Enseñarles a tus hijos a compartir, no siempre es lo mejor

Que tus hijos no sean egoístas es genial, que compartan es bueno, pero decidir no compartir algo tiene sus beneficios. Leer el siguiente artículo y lo descubrirás.

Erika Otero Romero

La regla en casi todos los hogares del mundo es enseñar a sus hijos a compartir, a no ser avaro o envidioso. A mí me criaron bajo esa condición y a muchos otros niños de mi época también. Por eso, no es de extrañar que se escuche a los padres decirle a los hijos: “no seas egoísta, préstale tus colores a fulanita”. Esto no está nada mal cuando se trata de compartir dentro del núcleo familiar, pero creo que las cosas cambian sustancialmente cuando se trata de niños que ni siquiera son amiguitos de tus hijos.

Sé que va a parecer egoísta lo que voy a exponer a continuación, pero lee hasta el final y encontrarás que por lo menos en algo tengo un poco de razón, pero antes una pregunta: ¿has pensado que tan bueno es para tus hijos enseñarles a ceder lo que tienen en sus manos porque otros lo quieren? Yo tengo para mí que no es tan bueno enseñar a tus pequeños a ceder lo que tienen solo porque alguien más lo quiere. Sí, esto nos ubica en un punto problemático cuando tenemos niños pequeños: queremos enseñarles a ser generosos, pero al mismo tiempo sufrimos cuando nuestros hijos tienen que convivir con un niño egoísta que quiere todo para sí.

Lo cierto es que la vida de una persona con valores y principios consiste en conseguir con trabajo duro y honesto lo que anhela, sin pasar por encima de los demás, respetando al prójimo pero amándose a sí mismo lo suficiente como para saber que eso que se tiene en las manos es propio hasta cuando ya no se desee tenerlo entre las manos, por lo tanto nadie puede adueñarse de eso.

Un ejemplo sobre lo anterior

Una mujer narra como un día que estaba en un parque con su hijito de casi dos años tuvo una experiencia un poco desagradable al respecto. Su bebé había llevado consigo un juguete que era un cochecito y estaba jugando con él, cuando un niño más grande quiso quitarle su juguete para el poder jugar con el carro; fue la típica disputa de dos niños por un objeto, de pronto, la madre del niño más grande se acercó a los dos niños y dijo de manera tal que la mamá del bebé de casi dos años escuchó: “supongo que su mamá no le ha enseñado a compartir”. Ponte en el lugar del niño de dos años, si tienes algo que es tuyo y alguien más lo quiere, puedes y estás en tu derecho de decir: “No”, y esa debería ser una respuesta más que satisfactoria y debe ser aceptada por la otra persona.

La vida adulta es muy competitiva

El éxito en la vida en cualquiera que sea el ámbito por el que luches (un hogar, una bella familia, un buen empleo o una carrera triunfante) se alcanza con esfuerzo. Nada es regalado, no se puede pretender que las otras personas se desprendan de lo que tienen para que te lo den y que tú seas feliz y de hecho eso es algo que se debe enseñar desde niños, así se evitarían muchos inconvenientes de orden moral y social. Ahora: ¿Cuáles son los beneficios de enseñar a tus hijos a luchar por lo que quieren, respetando los derechos de los demás?

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1. El valor del esfuerzo

Tus hijos van a aprender a luchar por sus sueños, van a tener claro que si desean lograr algo, deberán trabajar duro para lograrlo; que la vida no da nada gratis y solo quien trabaja duro logra sus sueños.

2. La importancia del respeto

El respeto por el derecho ajeno, es vital para una vida libre de problemas. Piensa que si fuera legal pasar por encima de los demás para agarrar algo porque eso es lo que se desea en ese momento, con seguridad no habría tantas personas en la cárcel.

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3. Resiliencia

Aprenderán a lidiar con las desilusiones del día a día. No todo lo que se quiere se consigue, por más trabajo duro que se lleve a cabo. Con ello tu hijo aprenderá no solo a sobreponerse a contratiempos, sino incluso a verse fortalecido por éstos.

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Piensa un poco en lo que hoy te he planteado; que tus hijos aprendan a compartir es muy bueno, pero hay un delicado equilibrio entre la generosidad y el volverse víctima de niños egoístas que en el futuro serán sus compañeros de escuela, de trabajo, de vecindario. Hay mucho de todo en la vida, solo es cuestión de enfocarse en una meta y luchar por ella hasta alcanzarla o enfocarse en otra, sin pasar por encima de los derechos de los demás.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.