Relaciones abiertas: un tema del que tienes que hablar con tus hijos

si te atraen las relaciones abiertas, antes de caer en una lee esto y reflexiona sobre la dirección que le estas dando a tu vida

Erika Otero Romero

La adolescencia y la temprana adultez son etapas de la vida donde las personas quieren experimentar todo tipo de cosas, desde la independencia económica hasta diferentes tipos de diversiones y desde luego, el amor. Es por eso que en esa búsqueda desesperada por no perderse ni un solo segundo de existencia, muchas veces se cometen errores de los que muy probablemente lo único que va a quedar son decepciones.

Seguramente has escuchado hablar de las relaciones abiertas o sin compromiso, las mismas que son conocidas como relaciones de “amigovios” o de “amigos con derechos”; en caso de no saber de qué estoy hablando, se trata de una moda surgida entre los jóvenes no hace mucho tiempo, en donde dos personas que comparten una relación de amistad y nada más que eso, se prestan el uno al otro para tener encuentros físicos ocasionales (besos y caricias explicitas, acercamientos sexuales), pero en realidad no existe afecto entre ellos; luego, pasado el momento, vuelven a ser los amigos de siempre y se comportan como si nada hubiera ocurrido.

¿Qué tienen de malo las relaciones abiertas?

Puede que muchos jóvenes no vean nada de malo en esa actitud despreocupada que asumen; sin embargo, esa búsqueda de sensaciones esconde un fuerte deseo de no sentirse solo, de anhelar sentirse amado y apreciado por alguien pero en ese momento no tiene a nadie. Claro que también existe la excepción a la regla y son esas personas a las que les apasiona la aventura de una relación sin vínculos afectivos, solo el momento y nada más, dejando la puerta abierta a que cada día sea una situación diferente.

Otro aspecto a tener en cuenta es que una persona dispuesta a tener relaciones de ese tipo muestra una evidente falta de amor propio. Ella busca satisfacer el vacío teniendo relaciones de este tipo, que al final solo le van a dejar un muy mal sabor de boca debido a que no son relaciones serias que puedan llevar a una unión amorosa verdadera.

Consecuencias

Lo que muchos jóvenes no pueden o no quieren ver, es que suele suceder que en algún momento de “debilidad emocional” una de las partes involucradas puede llegar a enamorarse e intentar iniciar una relación con su “amigo” y ¿qué puede pasar? Dos cosas, o bien se inicia una relación, (en el mejor de los casos) o vendría el rechazo y con este, todo el sufrimiento que trae consigo el desamor. Por otra parte, de esa “aventura” puede quedar un embarazo que tendrás que afrontar sola y posiblemente, sin siquiera estar preparada para ser madre.

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Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario hablar con la generación que está creciendo, a fin de hacerles ver que prestarse a ese tipo de juegos sentimentales no les hará personas más plenas, seguras de sí mismas, y felices. Una pregunta que todo joven debería hacerse es: ¿sientes que eres un buen ejemplo para tus hermanos? O ¿Crees que será una buena experiencia para contar a tus futuros hijos?

Es cuestión de saber valorarse y respetarse. Puede ser que la presión social, la soledad o el hastío que trae consigo la monotonía diaria, les lleven a querer “vivir” una experiencia de ese tipo. Insto a la juventud a que, antes de elegir ese camino que suele dejar solo un corto momento de placer, piensen en las consecuencias a largo plazo y lo insatisfechos que puede llegar a dejarlos al instante en que descubran su error.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.