Esto no solo te definirá el amor. Te hará sentirlo
Sí, en buena medida el amor es un sentimiento inexplicable e indefinible, pero este es un buen acercamiento a ese sentimiento que, te lo aseguro, hará que corras a abrazar a tu pareja.
Oscar Pech
El amor es una cualidad inherente al ser humano. No importa de qué época, lugar o cultura estemos hablando, donde hay seres humanos, hay amor. Es algo que une a la humanidad (y a sus animales domésticos, de paso). Por lo mismo, no hay una definición del amor universal. Casi cada artista ha dado su definición: “El amor es el más hermoso de los sueños, y la peor de las pesadillas”, dijo —por ejemplo—Aman Jassal, en su libro El arcoíris y las sombras del amor.
Pero, de una manera totalmente diferente, dijo con gran sabiduría Matshona Dhliwayo: “El amor es el mejor atajo para llegar a Dios”. Y así como cada artista nos da su versión de lo que es el amor (quien entiende de música, no puede escuchar Los adioses, de Beethoven sin llorar, extrañando desoladoramente a alguien que ha partido de su vida, aunque esa persona haya vuelto y esté sentado allí, a su lado).
La definición perfecta del amor
Pero no solo los artistas nos dan su definición del amor: también los religiosos, los filósofos, e incluso los científicos nos dan su definición del amor, una definición en donde no todos se ponen de acuerdo. Lo cierto es que en las mejores definiciones siempre se encuentra en sus raíces el afecto y el apego. Cuando uno le pregunta a los grandes filósofos clásicos, ellos suelen sazonar su definición con la bondad y la compasión, e incluso con el sacrificio: la generación de nuestras madres no tenían otra manera de entender al amor, sino a través del sacrificio, creo.
La diferencia entre el amor y la lujuria
Pero bueno: como no hay casi nada en esta vida que no sea corruptible, hay gente que encontró que el amor vendía, y se dedicaron a comercializarlo. Las grandes compañías y los medios se han encargado de vendernos versiones apócrifas del amor, cada vez menos elaboradas, cada vez más autocomplacientes, superfluas, desechables. Lo cual, por cierto, no es nuevo: ya desde el S. XVII nuestro buen amigo William Shakespeare, en Venus y Adonis, hace que éste le reclame a aquella:
“¿Qué cosa dices tú, que yo negar no pueda? Fácil es el sendero que al peligro conduce: Yo no odio el amor, sino a tu engañoso artificio, por el cual prestas caricias a todos los extraños. Dices que por procrear lo haces: Extraña es la disculpa, cuando la cordura es sierva de los abusos de la lujuria.
“No llames a esto amor, pues éste voló al cielo, desde que la lujuria usurpó su nombre, y es tal su semejanza que puede alimentarse de la belleza exuberante, manchándola con críticas, pues la ardiente tirana —la lujuria— la deshonra y despoja cual hacen las orugas con las hojas más tiernas.
“El amor conforta como el sol después de la lluvia, pero la lujuria es como la tempestad tras el sol; El amor es primavera, con toda su frescura; pero la lujuria es invierno que llega antes de que el verano acabe. El amor nunca deja de ser, pero la lujuria es insaciable; el amor es verdad, falacia la lujuria.”
Y, ya que estamos llegando a palabras muy pesadas en los últimos dos versos de este reclamo de Adonis a Venus, creo que vale la pena recordar las palabras del apóstol Pablo, en I Corintios 13, en la traducción de 1960 (como nota teológica, te comento que hace tiempo leía un análisis en donde decían que estas palabras no corresponden en estilo o época al apóstol Pablo; que muy probablemente estaba citando un texto mucho más antiguo —y ahora perdido—; un texto que sería incluso anterior que el siglo VIII a.C., y, pese a ello, sigue tan vigente ahora como lo fue hace casi tres mil años):
El amor nunca deja de ser
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”
El amor define nuestro pasado, presente y futuro
El amor, finalmente, abarca una gran cantidad de definiciones, de particularidades, de matices: va desde el amor platónico, hasta el intensamente apasionado; se dirige a la pareja, a los hijos, a Dios, a la humanidad, a nuestras mascotas, a la naturaleza o a la patria, pero de dos cosas tengo la certeza, amable lectora: Primero, que estarás de acuerdo en que este vídeo define el amor de manera gráfica y perfecta, y de que estarás de acuerdo conmigo en que el amor es la fuerza que mantiene unido el universo. No es mera atracción, sino que el amor es un acto de voluntad. Por ello te aconsejo, como dijo una de nuestras autoras: Enamórate, y ámalo para siempre.