Cómo enfrentar al cáncer terminal
Tu dimensión espiritual sabe como transformar el sufrimiento, el cáncer puede tumbarte pero no puede negarte la oportunidad de desarrollarte como persona y encontrar un nuevo sentido a tu vida restante.
Marta Martínez Aguirre
Cuando Dios te hizo, te tomó del polvo: no de la fábrica de acero.
Abres el sobre, te sientas abruptamente, mil rostros vienen a tu mente y sabes que la enfermedad es terminal y que es hora de llamar al abogado para dejar todo en regla. La pregunta que te haces es ¿Tiene sentido todo esto? ¿Valdrá la pena hacerme esos estudios dolorosos y caros? ¿Cuál es el precio?
A pesar del dolor tremendo que puede significar la palabra cáncer, todos tenemos la responsabilidad de desafiarlo.
A menudo mis colegas me miran como sapo de otro pozo, quizás porque no dejo de mencionar que además de los honorarios y la salud mental, a mí me importa la dimensión espiritual de mis pacientes, como un elemento que le da sentido a la existencia.
La dimensión espiritual suele ser ignorada, porque no es muy científica, no acude a congresos, no forma parte del currículo de muchas universidades y sobre todo se tilda de innecesaria. Pese a ello, la dimensión espiritual forma parte del ser humano de tal modo que es la que verdaderamente nos define como tales “es lo propiamente humano” según Frankl.
Saludable, a pesar de todo
No creas que tus preguntas me son ajenas, desde pequeña he sabido lo que es el valor del sufrimiento. Pero tus respuestas, esas que te pertenecen sólo a ti, están en el diseño de la trama que Dios diseñó para que la tejas.
Tu dolor no es sólo físico, sino que también sientes, además, otro tipo de dolor o sufrimiento emocional, social, intelectual y espiritual. No hay dimensión de tu persona que no esté siendo afectada. A nivel social, quizás te has aislado, tal vez hayas dejado el trabajo o incluso estés aislada en el hospital. A nivel intelectual, ya no resistes las dudas, los temores y las inquietudes que te bombardean la mente cada día. A nivel físico, ves tu cuerpo que se desmorona delante de ti, y necesitas ayuda para seguir un día más. A nivel emocional se sacude algo muy fuerte dentro de ti y sientes que nada es igual.
Sin embargo, traigo buenas noticias: tu dimensión espiritual está intacta, indemne, a pesar de la caída del pelo, el andador o las pocas palabras que puedes pronunciar ella sigue de pie tan rozagante como cuando corrías bichitos de luz en las noches de verano.
Tu dimensión espiritual sabe cómo transformar el sufrimiento. El cáncer puede tumbarte, pero no puede negarte la oportunidad de desarrollarte como persona y encontrar un nuevo sentido a tu vida restante. Viktor Frankl sabía de qué hablaba pues se basó en su propia experiencia en los campos de concentración. Una vez dijo que “si no se puede cambiar una situación que provoca sufrimiento, lo que sí se puede escoger es la propia actitud”.
¿Pero cómo lograrlo cuando sientes que la vida se va? La reacción más humana es huir, gritar la rabia, y estallar en desesperación.
Autodistanciamiento
Es una invitación para salir de uno mismo y tomar distancia respecto a la situación, quizás aún puedes escribir cartas, tener un espacio en las redes sociales y contar tu experiencia, alentar a otros, empezar a escribir un diario de vida. Intenta mantener una actitud positiva. Aunque una actitud positiva no es garantía de que combatirá el cáncer, mantener la esperanza a toda costa, sí puede mejorar tu calidad de vida.
Autotrascendencia
Existen muchas maneras de expresar tus sentimientos además de dialogar con alguien, pero especialmente cuando sacas y expones tus dones y talentos, y eres capaz de realizar las cosas por algo o por alguien, no para ti, sino para los demás, el dolor se muta en arte. He visto niños con cáncer pintar hermosos dibujos y mujeres sin senos “amamantar” la vida con las flores de sus macetas en el balcón.
Estoy segura que cada uno recibe las experiencias que necesita para parecerse más a Cristo. No te permitas llegar al cielo sin demostrar que has descubierto lo bella que ha sido la trama de tu historia.