¿Cuándo es momento de cambiar las reglas en el hogar?
Los límites que establecemos cuando nuestros hijos tienen dos años no siempre sirven cuando llegan a la adolescencia. ¿Cómo saber cuándo es necesario cambiar las reglas? Aquí te oriento un poco al respecto.
Diana Brante Morales
El hijo mayor suele ser el que más reglas debe cumplir, ya que a medida que vamos criando a nuestros hijos nos damos cuenta que no son necesarios tantos límites. El más pequeño acostumbra a ser el más regalón y con más beneficios, pues hemos llegado al punto en que confiamos en el trabajo que estamos haciendo y somos capaces de entregarles más libertad. Otra variación en nuestro “manual de padres” se produce cuando nuestros hijos van cumpliendo etapas, por ejemplo al pasar de la niñez hacia la preadolescencia, a la adolescencia y luego a la adultez. Las reglas que pusimos cuando quisieron usar un cuchillo a los dos años dejan de ser factibles al llegar a los quince, y así con muchas otras condiciones.
¿Cómo saber cuándo es el momento indicado de cambiar las reglas del hogar?
En general son nuestros hijos quienes nos dan señales de esto. Como por ejemplo al pedir una extensión en los permisos, al demostrar que ya pueden hacer cosas de las que temíamos al principio o cuando comienzan a desobedecer y romper las reglas directamente. Claro, cuando rompen las reglas, dependiendo de cuales sean, no los vamos a premiar, pero sí debemos reconsiderar cuál es el próximo límite que debemos imponer.
1. Al terminar una etapa
En principio, todas las instrucciones que establecemos como padres son para proteger a nuestros hijos del constante peligro que el mundo significa para ellos: no puedes tomar un cuchillo, no puedes encender un fósforo, no puedes conectar un enchufe, etc. Pero a medida que van creciendo estas reglas van quedando obsoletas, pues necesitan de la mayoría de dichas acciones para obtener independencia y poder desarrollarse en plenitud. Cuidado: si no cambias las reglas al terminar una etapa, puedes estar cayendo en la sobreprotección.
2. Al llegar un nuevo integrante a la familia
Cuando llega un nuevo miembro a la familia, nuestros otros hijos se sienten amenazados; por lo que una forma efectiva de entregarles “un voto de confianza” es rehacer las reglas del hogar. Debemos considerar que serán hermanos mayores y por lo tanto requieren de más libertades. Es muy importante no incluir en estas normas el cuidado obligatorio de su nuevo hermano o hermana, pues se produce de forma inmediata un rechazo hacia el bebé.
3. Al entrar a la adolescencia
Este punto es muy importante, dado que los jóvenes necesitan un cambio en la estructura familiar para sentir que pertenecen a ella y que son aceptados por el resto de los integrantes. Los adolescentes se encuentran “entre la espada y la pared” cuando los valores que le ha entregado su familia se contraponen frente a los que manifiestan sus amigos. Por eso, es relevante y necesario interesarse en las aficiones de nuestros hijos y en sus amistades más cercanas con el fin de poder generar una serie de reglas posibles de cumplir y que nos permitan seguir guiándolos por el camino que hemos escogido.
Colocamos límites para “controlar” a nuestros hijos, pero muchas veces no nos damos cuenta que los estamos asfixiando. Recuerda que aquellos que establezcas deben ser posibles de cumplir y, a la vez, deben entregar la suficiente libertad e independencia para que tus hijos tomen las decisiones correctas, o bien, se equivoquen. En más de una oportunidad romperán las reglas y traspasarán los límites, lo que no quiere decir que estés haciendo un mal trabajo, sino que son ellos los que están midiendo hasta qué punto pueden llegar sin obtener consecuencias. Intenta establecer normas flexibles que concuerden con los valores familiares que estás inculcando.