4 maneras de evitar ver la paja en el ojo ajeno

Cuando juzgamos a las personas, no podemos evitar hacerlo desde nuestra forma de ver el mundo, por eso, con frecuencia nuestro juicio es errado. Algunos consejos para juzgar menos y ser más feliz.

Aida Rendón Morales

Déjame contarte una historia que escuché hace varios años, la cual me hizo reflexionar mucho. Se trata de una familia típica en los Estados Unidos, que vivía en lo que nosotros llamamos un fraccionamiento.

Un día la madre de familia se dio cuenta que al lado de su casa llegaron unos nuevos vecinos y como es la costumbre, pasados unos días fue a visitarlos para darles la bienvenida y obsequiarles un pie (tarta). Se presentaron cordialmente y los nuevos vecinos agradecieron su amabilidad. Resulta que en la cocina tenían una ventana muy grande, la cual daba al patio donde la nueva vecina tendía su ropa limpia para que se secara.

Un día la madre de familia le comentó a su esposo que la nueva vecina no lavaba bien su ropa, que la dejaba percudida, lo cual llamó la atención, ya que la vecina, por su edad, tenía la suficiente experiencia para hacerlo bien. Pasó el tiempo y las cosas seguían igual: ella no se animaba a darle algunos consejos de limpieza, pero de vez en cuando comentaba a su esposo lo mal que la vecina lavaba la ropa.

Hasta que una mañana bajó a preparar el desayuno y ¡oh, sorpresa! La ropa tendida de la vecina resplandecía de blanca. Entonces llamó a su esposo para que viera ese prodigio. Cuál no sería su sorpresa cuando su esposo le dice: “Querida, esta mañana muy temprano bajé a lavar los vidrios de la cocina”.

Cuántas lecturas podemos darle a esta historia… es tan fácil sacar conclusiones precipitadas, dar las cosas por hecho. Quién sabe cuántas veces en nuestra vida miramos las cosas, miramos a los demás, a través de los vidrios poco limpios de nuestros ojos, y erramos. Para evitar juzgar inadecuadamente te sugiero seguir siempre estos simples consejos:

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1. Educa a tus ojos para ver lo bueno

Es una cuestión de voluntad. Piensa que la palabra “optimismo” quiere decir que tenemos una predisposición para buscar lo óptimo en la vida. A veces el optimismo nos viene por una adecuada educación en el hogar, pero cuando uno no ha tenido esa bendición en el hogar, entonces uno puede disciplinarse para entender, analizar y buscar lo mejor en la vida. Piensa en esto: lo opuesto es el pesimismo, e implica que hemos educado a nuestros ojos para buscar lo pésimo, lo peor, en la vida. Piensa además que el pesimismo y el optimismo que tienes en tu vida, lo transmites a tus hijos como maneras de ver la vida. ¿Verdad que vale la pena educar a tus ojos para que vean lo bueno más a menudo?

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2. Aprende a mirar hacia adentro

Jesús lo dijo de manera muy hermosa en Lucas 6: 41-43: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no consideras la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da buen fruto.” De nuevo, no juzgar implica una disciplina: darnos cuenta en qué momento empezamos a juzgar a alguien; entonces detenernos y mirar hacia nuestro interior.

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3. Disciplínate para detener la crítica

Hay una mujer admirable que cuando se reúne con sus amigas o familiares y alguien empieza a criticar, ella es consciente de que el espíritu de crítica es un veneno contagioso (y de un sabor al que uno puede aficionarse muy fácilmente, por cierto). Entonces ella no entra en ese juego: detiene o desvía la charla hacia otro tema. Cuando alguien lanza una crítica hacia alguien y luego hace una pausa, esperando que ella comente algo, se topa con un silencio poco agradable, que le indica que ella no está de acuerdo con criticar. ¡Es una muy buena costumbre que todos deberíamos adoptar!

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4. Busca ser una fiel discípula de Cristo

El Señor dijo: “Por eso conocerán que sois mis discípulos: si tuviereis amor los unos por los otros”. Es así de simple: quien ama a sus semejantes, no critica. Vuelvo por ello a Lucas 6:45, donde leemos: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca el bien; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca el mal; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Si llenas tu corazón de lo bueno —gratitud, ideas edificantes, sentimientos nobles—, poco a poco encontrarás grandes tesoros en tu corazón para compartir.

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Cuando nos disciplinamos para ver lo bueno, la vida nos enseña que nunca es bueno precipitarse en emitir juicios. Ahora me esfuerzo por no cometer esos errores y, al no guardar juicios preconcebidos, dejo que la maravillosa vida me sorprenda. ¿Y tú? ¿Por qué no lo intentas? Te hará más feliz. A veces en nuestra soberbia, vamos por la vida esperando que los demás cumplan nuestras expectativas y, al no hacerlo, nos sentimos decepcionados; nos percatamos que nadie, aun nuestros hijos o nuestras pareja, tienen por qué cumplirlas.

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Aida Rendón Morales

Aida Rendón es madre de tres hijos y abuela de tres encantadores nietos. Disfruta de trabajar con niños y jóvenes y dedica parte de su tiempo al servicio y a la historia familiar.