¡Mi bebé está en el hospital! ¿Qué hago?

Te duele el corazón y quisieras poder evitar el sufrimiento de tu bebé, así tuvieras que vivirlo tú misma. No te sientas impotente, hay mucho que puedes hacer por él y aquí te digo cómo hacerlo.

Marilú Ochoa Méndez

Estás ahí, observas cómo le colocan el suero a tu bebé y cómo él tiene que tolerar que personas extrañas lo toquen, inyecten y revisen. ¿Habrá un sentimiento más grande de impotencia que este? No te preocupes, hay muchas maneras de vivir esta etapa. Te comparto algunas cosas que me sirvieron a mí cuando me tocó vivir esa experiencia. Espero que te ayuden para hacer de este comento una experiencia menos dura para ti, tu pareja, los hermanitos, parientes y, por supuesto, para tu precioso bebé.

Tú y tu esposo deben ser el mejor soporte de tu hijo

Olvida cualquier conflicto no resuelto entre los dos, este es el momento para atender lo realmente importante: darle estabilidad y seguridad a ese pequeñito. Por ello, es importante hacer equipo, de tal forma que no se les escape ninguna oportunidad para confortar y atender de la mejor manera a su bebé.

Delega responsabilidades

Trata de tener mente y corazón listos y alertas para dar todo de ti. Si te preocupa quién llevará a tus demás hijos a la escuela, o quién atenderá los urgentes asuntos pendientes del trabajo, ¡delega! Necesitas mucha tranquilidad, así que procura estar lo más serena posible, quitando pesos sobre tus hombros que en este momento te absorberían de más.

Apoya al equipo médico

Las enfermeras, médicos y demás personal del hospital, conviven diariamente con el dolor humano, y ellos se acercarán a tu bebé con la mejor intención de curarlo. Si una enfermera llega a dar un piquete a tu hijo, es normal que llegue, haga su trabajo y se vaya. Evita sensibilidades, su papel es ese y tú estás ahí para procurar apoyarlos: detener a tu bebé a la hora que le sacan sangre, cantarle para que esté tranquilo cuando deben tomarle un estudio y mil y un cosas más que se te ocurrirán para suavizar las pruebas que enfrenta tu hijo. Si es posible, solicita que te permitan saber los planes médicos de cada día, para preparar a tu hijo y que, estando tranquilo, sufra menos.

Haz una cadena de noticias

Todas las personas que los quieren, querrán estar enterados de la situación de tu bebé. A veces esas llamadas para repetir lo mismo, más que reconfortar, cansan. Una opción es elegir a un “líder” por grupo de amigos (del trabajo, de la familia, del club) y pedirles que ellos sean quienes compartan las novedades médicas de tu pequeño.

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Ora

En este momento en que una parte de tu corazón está expuesta y fuera de tu pecho, pueden invadirte sentimientos agobiantes y de desesperanza. Ora. Ayuda mucho saber que delegas tu dolor y preocupaciones en quien es 100% capaz de resolverlas, Alguien que verá siempre por tu bienestar y el de tu bebé.

Mira las necesidades de otros

En el mismo hospital, tal vez hay niños o adultos más enfermos que tu hijo. Quizá algunos ni siquiera tienen diagnóstico, otros no tienen quién los acompañe como tú haces con tu bebé. Hay personas que, incluso, no pueden llevar a sus hijos al hospital y quisieran estar en tu lugar. Míralos con amor, ora también por ellos e invita a tu pequeño a sonreírles, acompañarlos, visitarlos.

Recuerda: estás haciendo mucho

Un sentimiento común que nos invade cuando vivimos una experiencia como esta, es la impotencia. ¿Cómo renunciar a las ganas locas de evitar a tu bebé tanto sufrimiento? Ten calma, si bien hay mucho que no puedes hacer, también es cierto que estás haciendo mucho, lo mejor que puedes, como ser unos brazos amorosos que acompañan, protegen y dan seguridad. Piensa en lo valioso que ha sido para ti tener alguien que te acompañe en las pruebas que has vivido. Agradece la oportunidad que tienes y valora cada minuto de esta prueba, que te llenará de mucha luz, desde ahora.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.