7 cosas que me habría gustado saber antes de ser papá
¿Eres recién casado, o tus hijos son pequeños? Entonces este artículo es para ti.
Oscar Pech
No hace mucho una amiga a quien quiero mucho tenía que publicar un libro. Al platicar con su impresor, éste comentó que acababa de nacer su niña, y del terror que tenía de no ser un buen padre, de cometer errores que dañaran el futuro de su hija, sobre todo en un mundo como este en el que vivimos.
Yo no pretendo darte un curso de cómo ser un buen padre: las cosas que yo hice me funcionaron a mí y muy probablemente no te funcionarán a ti. No hay padre perfecto. Pero puedo decirte que incluso cuando quieres hacer las cosas bien, por bien preparado que estés, siempre vas a cometer errores, pero —y este pero es muy importante— cuando obras lo mejor que puedes, el Padre compensa tus faltas. Él te ayuda a ser un buen padre.
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Con todo, hay siete cosas que a mí me habría gustado saber antes de ser papá. Siete cosas que ahora quiero compartirte a ti, recién casado, o padre de niños pequeños.
1. Compra flores para tu esposa cuando ella dé a luz
Sí, los hombres somos a veces muy diferentes de las mujeres. Muy probablemente en tu mente está la idea de que las flores son muy costosas, de que no duran mucho, de que cuestan más de lo que valen. Tal vez incluso pensaste lo mismo con el vestido de novia (gastar toda esa cantidad para una prenda que se usará una sola vez en la vida es una locura, ¿verdad?). Pero para ella es importante, y si es importante para ella, debe serlo para ti. Piensa en una cosa: cuando ella daba a luz, dio un buen paseo por el valle de la muerte, y salió de allí con un hijo tuyo. Lo menos que puedes hacer tú, es darle el más hermoso arreglo de flores. O, incluso, regalarle, con cada hijo que da a luz, alguna joya hermosa, lo más valioso que te permita tu bolsillo.
2. Levántate en la noche a preparar biberones
Sí, puede ser que tú digas: “Mañana yo tengo que trabajar, y ella se queda en casa. Ella podrá tomar una siesta en algún punto de la mañana”. No, no es cierto: el día de ella —créemelo— es mucho más pesado que el tuyo. Sí, cuando tienes un bebé en casa, lo que más desean tanto tú como tu esposa, es dormir. Pero también puedo decirte que si tú haces el sacrificio de levantarte en la noche a cambiar pañales, a preparar el biberón, eso establecerá un vínculo entre tu hijo y tú, que vale cualquier desvelada. Confía en mí: es un precio que es un honor pagarlo.
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3. No lo presiones para aprender a avisar para ir al baño
Debes saber esto: si tú insistes mucho en esto, o si lo fuerzas a avisar antes de que sea su tiempo, él va a tener actitudes anormales hacia su cuerpo, hacia las heces, y lo vas a hacer un adulto estreñido. Ten paciencia: todo llega a su tiempo, y puedes enseñarle sin gritos ni regaños.
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4. Los terribles dos años
Cuando tu hijo entre a “los terribles dos años”, va a cambiar: se va a rebelar contra todo, te va a llevar la contra en todo, te va a desafiar constantemente. Será como tener un adolescente en casa. No caigas en el juego y no pierdas la paciencia: él está sufriendo y está aprendiendo quién es él y cuál es su lugar en el mundo. No es que estés haciendo las cosas mal, ni es que tu educación falle: es una etapa del desarrollo de tu hijo, y todos los niños pasan por ello.
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5. Tienes que hablar de sexualidad con tus hijos
Sí, no es agradable, pero si lo haces bien, va a ser muy confortante. De nuevo: si cumples con tu deber, establecerás otro vínculo —éste de confianza—, de tal manera que tus hijos sabrán que pueden acudir a ti cuando tengan problemas.
6. Tus hijos dejarán de ser tus porristas
Sí, eso es algo que también tienes que saber: vas a ser el héroe de tus hijos, vas a ser el que lo sabe todo, y van a llorar cuando te vayas a trabajar, pero eso no dura para siempre. Tus hijos dejarán de ser tuyos cuando tengan doce años. Entonces muy probablemente les dará pena ir contigo al cine, al supermercado, al centro comercial. Por algunos años sentirás incluso que ya no te quieren, o que se vuelven extraños para ti, pero entonces viene el séptimo punto:
7. Los primeros años son los más importantes
Si tú haces bien tu labor como padre los primeros quince años de su vida, si los crías cerca de Dios, el resto va a ser mucho, mucho más fácil. ¿Y sabes qué? Por difícil, por demandantes y agotadores que resulten esos años, va a llegar el momento en que los vas a extrañar.
Sí, sobre todo eso me hubiera gustado saber eso cuando mis hijos eran pequeños: debes saber que cuando pasen los años y veas hacia atrás, vas a llorar, añorando esos años maravillosos. Por ello, mi consejo final es este: Quiere a tus hijos extraordinariamente, porque en ello radica la esencia de la paternidad.