una filosofía de existencia donde yo podía lograr todo lo que me propusiera sin pasar por encima de nadie, pero principalmente sin sentir pena por mis circunstancias, fueran las que fueran. Tenía todos mis órganos y miembros así que ¿qué me lo impedía alcanzar el éxito?

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Por ese motivo mi deseo es compartirte algunos hábitos de las personas que saben sacar el mejor partido de las “cosas malas” de la vida. Te las comparto con la esperanza de que puedas trasmitirlas a tus hijos:

1. Siente el dolor, pero sácale provecho

En ocasiones el dolor emocional es tal, que no es posible soportar los intensos deseos de desahogarse. ¡Hazlo! Es tu derecho, pero cuida no acostumbrarte a esos sentimientos, ya que el tiempo pasará y habrás perdido posibilidades inmensas de aprender lo que viene con las experiencias de la vida, por más desagradables que éstas sean.

Por otra parte, te insto a que cuando tus hijos se enfrenten al fracaso o a una situación compleja estés ahí para consolarlos y fortalecerlos. Permítete sufrir por sus penas, pero es más importante que seas fuerte para que les transmitas esa fortaleza y ellos aprendan a enfrentar el dolor de la manera adecuada.

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2. No te quejes

Quejarse es un mal hábito que impide que veas tu potencial. Está bien sentirse enferma o desanimada, eso no es malo. Lo que se vuelve desagradable para todos los que te rodean, es permitir que se vuelva costumbre, porque sin que te des cuenta, empezarás a lamentarte de todo, todo te resultará malo y educarás tu ojo para, en cada solución, ver un problema. Además de ser una posición negativa, contagiarás a las personas que te rodean de la misma “mala vibra”.

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La mejor manera de erradicarlo es hacerte consiente de ti misma, de lo que sientes y piensas. Esto te ayudará para que te corrijas a ti misma a tiempo, antes de lanzar al aire la primera queja del día. Esto se logra de manera gradual y sin darse por vencida: es cosa de poner de tu parte.

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3. Toma conciencia de que no estás sola

Sean amigos, padres, hermanos o la misma pareja e hijos, una persona jamás está sola en sus dificultades. Eso debería ser motivación suficiente para luchar y ver en los obstáculos la fórmula perfecta para probarse a sí mismo y demostrarte de que eres capaz.

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4. Aprende a ver posibilidades, donde otros solo ven obstáculos

Algo que te pondrá en una posición de impulso en medio del caos, es que tomes como ejemplo a otros que hayan vivido algo similar a lo que estés pasando. Hacerte consciente que no has sido la única y que no serás la última que pase por algo difícil en la vida, te ayudará a darte cuenta de tu propia fuerza interior.

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Por último te invito a que tengas en mente la siguiente frase: “Si piensas que puedes, tanto como si piensas que no puedes, tienes razón.” Pero sobre todo, recuerda jamás sentir lástima por ti misma y no permitas que los demás lo sientan por ti.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.