Descubre por qué el amor más grande, no siempre es por un hijo

Conoce esta conmovedora historia y descubre cómo puedes vivir la clase de amor que se siente por un hijo, sin necesidad de ser madre.

Shaysiu García

Recién celebramos una fecha especial, el día de las madres. Ya se acerca el día de los padres y en algunos lugares le sigue el de los niños. Pero no existe el día de los hermanos. Lo cierto es que, aunque no se celebre un día específico para los hermanos, ellos forman parte primordial del vínculo familiar. Tanto es así, que la niñez e incluso la adultez es distinta para quienes crecen al lado de sus hermanos, que para aquellos que no los tienen cerca, o quienes son hijos únicos.

La bendición de tener hermanos

“Mi cartera y mi monedero”, así nos llamaba mi madre a mi hermano menor y a mí, cuando estábamos chiquitos. Éramos los dos más pequeños de la familia y tan solo nos llevamos un año de diferencia. Shader es el último de cinco hermanos y yo la penúltima. Por ser los más contemporáneos, crecimos muy unidos ya que no existían mayores diferencias de edad entre nosotros. Siempre juntos para arriba y para abajo, como decía mi mamá, como su cartera y su monedero.

Nuestra infancia fue muy normal, como cualquier otra, pero genial. Aun cuando teníamos juguetes, nos divertíamos inventando juegos y éramos felices haciéndolo. Recuerdo aquel en que nos parábamos en el balcón del apartamento de nuestra abuela, escogíamos un color y luego contábamos todos los autos del color elegido, mientras pasaban por la calle; quien lograba acumular más carros de dicho color, ganaba.

Otra de las cosas que recuerdo de nuestro crecimiento juntos era que él siempre quería dormir conmigo: tocaba la puerta de mi cuarto en las noches, para no dormir solo. En el preescolar, pasaba de su salón al mío. Sin duda él encontraba refugio y protección en mí, por ser tan solo un poco mayor que él. Así prosiguió nuestra niñez, adolescencia, hasta llegar a la juventud y a la adultez. Aun cuando cada uno se independizó, siempre estuvimos cerca y pasamos tiempo juntos.

Hace ya casi cuatro años, Shader sufrió un grave accidente y durante 45 días se mantuvo internado en un hospital. Este suceso conmocionó mi vida y, sin duda alguna, la cambió completamente. En ese periodo, muchas cosas en mi vida tomaron un segundo lugar y otras dejaron de ser prioridad. Lo único importante para mí en ese entonces, era cuidar y velar por la salud y la estabilidad de mi hermano.

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El fin de esta historia es que, al cabo de transcurridos esos 45 días, mi hermano falleció. Sí, como se dice, “pasó a mejor vida”. Lo importante es que no lo digo porque es algo coloquial y común de decir, sino porque estoy segura de que fue así. Aunque es cierto que siempre existió la probabilidad de que esa fuese la consecuencia de su accidente, creo que nunca se está lo suficientemente preparado para decir adiós a quien más amas.

Hay un verso en la Biblia que dice: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13). Y lo más grande que aprendí fue el amor, aun cuando por momentos mi fe desmayaba y mi esperanza se nublaba, el amor fue lo que me sostuvo: el amor de familia, el amor de hermanos.

Aun cuando no soy madre y no sé lo que se siente serlo, podría llegar a creer que el amor más parecido al de un hijo, se siente por un hermano. De hecho, existen los casos donde a los hermanos mayores, por alguna razón, les toca criar a sus hermanos menores y los llegan a amar como a sus propios hijos. Yo por mi hermano hice lo que cualquier madre habría hecho por un hijo: sacrificar su sueño, su tiempo, su dinero, incluso su vida, en pro del bienestar de otro.

Fomentar el amor y la unión entre hermanos

Crecer con un compañero de vida es una aventura y un placer. Los hermanos son nuestros primeros amigos, aliados, cómplices y confidentes. Aun cuando existan diferencias de personalidad y edad, ellos siempre serán los mejores compañeros.

Si eres madre de un solo hijo y todavía estas en condiciones de procrear otro, no te niegues a la posibilidad de darle un hermanito a tu primogénito. Piensa en lo feliz que te han hecho tus hermanos a ti y cuán dichoso podría ser tu hijo, teniendo un compañero de vida.

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Por su parte, si ya tienes más de un hijo, que tu meta más importante sea promover siempre el amor y la unidad entre ellos. Fomenta que realicen actividades juntos, que se acompañen y se ayuden en el día a día. Procura que comprendan que tener hemanos es uno de los más maravillosos dones y que el amor fraterno nos ennoblece, llenando la vida de alegría, consuelo y aprendizajes de gran valor. Te puedo asegurar que si tus hijos se aman y apoyan por encima de todas las cosas, puedes estar tranquila sabiendo que nunca estarán solos, aún cuando tú faltes.

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