El arte de enseñar a tus hijos a decir la verdad

Los niños mienten por muchos motivos, pero tú puedes ayudarlos a que digan la verdad siempre a pesar de ellos. Enseña a tu hijo a no mentir diciendo tú la verdad.

Marta Martínez Aguirre

Mauricio estaba jugando futbol cuando, al intentar meter un gol, tropieza y el tiro termina fuera del arco, pero dentro del cantero de flores de su abuela. Su madre mira por la ventana, lo ve lleno de tierra y sale a auxiliarlo:

—¿Qué pasó? —pregunta con cariño Mónica.

—Fue Mauro que me empujó —afirma Mauricio, fingiendo dolor.

—Yo no fui, Mauricio, tú te tropezaste y la pelota…

—¡No! ¡No! ¡Yo no miento! —grita con desesperación Mauricio y sale rumbo a su cuarto, dejando a su amigo triste y a su madre desconcertada.

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Seguramente la escena te resulta conocida: tu hijo miente, culpa a otros y nunca acepta su responsabilidad, aún en momentos como éste. Sabes muy bien que viene mintiendo en la casa, en el colegio, en todo lugar y ¡qué clase de mentiras! dice. ¿Es algo para inquietarse?

Nunca debes dejar de recordarles a tus hijos que la mentira daña a todos los involucrados, incluso a él mismo. Además de esto, las mentiras aumentan los problemas:

Averigua

Más allá de la edad de tu hijo, trata de entender qué hay detrás de la mentira. Según el motivo, ayúdalo a que siempre base el vínculo contigo en la verdad y en la confianza. En un mundo donde las apariencias le ganan a la riqueza espiritual, la pureza y la fidelidad quedan sepultadas bajo las arenas movedizas de la cultura de lo efímero, entender por qué algunos niños mienten no cuesta mucho: lo hacen por temor a ser castigados, para ser aceptados y para salir del paso. De modo que si su excusa para mentir es el miedo a no ser aceptado, ayúdalo a afirmar su estima personal; si miente para evitar el castigo, no dejes de sembrarle la idea de que siempre vas a tratar de entenderlo y si lo hace para salir del paso, nada mejor que hablarle de la importancia de resolver los problemas no evadiéndolos.

Aliéntalo…

…cada vez que sea sincero. Los niños necesitan padres que sean sus “hinchas” que gritan desde la tribuna de la verdad. Decir las cosas tal como sucedieron es ya motivo para no estar enojados. Cuando felicitas a un niño por decir la verdad, estás ayudándolo a detestar la mentira y a aferrarse al bien. Alienta a tu hijo con todo el corazón, permite que valore por sí mismo la verdad y la certeza. Recuerda que cuando tú le haces sentir el gozo de ser sincero, el cielo lo ovaciona contigo.

No interrogues, afirma con humor

Si Mónica, en vez de preguntar qué sucedió, hubiera optado por decir lo que vio, Mauricio hubiera tenido otra reacción. Escucha el diálogo de esta manera:

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-Estuviste a punto de hacer un gol, pero luego te vi zambullirte en las plantas de tu abuela.

-Sí, patee con fuerza y el tiro se desvió sobre las plantas, yo quise acomodarlas, pero fue peor…

Alfred Adler dijo: “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”, y eso se ajusta a que, cuando interrogas en vez de afirmar con humor, cierras la posibilidad de diálogo. Los niños mienten para no reconocer su parte en el problema y así evitar el castigo. “Creo que el gato está tomando las golosinas del frasco, tendremos que visitar al veterinario”, suena más propicio para conversar que “¿Te has comido todas las golosinas?”, que no genera otra cosa que el sentimiento de culpabilidad.

No mientas

Sé tú el ejemplo ideal. Un niño te observa todo el tiempo, tú eres un espejo en el que se refleja cada mañana. Eres la persona que más influye en la vida de tu hijo; antes que Luis Suárez o Leo Messi, tú eres su modelo a imitar. Si te pesca mintiendo ten por seguro que él lo hará.

Tu amor de madre debe ser lo suficientemente fuerte como para enseñarlo a defender la verdad. Quizás no esté de moda, pero aún salva almas, por ello, alienta a tu hijo a ser verídico (sincero).

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: