¿Crees que NO eres egoísta? Descúbrelo y evita el fracaso de tu relación
El amor es sinónimo de apoyo, no de egoísmo. Podemos llegar a ser egoístas sin darnos cuenta. Evita el fracaso en tu relación descubriendo las exigencias que hacemos que nuestra pareja aguante.
Erika Otero Romero
Después de seis meses de relación sentimental, más dos de estar comprometida para casarse, María Paula estaba pensando de nuevo en las probabilidades de éxito que podría llegar a tener su relación con Ángel. Si ella era franca consigo misma, no le apostaba mucho a que durara cinco años, y eso con algo de suerte.
Ángel estaba por la mitad de su carrera de ingeniería Industrial, mientras María Paula ya tenía dos años de haber egresado, estaba trabajando y haciendo una serie de cursos y especializaciones en medicina que absorbían mucho de su tiempo, lo cual no permitía que ellos se vieran con tanta frecuencia como Ángel deseaba. Pero lo que más le angustiaba a María Paula eran los planes de su pareja. Según sus palabras, tan pronto como se casaran, ella debería: o bien dejar de trabajar o sacrificar su especialización para poder tener tiempo juntos, y como además él deseaba tener una familia grande, si ella quedaba embarazada, su carrera quedaría estancada hasta que el niño tuviera por lo menos siete años y pudiera quedarse a cargo de alguien responsable, si y solo si, ella no esperaba otro bebé nuevamente.
María Paula amaba a Ángel, de eso no cabía duda. Sin embargo, le aterraba la forma como Ángel había organizado su vida sin siquiera preguntarle si ella estaba de acuerdo. Él daba por hecho que eso era lo que ella quería y no había nada más lejos de la realidad. Lo peor de todo era que ella temía enfrentarle, pues sabía que solo iba a perder su tiempo.
El egoísmo es veneno para las relaciones
El caso anterior es solo uno de tantos ejemplos en la vida sentimental. A diario hombres y mujeres dan por hecho que si se quiere ser feliz en una relación, una de las dos partes debe hacer sacrificios. El problema es que esta sociedad, que enfatiza tanto el individualismo, hace que cada vez más personas consideren que quién debe sacrificarse es la otra persona. “¿Yo? ¡Ni de broma!”
Un sin número de relaciones sentimentales se han venido abajo por esa incapacidad de conciliación entre los miembros de una pareja. Esa manía de no ser capaces de comprender que la otra persona tiene sueños y deseos de realización personal, que ella también tiene la necesidad de ser valorada y no solamente por un pequeño círculo social, que ella desea sentir que vale y que puede hacer algo valioso por la sociedad. Y es que tanto el éxito laboral como el amor, la familia y el matrimonio pueden y DEBEN ir concadenados en la vida de una persona.
Una relación representa sacrificios
Exacto, pero los sacrificios son de ambas partes. Si a tu compañero se le es requerido hacer un cambio en su trabajo, lo que se supone debes hacer es apoyarlo y ajustarte a ese cambio. Lo mismo que tú esperarías que él hiciera, si ese fuera tu caso, es un “toma y dame” constante y continuo.
No debemos abusar de las concesiones, así como tampoco de los sacrificios
Este punto es crítico, ya que podríamos aprovecharnos de nuestra pareja inconscientemente. Hay personas que creen que cuando su compañero accede a sacrificar algo valioso por ellas o por su disposición a hacer todo lo necesario para que la relación funcione, eso les da derecho a pedirle de manera progresiva que haga más y más. Lo hacen “sin querer queriendo”, pero igual terminan abusando de él. Y a menudo, cuando les toca a ellas sacrificar algo, no están dispuestas a ceder ni un milímetro. Por otro lado, también existen aquellas que para satisfacer sus caprichos y para tomarse libertades innecesarias evocan sin cesar los sacrificios que alguna vez han hecho por la relación, logrando hacer sentir a su otra mitad culpable para que termine por aceptar lo que ellas piden. ¡Atención! Si te reconoces en alguno de estos ejemplos, ERES EGOISTA.
Existe una delgada línea entre lo que se puede admitir y no en una relación. El amor en pareja es de hecho una compilación de innumerables expiaciones, de incontables concesiones y de límites que a la larga se establecen de manera tácita. Pero, el real éxito de una relación se logra cuando somos capaces de abandonar el egoísmo y pensamos en nuestra pareja, no como alguien capaz de complacernos, sino como alguien que desea ser feliz a nuestro lado porque nos ama, sin importar los sacrificios o el éxito individual. Por lo mismo, te invito a leer este otro artículo si quieres saber cómo reedificar tu matrimonio con principios correctos.