Las abuelas y la dictadura del amor

"No regañes a mi nieto." "¿Por qué no le has puesto suéter?", "¿Cuándo le vas a hacer una comida nutritiva?". Si tú simplemente te limitas a disimular el enojo, lee esto.

Maria Josie Hernandez Cabrera

La lista de cosas que escuchamos de nuestras madres y suegras sobre cómo debemos cuidar, alimentar, entretener y criar a nuestros hijos, parece interminable y hasta insoportable. La razón por la cual se producen todas estas intromisiones en tu labor, es principalmente porque esas abuelas tienen más años en el puesto de progenitoras que tú, y creen que con sus sugerencias y hasta exigencias, te están ayudando a hacer mejor tu papel. Y ¡qué decir de tu propia madre! No importa que tengas treinta o cuarenta años, en su mente tú siempre serás una niña que necesita ser instruida y corregida. Para ella es algo automático, casi inevitable.

Otra razón por la cual las ahora abuelas creen que no eres lo suficientemente buena en tu labor como madre, es que ellas pasaron por los mismos retos. Tal vez hasta cometieron los mismos errores que tú, pero con los años los superaron, por lo que ven la realidad desde una perspectiva “más experta”.

Debemos admitirlo, a veces las abuelas tienen más paciencia, creatividad y entusiasmo cuando pasan tiempo con nuestros hijos que nosotras mismas, es algo que debemos admirar y agradecer mucho. ¿Y qué decir de la comida? Si eres una mamá súper ocupada como yo, con otras cosas aparte del hogar y la crianza de los niños, sabrás reconocer la superioridad de las comidas que preparan tu suegra y tu mamá. Tal vez ni tú, ni yo tenemos el tiempo y la paciencia para elaborar una comida digna del Día de Acción de Gracias cada día de la semana.

Sin embargo, si hacemos un poco de memoria, recordaremos que cuando estas abuelas eran simplemente nuestras madres, no eran tan pacientes, ni creativas, ni entusiastas. La experiencia y los años les han ayudado a ser esas maravillosas abuelas que nuestros hijos esperan ver con ansias cada fin de semana, o cada vez que vienen de visita a pasar unas vacaciones con la familia. La próxima vez que te veas en una situación en la que tu madre o tu suegra te vuelvan loca con sus recomendaciones, toma en cuenta lo siguiente:

1. Lo hacen con muy buena intención

Ellas aman a tus hijos casi tanto como tú y quieren lo mejor para ellos. Cada vez que estés a punto de explotar, recuerda con agradecimiento sus gestos de cariño y generosidad, todas las veces que te han ayudado en tu labor de madre, esposa y hasta profesionista cuando se han quedado al cuidado de tus niños.

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2. No lo tomes tan a pecho

Recuerda que ellas son de otra generación, donde las cosas efectivamente se hacían de forma diferente y las relaciones familiares eran menos favorables. Respira profundo y no le des mucha importancia a las imprudencias; no debes dejar que éstas te quiten la paz o afecten tu vida familiar.

3. Tus hijos necesitan de sus abuelos

Además del anhelo que tienen los abuelos de pasar tiempo con sus nietos, tus hijos también disfrutan de su compañía, sus historias, sus regalos y hasta sus regaños. Es muy importante que tus hijos tengan una buena relación con sus abuelos. Como dice el Papa Francisco: “¡Qué importantes son los abuelos en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad!”.

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4. Genera una distancia saludable

Aunque parezca irónico, la mejor forma de tener una buena relación con la familia política, es poniendo una distancia razonable de por medio. Las visitas semanales, los paseos y las reuniones en fechas especiales, son fundamentales, por supuesto, pero más importante es que cada familia tenga su propio espacio y la capacidad de llevar a cabo sus propias dinámicas. La mejor forma de arruinar una relación con la familia política, es la convivencia excesiva y la cercanía física (por ejemplo: vivir muy cerca de los suegros, ¡o hasta en la misma casa!).

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5. También tú estarás en la misma situación

Recuerda, eres madre y quieres lo mejor para tus hijos. Esto implica corregirlos con frecuencia, lidiar con el impulso casi automático de ayudarlos incluso cuando no te necesitan y muchas otras funciones maternas que van de la acción a la reacción con muy poca oportunidad de reflexión. Los niños crecen más rápido de lo que crees. Cuando menos te lo esperes, estarás convertida en suegra y en abuela. ¡Cuidado con tus juicios! “Con la misma vara que midas…”.

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6. Ante todo, no dañes la relación

Cuando ya intentaste y reflexionaste todo lo anterior, pero tu situación con tu madre o suegra es insufrible, por el bien de tu familia y tu matrimonio debes tomar las medidas necesarias para salir del conflicto. Ya sea que esto implique mudarte de casa, limitar la convivencia o las visitas o hablar claramente del problema (de preferencia que tú hables con tu madre o tu esposo con la suya, pero nunca al revés), pero lo vital es que cuando tomes medidas de este tipo, éstas no dañen la relación.

Cualquiera que consideres que sea la mejor forma de arreglar el conflicto, ten en cuenta que la relación es lo más importante y que debes ser lo más diplomática que puedas. Tus padres y los de tu esposo siempre serán familia. No hay nada más triste que una relación rota por no saber solucionar los conflictos de forma amorosa.

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Maria Josie Hernandez Cabrera

Esposa y Mamá radicada en EEUU, Comunicóloga de profesión, Bloguera por inspiración, Traductora, Editora y Locutora, por ocurrencia de Dios, Defensora de la Vida y la Familia por vocación