¡Consigue ese trabajo! Revisa tu lenguaje corporal

No son tus calificaciones de la universidad, ni la cantidad de diplomas que colecciones lo que incline la balanza a tu favor en una entrevista; pero lo que dice este artículo seguro sí lo hará.

Emma E. Sánchez

Nuestro currículum u hoja de vida nos da la oportunidad de ser candidatos elegibles para un puesto. Puede ser que estés plenamente capacitado para el trabajo, que tengas la experiencia y que seas la persona perfecta para la labor, pero, ¿por qué no te contratan? Tal vez sea por tu lenguaje corporal. Vamos a revisarlo.

1. Tu vestimenta y forma de andar

Escoge con calma lo que te pondrás para tu entrevista; escoge colores sólidos y combínalos de manera armónica y agradable. Verifica que las prendas no te aprieten, que no se abran los botones, que no estén arrugadas, que te queden cómodas y no tengas que estar tapándote las piernas, bajándote la falda o cubriendo escotes incómodos para ti y quien te entrevista. Piensa en tus zapatos, que sean cómodos, cerrados y te permitan caminar con soltura y no te lastimen; el cómo camina una persona habla de la confianza y seguridad en sí misma.

2. Tu lenguaje, vocabulario, tono y volumen de voz

El lenguaje dice mucho de nosotros, como por ejemplo de dónde eres, el nivel de educación que tienes, tu edad o inclusive si eres un buen lector. Graba tu voz, escúchate muchas veces y dime: ¿tu voz es agradable?, ¿es demasiado aguda?, ¿utilizas demasiados modismos o repites una y otra vez la misma palabra?, ¿tartamudeas? Hablar muy bajito o a gritos tampoco es una buena opción. Busca escucharte y encontrar el volumen y tono de voz que más agradables te resulten; mírate al espejo y practica presentarte a ti misma, hablar de ti, de tu experiencia, de tus conocimientos y obsérvate detenidamente. En Latinoamérica el uso del usted es necesario como muestra de respeto y el tuteo se deja hasta que la persona que nos entrevista lo solicita, cuida y observa las normas sociales.

3. La sonrisa y el contacto visual con tu entrevistador

Mi papá solía decir que hasta por teléfono se sabe si una persona está sonriendo o no, y es verdad. Nuestra sonrisa tiene algo poderoso si es sincera: se contagia y genera buen ánimo. Sonríe y mira a los ojos a tu interlocutor, sé sincera, amable, no te pongas nerviosa, para eso has estado practicando en casa. No juegues con tu cabello, no te muerdas las uñas, no te toques la cara constantemente, usa tus manos para apoyar lo que dices pero sin exagerar. Cuida tu aliento bucal. La limpieza de las manos y uñas es básico.

4. El saludo y apretón de manos

No hay nada más desagradable que sentir una mano húmeda de sudor, que tiembla o que te lastima al saludar. Ofrece tu mano con seguridad y firmeza, no aprietes demasiado ni retengas la mano de la otra persona más de lo necesario al grado que la incomodes. No toques a la otra persona más allá del saludo ni invadas su espacio personal.

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5. La manera en que te sientas y te mueves

Es muy curioso observar a las personas que buscan un empleo una vez que toman asiento. Algunas inmediatamente se desparraman en la silla o sobre el escritorio, se columpian, agarran las cosas que están sobre él, se muerden las uñas, se las limpian, cruzan los brazos, ven todo excepto tu rostro y divagan al hablar e inclusive muestran indiferencia o son irrespetuosos. A esas personas no se les contrata, así de sencillo.

Ya sea para obtener un empleo, integrarse a un proyecto o simplemente presentarse por primera vez ante un grupo de personas es muy importante causar una buena impresión. Ser aceptados en un grupo social es más complejo de lo que podemos imaginar, por eso debemos poner de nuestra parte para que nuestras relaciones sociales mejoren y nos provean de lo que necesitamos en todo sentido. Te invito a repasar estos artículos:

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.